!Yo si me alegré!

Recuerdo que en mis años de adolescencia, siempre sentí gran pasión por leer los temas políticos a nivel internacional y los acontecimientos que de ellos se derivaban. De la misma manera, tuve gran interés por la historia antigua y, sobre todo, me fascinaba leer todo lo concerniente a la vida de los emperadores romano.
De la vida del general y cónsul romano Julio César, leí una frase célebre que él dijo, cuando después de vencer al rey del Ponto en la Batalla de Zela y presentarse al congreso de Roma tras cruzar el Rubicón manifestó: «Veni, vidi vici», locución latina que significa: «Vine, vi y vencí».
He querido hacer alusión a esa frase, para hacer un paralelismo con respecto a la reciente visita realizada a La Habana, Cuba, hecha por el presidente Barack Hussein Obama II Dunham, como colorario a su disparatada y absurda política de acercamiento a la sangrienta y criminal dictadura castrista.
UNA LLEGADA OPACA
A diferencia de Julio César cuando llegó al congreso y se explayó frente a los senadores romanos diciéndoles : «vine, vi y vencí»; Barach Hussein Obama II Dunham hizo todo lo contrario, pues llegó, vió y no convenció ni a los de allá ni mucho menos a los de aquí.
Siempre he sido un crítico en mis juicios de opinión sobre la política internacional de Barack Obama , su trato amigable con los enemigos de los Estados Unidos, su complacencia con regímenes totalitarios y su actitud débil de enfrentar con gallardía a los que provocan a norteamérica y subyugan a sus pueblos, a diferencia como lo hizo Ronald Wilson Reagan.
Sobre la visita de Obama a Cuba, creyendo él que con eso iba a producir cambios substanciales y una nueva política a favor del pueblo cubano, me he pronunciado por medios de mis artículos publicados por este medio digital de Almomento.net y reproducidos por otros diarios tanto nacionales como internacionales. En consecuencia, no voy a escribir sobre el tema sino enfocarme en la llegada y lo sucedido. Ver artículos: https://almomento.net/barack-obama-su-ultima-payasada/184323. https://almomento.net/el-camarada-obama-en-realidad-es-un-tonto-o-se-hace/166081
Una vez que el imponente Air Force One se posó en la pista del vetusto y obsoleto aeropuerto José Martí de La Habana, hasta la naturaleza parecía mostrar su desacuerdo ante esta incoherente visita y fue asi que bajo una pertinaz lluvia, descendió del avión paraguas en mano Barack Obama junto a su familia.
Fue recibido de una manera fría, sin honores militares y de manera impropia e irreverente a la investidura que él representa como presidente de la nación más poderosa e importante del planeta, por un simple funcionario de segunda categoría como lo es el canciller cubano Bruno Eduardo Rodríguez Parrilla. Obviamente, esto no fue casual, sino propio del resentimiento, el odio y la poca gracia que esta visita les parecía a los dos hermanos dictadores. Fue la manera disimulada de los Castros de manifestar su desprecio. Ante ese hecho, !Yo si me alegré!.
Fue evidente la ausencia del dictador Raúl Modesto Castro Ruz, del vicepersidente Miguel Mario Díaz Canel Bermúdez. No hubo ningún tipo de protocolo como es usual y ni siquiera un micrófono para escuchar las palabras del visitante número uno del planeta. Ante ese hecho, !Yo si me alegré!
Si tomamos en cuenta la importancia histórica que debía significar -por todas las chulerías de Obama con el régimen- para la dictadura cubana, la llegada del presidente norteamericano y todo lo que de ahí podría derivarse, desde lo político y económico con los Estados Unidos y el resto del mundo, el gobierno minimizó su arribo a diferencia como hace con otros mandatarios afines ideológicos, pues el principal canal de la televisión cubana difundió la llegada dentro de otra programación regular, matizadas por consignas revolucionarias para el consumo interno y no perder ante los ojos del pueblo la «postura antiimperialista». Ante ese hecho, !Yo si me alegré!.
ERRORES IMPERDONABLES DE UN VIAJE
Está claro que el viaje de Obama a la isla del Titán de Bronce, la cual está sumida en una férrea dictadura, criminal y sangrienta desde hace 57 años, tenía dos objetivos fundamentales: finiquitar de manera unilateral los resabios de la Guerra Fría y, reemplazar lo que se conoce en el mundo diplomático como el «containment» o aislamiento de Cuba a cambio de una política conocida como «engagement» o acercamiento. Pero, a mi humilde entender me pregunto: era necesario su presencia en la isla y estrechar las manos ensangrentadas de un criminal como Raúl Modesto Castro Ruz?
Acaso no era más prudente -aunque no la justifico- implementar las medidas que él cree van a cambiar el modelo político de la isla desde el despacho Oval de la Casa Blanca, sin necesidad de ir personalmente a legitimar a una dictadura cruel, despiadada y que ha cercenado la libertad de un pueblo por más de medio siglo?
Fue ético la actitud de Obama, de ir a la Plaza de la Revolución, pedir tomarse una foto muy sonriente y que detrás de él apareciera la imagen de Ernesto «El Che» Guevara de la Serna, uno de los criminales más sanguinario, despiadado y cruel que ha parido la tierra que más amó Charles Romuald Gardes (Carlos Gardel), el cual asesinó con sus propias manos en el Cuartel de Las Cabañas a cientos de cubanos? Ver enlace: https://elcomercio.pe/mundo/actualidad/cuba-obama-pide-tomarse-foto-plaza-revolucion-noticia-1888134.
Cuando yo estuve en La Habana, me tomé una foto en esa misma Plaza de la Revolución y detrás de mí estaba la imagen de «EL Che Guevara»; lo mismo hice frente al yate «Gramma» en donde llegó Fidel Castro a subyugar a la isla.
De la misma manera, me tomé fotos en El Palacio de la Revolución y hasta con el tanque de guerra que usó Fidel Castro para enfrentar la invasión de Bahía de Cochino.
Pero, entre Barack Obama y yo hay una gran diferencia fundamental: yo soy un simple ciudadano que cuando viaja le gusta captar en imagen los hechos o elementos que dan vida a una historia, aunque la misma sea adversa a mis ideales.
En cambio, Obama es el presidente de la nación más poderosa del mundo, la cual está fundada en valores democráticos, que ese personaje que aparece detrás de su imagen, era un enemigo jurado del país que él representa y que debe cuidarse de que su figura no avale a regímenes y personajes funestos y criminales. Lo más sensato era haber escogido como fondo la imágen de José Julián Martí Pérez, la de un libertador y no la de un asesino sin escrúpulos como lo fue «El Che».
Lo único de valor que debo reconocerle al presidente Obama, fue que rechazó visitar al sátrapa mayor Fidel Castro Ruz. De haberlo hecho, su vileza hubiera sido más grande que el territorio continental de los Estados Unidos de América.
LA TRISTE REALIDAD
Mister Obama, les doy un consejo: no se haga ilusiones pueriles al tratar con dos dinosaurios del Parque Jurásico político. A estos dos dictadores (Fidel y Raúl), les importa un bledo sus deseos de cambios en la política de la isla cubana. Ellos no tienen la más mínima intención de cambiar su dictadura comunista. Ese es un feudo del cual se han apoderado por más de medio siglo. https://diariouno.pe/2016/03/10/cuba-dara-bienvenida-a-obama-sin-concesiones/
Para los Castros, su visita no fue más que otro paso para tratar de lograr finiquitar el embargo comercial, que le lleguen más turistas e inversionistas a la isla, acceder a créditos, recuperar la Base de Guantánamo y, sobre todo, esperar con su política blandengue, que fluyan los dólares a la isla, ante la difícil situación económica que se vislumbra, en virtud del fin de los subsidios venezolanos, los cuales se estiman en unos trece mil millones de dólares al año, dada la ruina económica en que se encuentra la cuna de Simón Bolívar.
No se olvide Mister Obama, que Fidel Hipólito y Raúl Modesto, durante medio siglo se chulearon a los rusos, a los chinos, a Hugo Chávez y al actual sicofante cucuteño que está en el Palacio de Miraflores y usted va en ese mismo camino. Lo único que ha evitado eso por el momento, es que usted dirige una nación en donde hay un Congreso que respeta las leyes, cosa que usted trata de no hacer con su política hacia Cuba.
Por último Mister Obama, le reitero lo que siempre he dicho: quien cree y confía en las promesa y palabras de los hermanos Castros, de gobiernos teocráticos como el de Irán y de terroristas musulmanes, puede perfectamente pensar que a un perro hambriento y desnutrido se le puede amarrar con una tira hecha con longaniza.
4 de abril 2016
New York, N.Y

 

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