¡Actuemos ya!

 

Los dominicanos no tenemos otra opción que ejercer nuestro derecho soberano para aplicar el Plan de Regulación de Extranjeros y de todo lo que se derive de la aplicación de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional Dominicano.

O ¿acaso podremos llegar a un acuerdo con nuestros ¨hermanos haitianos¨? Dejémonos de pendejadas, tomemos conciencia de la realidad, los haitianos son nuestros enemigos, no desde ahora sino de siempre. A menos de dos meses de la independencia de los dominicanos de España, basados en que la isla  es única e indivisible, los ejércitos de Haití cruzaron la frontera y extendieron su gobierno a toda la isla, realizando las más  horribles matanzas a sangre fría, que es la forma para dirimir diferencias que tienen los haitianos, de hombre, mujeres y niños dominicanos; niños degollados, mujeres violadas y quemadas vivas. Los instintos primarios de los haitianos fueron sufridos por toda la población, a su paso los haitianos iban dejando escenas dantescas, crímenes de lesa humanidad.

A los haitianos no les importa que una situación los perjudique, no les importa comprar los pollos más caros siempre que no sea a nosotros; el transporte de mercancías y el intercambio comercial en general se han visto entorpecidos por actos vandálicos cometidos por los haitianos, la comisión bilateral está en un punto muerto.

Los haitianos están demostrando sus intenciones contra el Plan de Regulación de Extranjeros cada vez que se expresan sus funcionarios. Un ejemplo lo dio el canciller Casimir cuando dijo, sintiéndose orgulloso por “la extraordinaria movilización de todos los recursos de la  diplomacia haitiana contra la aplicación de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional Dominicano”, agregó que “estuvo muy complacido de conducir una inmensa campaña para motivar a la comunidad regional e internacional para impedir que las autoridades dominicanas aplicaran su ley…”

Los haitianos no tienen escrúpulos, han incumplido todos los acuerdos. Con mentiras ejecutan una campaña de descrédito internacional contra la RD, desde Martelly pasando por el Primer Ministro, el Canciller y el embajador ante la OEA, han repetido mentira tras mentira contra los dominicanos, como que ¨hay desnaturalización y repatriaciones masivas que causarían la desestabilización de Haití y un desastre humanitario en la región¨.

Entonces, basados en mentiras y falacias piden a la OEA que obligue al gobierno dominicano a ¨dialogar¨ con ellos para que no se aplique el Plan de Regulación de Extranjeros.

Es la idiosincrasia de los haitianos que han vivido así siempre, haciendo trampas unos con otros.

La OEA ni ningún otro organismo internacional, ni gobierno alguno tiene, al tenor del derecho internacional, la autoridad para venir a la RD a trazar pautas y rendir informes sobre nuestra política migratoria, mucho menos decidir quién es o no, dominicano.

En estos momentos el gobierno requiere el apoyo de todos los dominicanos para defender la patria amenazada, pero algunos dominicanos están apostando a la ¨pesca en rio revuelto¨, unos por dinero, ya los conocemos y otros tratando de sacar provecho político como es el caso de Luis Abinader candidato del PRM, que no tiene una posición clara y contundente sobre nuestra soberanía; trata de aprovechar la actual coyuntura entre RD y Haití para los fines de su campaña política, está demasiado cerca de los que denuncian a los dominicanos desde el exterior. Aunque no sea su intención dañar, su posición no le ayudará en la campaña electoral. Quizás lo hace por inexperiencia.

El gobierno dominicano no debe esperar el informe de la OEA para la aplicación del Plan de Regulación de Extranjeros y la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, pues el objetivo de éste es ¨que se pueda construir una visión de diálogo entre los dos países¨ y si esperamos el informe de la OEA estamos dando a entender que estamos dispuestos a ¨dialogar¨ con Haití en base a ese informe. O sea, dialogar sobre nuestra soberanía con Haití, conociendo su intransigente posición y falta de honestidad. Algo totalmente imposible, no solo por las leyes y convenciones internacionales que nos respaldan, ni por la falta de credibilidad de los haitianos, sino también y sobre todo por dignidad.

Empecemos pues el Plan de Regulación de Extranjeros. Que empiecen las repatriaciones.

 

tommymejiapou@hotmail.com

                          

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