Espíritu de cuerpo
En un partido político, la expresión
o concepto “espíritu de cuerpo” no quiere decir que los miembros de esa colectividad renuncian a
los activos derivados de la individualidad, como el libre pensar, el ejercicio
de la crítica o de objeción consciente a medidas o iniciativas asumidas por la
dirección partidaria.
Como espíritu de cuerpo se entiende
que los miembros y elementos que conforman un todo están compelidos a actuar en
armonía o coordinación para que la suma
de lo particular refleje el ideal de lo general, si castrar la capacidad de los
individuos de pensar, opinar, aportar,
objetar, criticar.
En sociedades como la nuestra, con predominio de una pequeña burguesía,
signada por la incertidumbre economía y su cotidiana lucha por el ascenso económico y social, la unidad partidaria no
puede cimentarse en las ideologías, que por demás se dice que están en vía de extinción.
Para sustentar ese espíritu de
cuerpo, Juan Bosch instituyó en su
Partido de la Liberación Dominicana, los “Métodos de Trabajo”, un conjunto de leyes y normativas de convivencia
partidaria, basado en el principio del centralismo democrático, y de la
superioridad del organismo político frente al militante.
A pesar de que él se expresaba en términos políticos era el
Comité de Base o el Comité Intermedio y no algún dirigente en particular,
Bosch, estimuló el desarrollo individual
sobre la base de un programa de
educación política que promovía el estudio, la discusión y la unificación de
criterios.
Los textos básicos de Bosch
sobre Partido y Sociedad apuntan a desalentar, mediante la educación política,
disciplina partidaria y praxis social, los vicios inherente a la pequeña burguesía, desde donde provenían la mayoría de los militantes
o aspirantes a miembros del PLD.
Es así, como los Métodos de Trabajo
censuraban el individualismo, grupismo, oportunismo, criticismo, y en cambio
promovían la discusión amplia y metódica, unificación de criterio, respeto a la
minoría, cuyas objeciones debían constar
en el acta de reunión. El espíritu
de cuerpo prevalecía sobre la base de
educación política, disciplina consciente, prevalencia de los organismos y
conducta personal acorde con los principios del PLD.
La preservación del espíritu de cuerpo, basado del principio de
unidad en la diversidad y en la unificación de criterios en torno a un
auténtico proyecto de nación, deberían ser los soportes hoy en día del
PLD y de sus relaciones con el Gobierno.
Duele decirlo, pero desde minoritarios
litorales del Partido y del gobierno se promueven acciones y tipo de conducta
que atentan contra la unidad del PLD y contra la extraordinaria gestión
del presidente Danilo Medina. Hoy más
que nunca es imperativo elevar la
consigna de unidad en la diversidad y de que prevalezca el espíritu de cuerpo.