El limosnero de Venezuela en China
He querido hacer una paráfrasis con la legendaria frase que dijera el famoso cónsul y general romano Cayo Julio César, cuando henchido de gloria le habló al congreso de la Roma Antigua, tras haber salido victorioso de su Batalla de Zela frente al rey Farnaces II del reino del Ponto, pronunciado la famosa e histórica frase : «Veni, vidi, vici», cuya traducción del latín significa: «Vine, vi y vencí».
Si nos fijamos bien en ese hecho histórico sucedido en la Roma imperial, fue la manera en que el general Cayo Julio César quiso -si se puede decir-, hasta con cierto aire de desprecio al Senado romano, manifestarle su disgusto por su falta de fe en su labor de conquistador para Roma y su creencia de que él carecía de cierta destrezas militares para beneficio del imperio. Pero, en el caso que quiero tratar y de la figura de quien quiero referirme, es obvio que la comparación resultaría un insulto a la historia de los grandes hombres, para Roma y para el mismo Cayo Julio César.
El pasado domingo 4 de enero, el usurpador gobernante y Autobusero Colombiano que gobierna de manera írrita a Venezuela, inició una gira sorpresiva hacia Rusia, China, Irán, Argelia y hasta Arabia Saudita, a fin de tratar de levantar los precios del petróleo y, sobre todo, a ir a la China Comunista a buscar dinero prestado para hacer frente al descalabro económico en que se encuentra su tambaleante mascarada de gobierno, después de haber malversado en tres lustros de gobierno, uno de lo más cuantioso ingreso de dinero por concepto de la venta de petróleo.
El viaje no pudo haber sido más desastroso y pírrico para un gobierno que pensaba que era lo máximo en toda Latinoamérica y que se sentía orgulloso por la compra de conciencia entre diversos regímenes del área, que por esa razón, apoyaban sus desafueros y se hacían de la vista gorda de sus atropellos. Hoy, las cosas han cambiado y hasta su idolatrada Cuba les dio la espalda y los traicionó al negociar en secreto y de espalda a ellos con los Estados Unidos, supuestamente su «enemigo» durante 18 meses. La Venezuela chavista y siendo honesto conla realidad, se encuentra sola y sin el coro de los «chulos» del Alba , que actualmente les hacen el coro de palabras pero que se han dado cuenta de que ya la lotería que tenían no da para más.
La razón por la cual sostengo que este gira limosnera del Autobusero Colombiano ha sidó un fracaso y una deshonra para él y su raquítico gobierno, es por lo sucedido en torno a la misma, que van desde no obtener nada, recibir humillaciones y regresar a la patria del Indio Guacaipuro con las manos vacías, que dada las cicunstancias que lo acogotan, era su mayor propósito. Veamos:
Las humillaciones al limosnero
En una parada técnica en Rusia en su viaje a la República China, desde el punto de vista protocolar fue humillado, dado que fue recibido en el aeropuerto por un simple ministro de 3er rango en la administración de Vladimir Putin, como lo fue el vicecanciller ruso Sergey Alexeevich Ryabkov. No obstante eso, se disolvión en elogios y alabanzas al gobierno de Putín. Cuando no hay dignidad ni decoro, la genuflexión es una condición sine qua non en los seres mediocres.
Cuando el orate colombiano arribó a la tierra de las personas con los ojos oblicuos y la piel amarilla, pensó que desde allí vendría con la maleta repleta de dólares ( no de yuan, sino conla moneda del «malvado» imperio). Como sabemos, sus pretensiones era obtener un préstamo de emergencia por unos US$16 mil millones de dólares para enfrentar la crisis que enfrenta el país, fruto de los desaciertos del socialismo chavista, con garantía para China de futuras ventas de petróleo y minerales provenientes de la Corporación Venenzolana de Guyana (CVG). Pero hay un problema en ello: los chinos ( no los de Bonao), sino los nuevos «imperialistas económicos» que son solidarios en palabras y consignas políticas, pero en los negocios, ellos comen aparte y aplican el método capitalista que tan buenos resultados les ha dado, no le dieron nada, aunque sí la promesa de unos US20 mil millones en «Financiamientos para proyectos a largo plazo». Para el caso de Venezuela, eso no le resuelve nada a la crisis actual ni es dinero constante como se quería.
Lo que sí va a tener el Autobusero Colombiano como recuerdo de la nación de La Gran Muralla, fueron varias fotos de su familia visitando lugares de la China de Mao. En esa «comisión de trabajo» arribaron unas 70 personas entre funcionarios, médicos, personal de seguridad, chefs, esposa, hijos, novia de los hijos, primos, tíos, cuñados, etc. Dicho viajecito del «presidente obrero» a Rusia, China, Irán, Argelia y Arabia Saudita, le costó al erario venezolano y de acuerdo a datos suministrado a la prensa por el diputado Carlos Berrizbeitia, más de 1 millón 300 dólares. Mientras tantos, no hay comida, no hay medicinas, los supermercados están vacíos y el pueblo vive en una constante lucha corriendo, haciendo colas y buscando a dónde hay pañales para niños, pollo, leche, pan o harina para la arepa.
Pero, aparte de esa indignante conducta frente a una nación que está sumida en una profunda crisis moral, social, política, económica y de toda índole, resulta mucho má deprimente y nos demuestra el grado de sumisión a que ha llegado este pelele con Cuba la manera del viaje. Resulta que el avión utilizado para el referido viajecito, pertenece a la fuerza aérea cubana y, obviamente, la tripulación también a pesar de Venezuela tener varios aviones presidenciales. Aparte de ello, se ha pagado por concepto de horas/vuelo, la friolera de US$1 millón 150 dólares. Sabe usted a quién? Me imagino que ya adivinó: al gobierno del hombre que escribe sus «Reflexiones» en el periódico Granma de La Habana. Como ya he escrito en otros artículos: los cubanos se la buscan como unos búfalos entre sus «compañeros chavistas».
Ahora bien, donde se le puso la tapa al pomo a esta «Gira pedigueña» del Autobusero Colombiano, fue en Irán. Resulta que Cilia Flores «Primera Combatiente» que es la esposa del orate colombiano y la recién designada Canciller venezolana, Delcy Eloina Rodríguez Gómez, cuando llegaron a Teherán y en su primera presentación, tuvieron ambas que ponerse una «abaya» sobre su ropa, una especie de túnica larga hasta los piés y, no conforme con eso, tuvieron también que usar sobre sus cabezas una «hiyab» para taparse la misma. De esto se desprende una lección: todo el que pide y carece de dignidad y decoro, se sujeta y se postra a las exigencia del que puede resolverle lo que busca. En este caso específico, el orgullo, el autoestima y el honor del estado venezolano rodó por las cloacas de las aguas negras de la ciudad de los Montes Alborz y allí se esfumó y se contaminó.
A diferencia de Cayo Julio César en Roma, el Autobusero Colombiano llegó, habló y no convenció ni a los chinos ni a los árabes y regresará a Caracas con las manos vacías. Vamos a ver si cuando vaya a Bolivia, a su mujer las autoridades de esa nación la obliguen a ponerse una «pollera» de lana y un sombrero «Bombín».
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