El amor es paciente

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EL AUTOR es investigador y asesor empresarial.

Reconozco que creé mi universo y lo contrapuse al de Dios, pero, qué sabía Yo, era un imberbe necio y arrogante, con la cabeza llena de historias falsas e ideologías etéreas que te inflan como a un globo.

Por eso no me puedo quejar, lo contrario, debo agradecer porque, por gracia y por amor, el que creó el verdadero universo y le dio sentido a la vida, se hizo miserable conmigo y me hizo ver mi propia miseria, para que Yo mismo quisiera salir de ella.

Entonces saliendo Él, tomó mi mano y me sacó del fango. Ahora vivo las consecuencias de mis acciones de aquel tiempo sabiendo que, aunque muchas son amargas, me recuerdan que, gracias a Él, he salido de esa miseria.

El asunto está en que muchas veces me confundo, veo con tristeza a los que afecté en ese entonces y el daño que hice. Mi confusión es por no saber si lo que hago en el presente reconstruye lo dañado en el pasado.

De todas maneras, sigo adelante procurando lo siguiente: comprender, amar y no juzgar a nadie, sin importar lo que me pase.

Mi criterio para saber si estoy actuando con amor en mi vida y en cada situación que se presenta, está en la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, versos del cuatro al ocho: El amor es paciente y muestra comprensión.

El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará.

Siempre escuché de algunos sabios que el amor transforma los corazones y sana las heridas, lo oía, pero no lo entendía. Pasó que ese amor que no entendía lo experimenté y comprobé que es verdad: te transforma a ti y a tu entorno.

Pero muchas veces uno cae en la confusión de la que hablaba, porque uno espera que ese proceso sea relativamente rápido, resulta que no es así, es un proceso que se toma su tiempo. Hay que observar bien para uno darse cuenta, porque a groso modo, parecería que nada cambia.

Si te vas a los detalles, podrás comprobarlo. Incluso si te revisas a ti mismo, verás que el amor ha obrado en ti, pero que la enfermedad aún está en ti, curarla cien por ciento es difícil, es un proceso que toma su tiempo, por eso es que el amor es paciente.

Entonces, cuando un acontecimiento determinado me hace pensar que nada ha cambiado, que de nada ha servido, me detengo a reflexionar y a ver mi propio camino. Fijo mis ojos, mi alma y mis pensamientos en los detalles y trato de no escuchar la voz de mi ego.

Así es como me doy cuenta que sí ha valido la pena y vale la pena seguirlo intentando y seguir recorriendo el camino del amor, tomando como ejemplo a Jesucristo, que, a pesar de muchísimas decepciones, traiciones y sufrimientos, nunca renegó del amor.

Por lo tanto, ante cada caída, hay que reponerse y seguir, no temer al dolor de la cruz, porque para resucitar y vivir en plenitud para siempre, primero hay que pasar por la cruz.

Vale la pena tener presente que nada de este mundo perdura, que “todo pasa y todo queda”, como dijo Machado, y que la vida, aunque mueras, continúa eternamente.

cesarale3@gmail.com

 

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Vergonzoso
Vergonzoso
5 meses hace

reaparece el mabicero (con una fotos mas viejar que rascarse) como las cucarachas en aguacero. parece que el negocio de agarrar pendejos es mas pobrechoso que ponerse a vender mabi en una esquina.

vergonzoso
vergonzoso
5 meses hace

reaparece el mabicero (con una fotos mas viejar que rascarse) como las cucarachas en aguacero. parece que el negocio de agarrar pendejos es mas pobrechoso que ponerse a vender mabi en una esquina.