Diputados opositores amolan el cuchillo para su propia garganta
Los diputados opositores que con su abstención facilitaron la aprobación en primera lectura del Presupuesto para 2020 sometido por el gobierno no solo perdieron la oportunidad de casarse con la gloria al identificarse con el clamor nacional por la reducción de gastos y freno del endeudamiento; sino que conspiraron contra sí mismos y las organizaciones políticas que representan al amolar el cuchillo para su propia garganta, que representa haberle aprobado al gobierno gastos elevados muy por encima del nivel de estimación realista de recaudaciones y de obtención de financiamientos.
De haber votado en contra del presupuesto en lugar de abstenerse o ausentarse, hubieran obligado al gobierno a regirse por el presupuesto del 2019 lo que hubiera significado:
Una reducción obligada de gastos del 12.5% que el proyecto de ley sobre presupuesto consigna para el 2020 como incremento, lo que se traduce en un aumento de las posibilidades de mayores gastos gubernamentales por el orden de RD$125 mil millones.
Una estimación más realista de las recaudaciones. Las recaudaciones estimadas por el gobierna para 2020 fueron de RD$ 751 mil millones lo cual hubiera significado un absurdo incremento del 19% de los ingresos partiendo de los RD$632 mil millones obtenidos para el 2019. Esto equivaldría al doble del crecimiento proyectado para la economía para el año próximo, crecimiento prácticamente imposible de alcanzar ante los escenarios políticos electorales y económicos previsibles, nacionales e internacionalmente.
Por diferencia entre los puntos anteriores, el endeudamiento requerido para equilibrar el presupuesto hubiera sido, a la tasa de cambio vigente y de haberse rechazado el proyecto sometido por el gobierno, US$ 2200 Millones menos: US$ 3400 millones en lugar de los US$ 5600 que el gobierno pretende solicitar.
Los diputados opositores perdieron, al abstenerse o ausentarse en lugar de rechazar, la oportunidad de imponer disciplina fiscal al gobierno y reducir endeudamientos; lo que le hubiera significado mayor identificación y conexión con las aspiraciones y preocupaciones ciudadanas, traducibles en simpatías electorales.
Pero además se hicieron corresponsables con el gobierno de las consecuencias macroeconómicas, en términos de devaluación e inflación, del desequilibrio fiscal que pudiera ocasionar la sobreestimación de las recaudaciones y/o la no obtención de financiamientos de una nación ya sobre endeudada.
Y sobre todo conspiraron contra si mismos y las organizaciones partidarias que representan, amolando cuchillos para su propia garganta, al brindarle al gobierno en bandeja de plata la oportunidad de gastar, propósitos electorales incluidos, RD$ 125 000 millones más de lo que debería gastar.
Afortunadamente tienen la oportunidad de reivindicarse en ocasión de la segunda lectura para el conocimiento del proyecto de ley sobre presupuesto para 2020.
Y así casarse con la gloria de haber contribuido a imponer el equilibrio de las finanzas públicas y garantizar con ello la estabilidad macroeconómica; así como contribuir a un proceso electoral más justo y equitativa por vía de imposición de restricciones a las posibilidades que el gobierno utilice en provecho propio los recursos que pagamos todos los contribuyentes.
JPM