La disolución de la alianza entre Ramfis e Ismael

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EL AUTOR es abogado. Reside en Panamá.

Con la intensión de que se buscaran soluciones a los conflictos internos, que estaban debilitando el crecimiento del proyecto político encabezado por Ramfis Trujillo e Ismael Reyes, escribimos varios artículos para llamar la atención sobre los efectos negativos, que estaba provocando la pugna entre los equipos de ambos líderes.

Se hizo caso omiso a nuestra llamado, por lo que consideramos una pérdida de tiempo, seguir intentando aportar a la armonía entre dos facciones, que al parecer perseguían objetivos diferentes.

Ismael Reyes, como jefe de campaña en vez de propiciar un entendimiento, que permitiera un trabajo en equipo. Le echaba leña al fuego bajo el argumento de que solo su partido era reconocido, por lo tanto, debía dirigir y controlar todo lo referente a la campaña, negándole la participación del sector ramfista.

Un método dictatorial, que nos llevó a renunciar al darnos cuenta, que tenía sus propios planes ajeno al objetivo, por el cual trabajábamos día y noche.

No paso mucho tiempo, para que explotaran las intrigas haciendo añicos el proyecto y tirando al zafacón el esfuerzo de todos los que habíamos trabajados, para que llegara un nuevo gobierno al poder, con la esperanza de que impulsara los cambios, que por décadas ha reclamado el sufrido pueblo dominicano.

Pero, como dice un refrán popular: una cosa piensa el burro y otra quien lo apareja. El interés de Ismael Reyes solo estaba dirigido al crecimiento de su partido, por tal razón, aisló al sector externo y nunca juramentaba movimientos de apoyo.

Y es, que los políticos cuando se meten a empresarios o viceversa, se olvidan de los ideales de bienestar común y todo los que ven es un mercado, donde se invierte para obtener cuantiosas ganancias. Saben que mientras más mercancías (adherentes) pueden ofrecer más alto es el valor de su organización.

Es por ello, que un proyecto que se perfilaba como la tercera fuerza política, que la mayor parte de los dominicanos hemos estados anhelando, cayo estruendosamente enterrando las esperanzas de un pueblo, que ha sido abusado y engañado tantas veces, que ya solo se preocupa por escapar en busca de un mejor futuro, que le niega su propia tierra.

Cuando nos referíamos a los conflictos, Ismael Reyes en vez de buscarles solución, los minimizaba encubriéndolo bajo el argumento de que era parte de una campaña sucia pagada por el PLD, pues entre Él y Ramfis existía una relación de hermandad. ¡Cuánta hipocresía!

Por eso cada día, aumentan más las personas que no creen en los políticos. En tan poco tiempo, la relación de hermandad se convirtió en una guerra de mutuas acusaciones de traición, que llegaron al plano de las amenazas.

Entonces, surge la pregunta ¿Cuál de los dos es el traidor? Por los acontecimientos que hemos observados, no cabe duda de que el único traidor es Ismael Reyes, quien es el presidente de una organización, que forma parte de los ventorrillos políticos, que utilizan a sus miembros para venderlos como mercancía. Haciendo alianza con los traidores antinacionalistas, para obtener una tajada del pastel.

Según uno de los sondeos de la firma encuestadora Gallup el 55.8% dijo, que los partidos no le merecen ninguna confianza. Sumado al 17.0% que opinó que le merecen poca confianza. Lo que da como resultado, que un 72.8 % de los dominicanos desconfía de los partidos políticos.

Este porcentaje tan negativo, es lo que ha permitido, que Ramfis haya arrancado exitosamente y se convierta en una amenaza, para los partidos tradicionales. Ejemplos sobran de candidatos emergentes, que han obtenidos victorias electorales, cuando nadie la esperaba.

Tenemos el caso de Donald J. Trump en los EEUU; Alberto Fujimori en Perú; Hugo Chávez en Venezuela; Mario Abdo Benítez, en Paraguay; Nayib Bukele, en El Salvador; Vladimir Putin en Rusia y Vladimir Zelensky, en Ucrania.

Cuando un país está cansado del abuso de poder, la corrupción, la criminalidad, la delincuencia y una serie de males sociales acumulados es un terreno fértil, para que un nuevo candidato sorprenda y gane las elecciones.

En un escenario con estas características, cualquier movimiento inusual hace que cunda el pánico. ¿Quién era la persona más indicado para destruir un proyecto que se estaba convirtiendo en una seria amenaza para la vieja partidocracia dominicana? Dejamos la repuesta a los lectores.

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