El periódico La Información
El próximo lunes el periódico La Información cumplirá nada más y nada menos que cien años de fundado. Salió a la luz pública por primera vez el 16 de noviembre de 1915, en el preciso momento en que botas extranjeras (primera ocupación norteamericana) pisoteaban nuestra soberanía.
De esta fecha en adelante, y a pesar de tener circulación nacional, La Información se convirtió no solo en el diario de Santiago, sino también en el único y verdadero vocero de la región del Cibao.
En el curso de su dilatada trayectoria histórica, este medio ha estado siempre al servicio de los mejores intereses del país; pero muy especialmente al servicio de Santiago y la región cibaeña.
Esto, indudablemente, ha contribuido a que el cuasi centenario diario santiagués se haya convertido igualmente en una especie de símbolo o adquirido valor iconográfico, por cuanto se percibe que Santiago es La Información y La Información es Santiago.
O, lo que es lo mismo, no es posible hablar del municipio de Santiago de los Caballeros, sin aludir a los símbolos que lo representan, entre otros: el monumento, las marchantas, los coches, el río Yaque y el equipo Águilas Cibaeñas, y , por supuesto, el periódico La Información.
Desde su fundación, este órgano informativo siempre ha mostrado interés por la solución de los problemas capitales que afectan a esta zona del país, y ha fungido como el más activo medio de difusión cultural de la región cibaeña, así como de las inquietudes económicas, políticas y sociales de esta demarcación.
Ha desarrollado campañas mediáticas encaminadas al logro de obras que han incidido de manera positiva en el desarrollo económico, material y cultural de Santiago, del Cibao y de la República Dominicana.
Comprometido en ejercer un periodismo responsable, objetivo, independiente y veraz, La Información ha desarrollado su línea informativa apegada a los más nobles principios éticos y al más estricto respeto a la libertad de expresión y difusión del pensamiento. Testigo de esto último he sido yo, en mi condición de articulista o colaborador por más de veinte años del antes citado medio de comunicación.
Nunca se me ha coartado el derecho a publicar tal o cual artículo. Nunca un artículo mío ha dejado de publicarse por no coincidir este con la línea de pensamientos de la empresa periodística y/o de uno de los directores ( Miguel Franjul, Adriano Miguel Tejada, Apolinar Núñez, Fernando Pérez Memén y Emmanuel Castillo ) que han estado al frente de dicho periódico en el tiempo que en él llevo escribiendo , es decir, desde 1987 hasta la fecha.
MI PRIMER ARTÍCULO
A pesar de que he publicado artículos en casi todos los periódicos tradicionales dominicanos (Listín Diario, Hoy, El Nacional, Nuevo Diario, El Siglo…), así como en algunos diarios digitales (Almomento, Acento y diario55), fue en La Información donde me inicié como articulista. Ocurrió en 1988, durante la gestión del periodista Miguel Franjul. Ese primer artículo lo titulé “En torno a la primera novela dominicana”. Un hecho fortuito motivó su publicación: En el centro de educación donde impartía Literatura y Lengua Española (Liceo Nocturno “Tamboril”), yo había dicho en clases que la primera novela dominicana era “El montero” (Santo Domingo, 1856), de Pedro Francisco Bonó, razón por la cual a su autor había que considerarlo como el primer novelista dominicano.
Días después, uno de esos inquietos alumnos que aparecen, (hoy en vía de extinción) me entregó un artículo impecablemente recortado, en cuyo texto, el destacado periodista Santiago Estrella Veloz afirmaba que la primera novela dominicana era “La joven Carmela” (Cuba, 1843), escrita por Alejandro Angulo Guridi.
“Ahora estoy confundido”, profesor – me dijo el estudiante, con mucho respeto; pero mostrando clara su intención de que se le ofreciera una aclaración al respecto.
“Yo reafirmo lo dicho, pero prefiero abundar acerca del contenido de ese artículo en uno mío que ya trataré de que me lo publiquen en uno de nuestros diarios. Cuando lo publique, te entregaré una copia – le dije – no sin antes felicitarlo por su inquietud y amor por la lectura.
Una semana después publiqué en La Información el texto prometido, en el que, entre otras ideas, reafirmaba que la primera novela de ambiente auténticamente dominicano era “El montero”. Que con esta se inicia la historia de la novela en la República Dominicana. Que La joven Carmela tenía como telón de fondo en el ambiente cubano, razón por la cual, si bien debía ser considerada como la primera novela escrita por un dominicano, no calificaba como la primera novela dominicana.
De esa manera escribí mi primer artículo en la prensa dominicana, y así dejé complacido a mi curioso estudiante.
Pienso, como también piensan muchos de mis lectores permanentes, que soy el más antiguo colaborador de este medio que ya el próximo lunes cumple sus cien años de vida periodística, y al que con motivo de tan magno acontecimiento no tengo más que felicitar a la empresa que lo sustenta y a cada uno de los empleados que hacen posible su periódica edición.