El movimiento nacionalista de libertad e igualdad
El movimiento nacionalista atraviesa todo el siglo XIX en el cual explica en gran parte la evolución; pero mientras que el movimiento democrático viene de Francia, este viene de Alemania.
Nace de la reacción contra la conquista francesa, en los primeros años del siglo. Conforme a los principios de la Revolución, los franceses creían aportar la libertad y la igualdad al mundo introduciendo por doquier las instituciones francesas y hasta anexando territorios a Francia libre.
Ciento treinta años después los bolcheviques rusos reanudan el mismo diseño de la planificación para unir al mundo en una unión de repúblicas soviéticas, concebidas según un propósito uniforme.
Cuando los alemanes experimentan la experiencia de la libertad y la igualdad francesa, se dan cuenta de que esta libertad y esa igualdad no son la libertad y la igualdad para ellos. Por lo tanto la idea de que las personas son diferentes unas de otras y cada nación como un todo irreductible a la otra.
No es que Alemania se había preparado en los diseños siguientes. La tradición alemana era por el contrario, la más internacionalista de Europa. En el siglo XVIII, Alemania es la cosmopolita por excelencia; caballeros y difusión intelectual alemán en todas partes y asimilar todos pueblos con una facilidad inigualable.
En 1805, JG Fichte (1762-1814) escribe Conferencias adicionales características sobre el tiempo presente: «¿Cuál es la cuna de la civilización europea en realidad? En general, es Europa; en particular, es en cada época que el Estado de Europa que está a la cabeza de la civilización.
El Estado que se extravía cae, pero otro toma su esfera. Son ciudadanos desacertados de estado extenuado, los que reconocen su tierra como la tierra natal, con sus ríos y montañas. El espíritu iluminado va invenciblemente a la luz y al derecho. Alentados de esos sentimientos cosmopolitas, podemos meditar con una entereza que nada trastorna, para nosotros y para nuestros sucesores, el destino de los Estados.
Pero, en 1807, el mismo Fichte pronunció en Berlín los celebres Discursos a la nación alemana donde decía fielmente lo contrario. Entre los dos, un hecho politico: el colapso de Prusia en 1806 y la dominación de Napoleón sobre Alemania.
Como resultado, los alemanes, y hasta los intelectuales más remotos, se dan cuenta que ser alemán no es la cosa, además de ser francés. En 1807 Fichte explica que Alemania pose un genio propio, insubordinado a todo otro, que ese genio alemán contiene los gérmenes insondables de vida y de poder espirituales, que es de él que obedece el progreso de la verdadera cultura y de la ciencia, y que su ruina sería una ruina para toda la humanidad.
A partir de ese momento se desarrolla una literatura glorificando Alemania e invitando los alemanes a tomar conciencia de sí mismos. Ese movimiento va a continuar durante todo el siglo XIX y XX, para converger finalmente al racismo.
Entre los iniciadores, se puede citar Adan Müller (1779-1829), quien desarrolló el pensamiento nacionalista desde un punto de vista filosófico. En sus lecciones sobre la ciencia del Estado, el explica, en 1808, que una nación forme un todo viviente, una gran individualidad. Reaccionando contra Rousseau, contra Adam Smith, contra todos los defensores de una organización social a base de libertad y de intercambios de anuencias, el sostiene que la nación se desarrolla según su propia ley, y que pertenece al hombre de Estado de apoderar el genio propio al pueblo que gobierna. La legislación de un pueblo debe ser el fruto de su historia.
En 1814, Savigny (1779-1867), combatiendo el proyecto de dotar Alemania de un código civil a imitación de Francia, desarrolló una teoría de la formación del derecho que se inspira de las mismas ideas. El derecho, dice, resulta del ser interior del pueblo y de su historia; el debe emanar abiertamente de la evolución del pueblo, y la severidad jurídica que produce un código detiene ese desarrollo espontaneo.
El pensamiento nacionalista se extiende alternativamente a todas las ramas del saber que conciernen el hombre.
Hacia 1840, Frederic List primero, luego Wilhem Roscher (1817-1894) y Karl Knies (1821-1898) aplican la teoría nacionalista a la economía, y reprenden a Smith y a la escuela liberal de haber razonado sobre el hombre en general, mientras que cada nación tiene las condiciones de vida propias, resultado de su historia.
En la misma época, Johan Bluntschli (1808-1881) integra esta concepción al derecho público: el Estado, para él, es un todo orgánico, un organismo psico-moral, capaz de sintetizar las ideas y los sentimientos del pueblo. Cada pueblo forma un todo natural dotado de un carácter nacional.
En 1860, M. Lazarus (1824-1903) y H. Steinthal (1823-1899) fundan la Revista de Psicología Internacional, con miras de constituir una ciencia especial de los fenómenos colectivos. Como hay una ciencia del árbol y una ciencia de los bosques, arboricultura y silvicultura, hay una psicología del individuo y una psicología del pueblo. Con ellos se llega a la sociología.
Pero, para comprender el desarrollo de la sociología alemana, es necesario aun tener cuenta de otro factor. Alemania, en el siglo XIX, es la patria de la metafísica. Mientras que Francia se postra en el espiritualismo ecléctico para hundirse entonces en el positivismo, y que Inglaterra parte del utilitarismo para unirse a Francia en el positivismo, con John Stuart Mill (1806-1873) y Herbert Spencer, Alemania es dominada por los grandes idealistas románticos a las síntesis metafísicas.
Toda la filosofía alemana es orientada hacia una búsqueda de lo absoluto impregnada de la inquietud nacionalista de un pueblo que no se siente seguro de él.
Los pensadores que estudian la sociedad toleran la influencia de esta atmosfera intelectual. De allá una tendencia a las vastas síntesis que explican la evolución del género humano y animados de una necesidad obscura y trastorna de exaltar la nación alemana.
La historia universal debe proporcionar los elementos de un sistema que prueba que el pueblo alemán es destinado a ser el pueblo que dirige.
Los estudios sociales en Alemania encuentran por lo tanto su punto de partida en un estado sentimental, un patriotismo lastimado, y ellas se han desarrollado en una meta muy práctica, aun si era inconsciente a tal o cual investigador: salvar el pueblo alemán en lamentando a tomar conciencia de su grandeza, explicar a sí mismo y probar su misión dirigente en el mundo.
Las ideas racistas, es cierto, habían sido propuestas en Francia, desde 1854, por Joseph Arthur de Gobineau (1816-1882), en su “Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas”, pero la obra había pasado inadvertida y es solamente a finales del siglo y en Alemania que comenzó a ejercer la influencia Estas ideas convento en los primeros años del siglo XX, y ellas se y luego se desatan en nombre del racismo, en doctrina radical y violenta, a raíz del colapso de 1918.
El nacionalismo alemán es por lo tanto un nacionalismo inquieto. Esta inquietud, como también la tendencia metafísica a la síntesis cósmica, va a pesar de un punto muy pesado sobre el desarrollo de la sociología en Alemania.
jpm