Venezuela: COPEI es blanco de persecución
El partido opositor COPEI denunció la toma de una de sus sedes en Caracas el mismo día en que se adhirieron al Acuerdo para la Transición promovido por el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, la depuesta diputada María Corina Machado y Leopoldo López.
“Han tomado esta sede y ahora vaya usted a saber qué laboratorio están inventando”, dijo el lunes, el presidente del partido COPEI a Unión Radio.
“Doce individuos armados tomaron el edificio (…) y después metieron como a diez niños y a los papás y los tienen como un cordón de seguridad allí”, agregó.
Posterior a la invasión, una comisión antiexplosivos de Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) ingresó a la edificación.
Otras once sedes de COPEI en el país fueron amedrentadas por grupos no identificados y también por funcionarios del según denunció Enríquez.
“Han recibido mucho patrullaje del SEBIN y unos disparos al aire y unas pintas [mensajes escritos en las paredes]”.
La acción se registró un día después de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, amenazara a las organizaciones políticas que según él, amparadas en la legalidad que les otorga la Constitución, intentan separarlo del poder.
Este lunes COPEI anunció su adhesión al Acuerdo para la Transición, documento que plantea una vía para lograr un cambio político en Venezuela dentro del marco de la Constitución de este país.
“Hoy los socialcristianos alzamos la voz por la injusticia que se está cometiendo con nuestro compañero Antonio Ledezma, no es un incidente aislado, estamos en presencia de un propósito inconstitucional, ilegal, ilegítimo, e inmoral”, dijo Enríquez.
Al anuncio asistieron María Corina Machado, Mitzi Capriles de Ledezma, y Leopoldo López, padre del líder opositor que al igual que Ledezma está preso en la cárcel militar de Ramo Verde
Enríquez alertó que Venezuela está «en presencia de un plan macabro del gobierno nacional para impulsar una escalada política artificial para tensionar a la sociedad venezolana con el fin de encontrar la excusa para formalizar un estado de excepción en Venezuela».
El objetivo, según Enríquez, es generar un escenario de conflicto que «suspenda las elecciones parlamentarias o en su defecto, generar una atmósfera sombría y fatalista que disuada la expresión popular de un pueblo».