La primera guerra mundial
El 28 de julio habrán de cumplirse 100 años de la ''declaración de guerra'' del imperio Austro-Húngaro a Serbia, formalizando así, el inicio de la primera guerra mundial o la gran guerra, como prefieren llamarle algunos historiadores. Aunque algunos renombrados intelectuales han llegado a creer, que cuando el joven extremista Gavrilo Princip asesinó en Sarajevo al Archiduque de Austria, Francisco Fernando y a su esposa Sofia Chotek, decretó infaliblemente la causa de dicha contienda bélica, lo cierto es, que ese acontecimiento de tan alta categoría para la humanidad, venía incubándose en términos históricos desde 1648, con la Paz de Westfalia, donde los países de Europa se repartieron el mundo, y tiraron al zafacón los viejos moldes feudales, para albergar los nuevos conceptos de Estado Nación y soberanía nacional. El genio de Vladimir Uliánov, mejor conocido como Lenin, estableció con claridad en su libro'' El imperialismo, fase superior del capitalismo'' que las causas de dicha guerra eran económicas y geopolíticas. De ahí, que todos los países beligerantes, sin importar que fueran de los Imperios centrales de Alemania, Austria Hungría, Turquía o los aliados de Inglaterra, Rusia, Francia, Serbia y demás, sus intenciones eran: conquistar mercados. Con el ocaso de Napoleón Bonaparte, las potencias europeas definieron sus intereses en el Congreso de Viena de 1815, confirmando la tesis de Lenin, de que esas guerras eran imperialistas y por eso acogió el concepto de paz para viabilizar la gloriosa Revolución de octubre de 1917. Esa conflagración que cumple cien años, fue una verdadera desgracia para la humanidad. Espanta recordar que casi 70 millones de seres humanos se devoraban y que más de 4 millones de mujeres se quedaron viudas. Nunca antes la humanidad había perdido tanto en en el sentido lato de la palabra Y pensar que el mismo tratado de Versalles que puso fin a la contienda, creó las condiciones para que se iniciase en 1939 la segunda guerra mundial, al imponer sanciones muy drásticas a una Alemania que jamás perdonó la humillación.