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¿Para qué auditar?
Con mucha frecuencia se
publica en la prensa que se practican
auditorías o revisión de: cuentas, registros contables y estados o informes
financieros de una entidad o empresa a los fines de conocer si efectivamente se
han respetado y cumplido los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados, el manual de procedimiento interno y las Normas Internacionales
de Información Financieras (NIIF), con lo que se garantiza que la
administración de: recursos, inversiones y financiamiento han sido debidamente administrados
conforme las funciones básicas administrativas de: planificar, coordinar, organizar,
dirigir, controlar y evaluar las actividades empresariales o institucionales.
Las auditorías persiguen cumplir con las
obligaciones de: a) revisar las cuentas con el objetivo de ver si la empresa ha utilizado
sus recursos de forma eficiente y eficaz, b) revisar y verificar los distintos
informes ofrecidos por la empresa sobre su actividad económica y c) comprobar
que sea una imagen fiel de la misma.
La auditoría y, por tanto, el auditor tienen que ser totalmente
independientes, lo cual es básico para legitimar el proceso y reflejar la
realidad. Asimismo permitir conocer los problemas que la empresa tiene en los
momentos actuales.
Una vez concluido
el experticio o examen de los registros y estados financieros de la entidad
auditada, el profesional de la auditoría se apresta a levantar un informe o
dictamen que puede ser con salvedad o sin salvedad sobre la razonabilidad de la
situación financiera de la institución examinada.
Las auditorías
pueden ser contable o financiera, energética, jurídica, informática,
medioambiental, social, seguridad de sistema de información, innovación,
política, electoral, accesibilidad, códigos de aplicaciones, científica-técnica,
forense, entre otras.
Cuando el auditor
y la firma de auditores independientes, en el caso del Estado Dominicano, la
Cámara de Cuentas, organismo llamado a dar seguimiento y evaluar el
comportamiento de las cuentas presupuestales de las distintas instituciones
gubernamentales, rinden o presentan dicho dictamen o informe a las instancias
correspondientes, se hace con el propósito de que se conozcan los resultados,
se aclaren, se corrijan las irregularidades y procedimientos incorrectos
encontrados en los registros y estados financieros auditados y se tomen las
decisiones correspondientes que mejorarán el desempeño de la institución.
Si las
observaciones hechas por los auditores no son tomadas en cuenta, de nada sirve
que se hayan practicado las susodichas auditorías.
Es el caso de los
presupuestos ejecutados, que si no son evaluados al final no se podrán conocer
las variaciones que se han producido cuando se aplica el control o comparación
entre lo presupuestado y lo implementado.
Viene esto al caso
ya que son muchas auditorías que práctica la Cámara de Cuentas de la República
Dominicana a las distintas instituciones del gobierno y, a muchas de estas
auditorías no se les prestan la debida atención ni se realizan los correctivos
de lugar a los fines de cumplir con los principios y normas de auditoría.
Aunque las
auditorías no tienen por fin o propósito buscar fraudes, robos o acciones corruptas
al ser estas practicadas, cuando se detectan estas anomalías, a los
responsables de tales desmanes no se les traduce a la acción de la justicia.
Huelgan muchos
casos de desviaciones de fondos del erario, cometidos por funcionarios públicos y aunque las autoridades
judiciales correspondientes e instancias que tienen que ver con la persecución
de la corrupción han dado parte a la justicia sobre algunos de estos casos, la
justicia misma, ha sido muy condescendiente o benévola por tratarse de jueces y
tribunales manipulados.
Entonces, ¿para qué
perder tantas horas-hombre, tiempo y dinero en realizar auditorías que al final
no surtirán los efectos para las cuales fueron practicadas?
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
