ESPAÑA: Destreza en elaboración del cigarro dominicano
SEVILLA, España.- Tiene 31 años y lleva 12 trabajando en la fábrica de puros más grande del mundo, la de Tabacalera de García, en la provincia de La Romana en República Dominicana.
Es un maestro en el arte de enrollar tabaco como demuestra su destreza y el título que ostenta en su país natal de maestro en cigarro y maestro torcedor de tabaco.
Alex Rodríguez estuvo ayer en Casa Cruz Tabacos, en la calle O’Donnell, realizando demostraciones a los clientes sobre cómo es la producción de puros y hoy hará lo propio en horario comercial en el estanco de Pastor y Landero.
El joven dominicano es una de las caras visibles de la gira promocional de la línea de puros Vegafina Nicaragua, junto a su compañero Carlos Zorrilla.
Se introdujo en el sector tabacalero de República Dominicana por necesidad y en la actualidad no se imagina haciendo otra cosa: «Como dicen en mi país, uno lo hace bien porque le gusta lo que hace», comenta sobre sí mismo mientras no cesa de montar puros.
Su trabajo durante la gira de la firma Vegafina es el mismo que desarrolla en la fábrica: elaborar los cigarros, con la diferencia de que lo hace buscando el interés de los clientes.
En una jornada laboral de ocho horas, cada trabajador lía una media de 225 puros. La cifra varía en función de la complejidad de la unidad, según explica Rodríguez, quien está cualificado para elaborar todos los tipos que comercializa la Tabacalera de García.
Por ejemplo, del Vegafina Nicaragua, un puro de fortaleza media, hecho con piloto ligero, piloto seco y viso, y que ronda los 4,50 euros, se hacen unos 250 al día; mientras del Rum Barrel Aged, un cigarro doble figurado con ambos extremos terminados en punta,cada obrero produce al día entre 90 y 120.
Los Romeo y Julieta Reserva Real son los favoritos de este maestro tabaquero, un cigarro light elaborado a partir de tabaco nicaraguense y estadounidense.
Y el White Label de Montecristo y el H. Upmann The Banker, filiales como Vegafina de Tabacalera de García, hecho con tabaco dominicano y estadounidense, son los más demandados, según Rodríguez.
Tabaco que procede de cuatro continentes se reúne en la mencionada fábrica, donde los maestros tabaqueros dan forma al puro. Un proceso manual que ha variado poco desde el primer ejemplar que se presume que conocieron los españoles al llegar a América: «Lo que se añade diferente es la capa y por una cuestión de estética simplemente, de publicidad», detalla el comercial Javier Calvo.
Las hojas de tabaco se seleccionan en función de su fortaleza, aroma y combustión y se ligan de manera que el puro no quede excesivo ni vacío, después se enrolla en el capote y se coloca en la prensadora donde alcanza su pulcra forma circular.
El último paso es enrollar la unidad en la capa que cita Calvo y que da la apariencia pulida y ligera.
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