La primavera latinoamericana

La primavera árabe
terminó en un baño de sangre en todos los países donde se escenificó. Tunez, Egipto,
Siria, Libia, terminaron ahogados en nuevas dictaduras o una anarquía general.

Los Estados Unidos
y las naciones europeas comenzaron con la primavera árabe, como una punta de
lanza para salir de viejos dictadores que ya no les eran fieles, o para llevar
una repartición de los recursos naturales de esos países del lejano oriente.

Salieron los
dictadores de larga data, en medio de amplias movilizaciones de inconformes,
pero llegaron al gobierno, caso de Egipto y Tunez, mulsumanes conservadores,
pero no afectos de norteamericanos y europeos.

Las dictaduras
militares, bajo la sombrilla de civiles titeres, se impusieron luego de un baño
de sangre que cercenó las libertades que anhelaron las masas en las calles.

En Libia se sacó
del poder a Gadafí con movilizaciones que terminaron en una cruel guerra civil,
patrocinada por la Unión Europea y Norteamericana, que dejó miles de víctimas.
Hoy Libia no pasa de ser un territorio sin orden, donde las milicias armadas se
repartan áreas de poder.

En Siria los
intentos de movilizaciones callejeras terminaron en una guerra civil, donde los
Norteamericanos se han replegado al comprender que la opción al sacar a los
gobernantes actuales, es que los más radicales de los grupos musulmanes tomen
el poder.

En política la
máxima expresión son las calles. Usted podría preferir los votos, que es lo
ideal en la democracia, pero nada está por encima del pueblo lanzado a las
calles pidiendo libertad. Temó que ahora se esté ensayando una primavera
latinoamericana.

Esa opción política
se podría desarrollar en los países donde hay gobiernos liberales y
democráticos, como el caso de Venezuela, Ecuador, Brasil, Cuba, Nicaragua y
otros.

Las movilizaciones
en la calle es una fuente de poder, que de dormirse con ella, a un gobierno
solo le quedaría una alternativa, aplastarla con sangre, o dejarse tumbar. El
gobierno de Venezuela dejó avanzar mucho a estas movilizaciones y ahora por
donde quiera que sea vea el panorama enuncia sangre y muerte.

Dejarse quitar el
predominio de la calle, fue una falta de visión política de Nicolás Maduro. Los
chavistas estarán en el poder, vistos estos acontecimientos, mientras le siga
apoyando el cerro, o sea los sectores marginados y populares.

Si las mujeres y
los hombres de los cerros se unen a las manifestaciones opositoras, comenzará
la triste y sangrienta historia de la primavera latinoamericana.

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios