Riesgo y tasas de rendimiento (OPINION)

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EL AUTOR es administrador financiero, contralor general de la República. Reside en Santo Domingo.

Al hacer una inversión de cualquier tipo, inmediatamente el inversor solo piensa  en los ingresos o rendimientos que ha de obtenerse, sin pensar que detrás de la misma asoma un riesgo que puede poner en peligro de pérdida dicha inversión.

Los financistas definen el riesgo como la probabilidad de que ocurra un evento o resultado diferente a lo esperado.

Mientras la tasa de rendimiento esperada, es la que se espera obtener de una inversión, la cual es el valor promedio de la distribución de probabilidades de los posibles resultados.

No es de extrañar que los inversionistas o inversores presenten siempre aversión a asumir  el riesgo, por lo que estos requieren tasas de rendimiento mayores para invertir en títulos o valores de alto riesgo.

Los inversionistas por conocimiento propio o asesorías que reciben de expertos financistas siempre buscan diversificar el riesgo mediante llevar a cabo inversiones diversas a través de la estructuración de un portafolio o cartera de inversiones en acciones, bonos y otros productos financieros con tasas de rendimientos variadas.

Hay diferentes tipos de riesgos. Entre estos se citan: riesgos sistemáticos o no diversificados, riesgo de inflación, riesgo de vencimiento, riesgo de liquidez, riesgo cambiario, riesgo político, riesgo de negocios, riesgo financiero, riesgo de incumplimiento, riesgo global o total, y riesgo corporativo, entre otros.

En la actualidad, a raíz de los altos costos por fletes, commodities o materias primas importadas, insumos como el petróleo y otros, los precios de los bienes y servicios se han incrementado escandalosamente, constituyéndose este aumento en una inflación importada, pues se circunscribe dentro de las variables exógenas e incontrolables y de riesgo por inflación.

La razón principal por la que cambian las tasas de interés, es porque los inversionistas cambian sus expectativas sobre la inflación futura.

No es un secreto, ni se puede decir que se esté descubriendo la naranja en gajos o el agua tibia, el hecho de que la función principal de la banca central es el mantener el índice de precio al consumidor en niveles estables con lo que se evita la incertidumbre en los negocios.

Tampoco es nuevo decir, que ante la pandemia Covid-19 y sus diferentes mutaciones la banca central del país y el resto del mundo, tuvieron que invocar diferentes herramientas de política monetaria, al salir al rescate de los distintos sectores económicos para evitar su colapso total, de ahí que adquirieron bonos y otros instrumentos financieros emitidos por las empresas a los fines de estimular las economías al inyectar dinero fresco.

Dado de que hay un exceso de dinero en circulación, producto de los estímulos monetarios que incluyeron también facilidades o préstamos a bajas tasas de interés, esa abundante cantidad de dinero conjuntamente con una  baja oferta, hoy los precios se han incrementado de los bienes y servicios, convirtiéndose estos en algunos casos en inalcanzables.

Las causas originales que dieron lugar a los señalados estímulos monetarios, aún no han desaparecido del todo, amenazando en agudizarse ahora con la aparición de una nueva variedad del Covid-19 conocida como ómicron y un rebrote de la variedad Delta.

Ante la disminución de los contagios y las las muertes de pacientes por el Covid-19, debido a la proximidad del 70% de la población vacunada, muchos países entre ellos, Estados Unidos de Norteamérica y ahora la nación dominicana, contemplan disminuir los estímulos o la adquisición de deudas ante las expectativas inflacionarias presentes y futuras.

Se espera que la inflación sea mayor el próximo año 2022. Conforme el Banco Central de la República Dominicana, la tasa de inflación interanual a octubre de 2021 se ubicó en 6.56%, la subyacente en 6.31%, excluyendo los componentes más volátiles de la canasta y pronosticar que para igual lapso del año 2022 ésta se colocará en 7.72%.

Ante esta situación, tal como se informa que lo harán otros países, entre ellos los Estados Unidos de Norteamérica, la entidad emisora de la República dominicana aumentó recientemente la tasa de política monetaria en 50 puntos básicos, al llevarla de 3% a 3.50%, la tasa de depósitos remunerados (Overnight) de 2.50% a 3.00% anual, la tasa de facilidad permanente de expansión de liquidez (Repos a un 1 día) se incrementa de 3.50% a 4.00% anual.

Algunos economistas del lar nativo se han pronunciado sorprendidos al externar que el costo de capital se incrementará a raíz del aumento de tasas de parte del Banco Central de la República dominicana, sugiriendo que dicho aumento no sea general, sino diferencial, para que las Mipymes no sea vean afectadas por dicha medida.

Se percibe que estas críticas son solo por criticar, pues todo entendido sobre la materia económica, sabe que la misma es precautoria ya que se prevén mayores presiones inflacionarias y una de las herramientas de la banca central para controlar los aumentos de precios, es precisamente el aumento de la tasa de política monetaria, tal como lo ha hecho el Banco Central de la República Dominicana y como otros bancos centrales han comenzado hacerlo.

A parte de los RD$225,000 millones colocados en facilidades para estimular los sectores económicos a través del Sistema Financiero Dominicano, lo cual constituye una alta masa monetaria en circulación a la que se adicionan unos RD$134,415 millones por concepto de sueldo y salario núm. 13 del sector público y privado, en el mes de diciembre, ésta cantidad presionará hacia el alta de los precios de bienes y servicios.

Esta suma dinero que circulará, a los fines de evitar mayores presiones inflacionarias, llevará al Banco Central de la República Dominicana, además de incrementar la tasa de política monetaria de 3% a 3.50%, como cada año en el mes de enero, pondrá en circulación notas financieras a través de subastas públicas, intervendrá el mercado de divisas mediante la venta de dólares o aumentará el encaje  legal, a los fines de represar gran parte de dicha masa monetaria que circula y circulará en el mes de diciembre 2021 en los mercados.

De manera que dicha medida de aumentar la política de referencia monetaria (TPM), no es nada nuevo, ya que conforme la literatura económica y financiera, es lo que se recomienda para restar presión a los precios lo que provoca que menos dinero persiga menos bienes y servicios.

Por supuesto, contrariamente al efecto de disminuir la presión inflacionaria que esta medida monetaria producirá, simultáneamente incentivará el ahorro interno, las inversiones directas y financieras o de corto plazo  internacionales, atraídas por tasas de rendimiento más atractivas y competitivas, sin dejar a un lado el riesgo económico y financiero, salubridad y de la naturaleza que siempre están latentes.

Como dicen los refranes siguientes: “no todo es felicidad en la vida” y “una van de cal y otra van de arena”.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

JPM

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