La visita del presidente Obama a la Habana
El viaje de Barack Obama, presidente de Estados Unidos, la mayor potencia económica y militar, a Cuba, selló definitivamente el fin de la guerra fría, la que todavía prevalecía latente en las tirantes y muy limitadas relaciones que hasta hace poco sostenían los otrora antagónicos vecinos.
Con su arribo a la Habana bajo una inoportuna lluvia, el líder estadounidense cerro un oscuro capitulo de la historia y dio inicio a una nueva relación entre ambas naciones que de seguro traerá beneficios en ambos lados del estrecho de la Florida, a dos naciones hermanas que estuvieron distanciadas por irreconciliables diferencias políticas e ideológicas.
Luego de 57 años de largo gobierno dictatorial, el general Raúl Castro, en el poder luego del retiro por enfermedad, de su hermano Fidel, al parecer decidió seguir el camino trillado por China, donde abrieron las puertas a la inversión extranjera y el éxito no se hizo esperar, generando allí un gran crecimiento económico que la ha posicionado como la segunda economía mundial, detrás del líder, Estados Unidos.
Como se sabe, en la China gobernada por el partido comunista, –único partido permitido– la inversión de las odiadas y vilipendiadas multinacionales, principalmente norteamericanas, ha fomentado el desarrollo vertiginoso de la nación asiática, propiciando el surgimiento de cientos de multimillonarios, lo que era considerado por el comunismo como una aberración del régimen burgués, porque constituía “la explotación del hombre por el hombre”.
Los Castro, mas que nadie saben que deben apurarse en procurar recursos por su propia cuenta, ya que, como en los 90s, podrían volver a sufrir otra crisis profunda en su altamente deficiente sistema económico, ya que los nuevos suplidores de cuantiosa ayuda y sustitutos de los rusos, sus socios venezolanos, por ellos intervenidos, tienen la soga al cuello, por lo que en cualquier momento podrían verse en serios aprietos, si sus «filantrópicos» socios ideológicos llegan finalmente a sucumbir.
Para el régimen despótico de los hermanos Castro, la nueva relación con su antiguo enemigo, constituye un seguro que les garantiza un futuro halagador, donde el peligro de desestabilización económica ya no les quitará mas el sueño, pues la cantidad de nuevos recursos se multiplicará enormemente, por la inyección que significa mejorar su relación comercial con su poderoso vecino, por lo que a partir de ahora será visible el progreso continuo de los cubanos.
Sin embargo en lo que respecta a la mejora en los derechos civiles relacionados con la libertad individual, de opinión, de información y la de elegir libremente a sus gobernantes será siempre un dolor de cabeza para el pueblo cubano, ya que la violación de todos esos derechos inalienables de la raza humana ha sido y parece que seguirá siendo el fuerte que garantizará la continuación de esa dictadura totalitaria, ya que eso del totalitarismo, para los Castro parece ser innegociable.
De todas maneras, por el hecho de la resistencia mostrada por los Castro a liberalizar políticamente su cerrado régimen y la imposibilidad hasta ahora demostrada de que recapaciten en ese sentido, veo positiva esta histórica iniciativa, porque los cambios no importa sus limitaciones, serán altamente beneficiosos para ambas naciones.
JPM