OPINION: Unificar el discurso político
Conjurado el impasse interno -vía el acuerdo de los 15 puntos que, dicho sea de paso, necesita algunas precisiones- y aprobada la reforma constitucional que hizo posible la modificación del artículo 124, el PLD está compelido a definir, rápidamente, tres nudos gordianos: a) refrendar en el CC los acuerdos internos; b) evacuar el calendario eleccionario-electoral; y en ello, lo de su candidato que obviamente debe ser Danilo Medina (sino, a qué la reforma); y c) aprobar y delinear una línea de alianzas, y en ella, concretizar-pactar el enunciado Gobierno de Unidad Nacional.
Sin embargo, y a pesar del altísimo posicionamiento del Presidente Danilo Medina, el PLD necesita urgentemente unificar su discurso político-electoral, pues, es muy evidente que esta fraccionado, disperso y sin hacer la debida lectura de la nueva realidad política-electoral. Y una prueba de ello es que hay varios ruidos: unos internos y otros externos (ambos ruidos no se enteran que el tiempo de hacernos oposición nosotros mismos ya pasó).
Y fue tan rápido, el hecho de pasar de un escenario a otro, que, en cuestión de dos meses, el panorama político-electoral dio un giro de 180°, y puso en perspectiva electoral a dos figuras: a Danilo Medina y a Luis Abinader, de cara al 2016.
La única diferencia (además del fenómeno político-social en que ha devenido Danilo Medina) es, que, mientras en el PLD esa noticia no llega (en término de unificar el discurso político), en el PRM hace rato que resolvieron dos cosas: a) aunque tarde, sacaron a Leonel Fernández de escena; y b) han reorientado su estrategia política-mediática con su batería de “hacedores de opinión pública” (periodistas, sociólogos y politólogos, todos dirigentes políticos disfrazados de “analistas políticos” ¡que timbales!) que ya van tras Danilo Medina a toda vela.
Cierto que el candidato Danilo Medina no necesita hacer mucha propaganda ni campaña, pues su estilo de gobernar y las acertadas políticas públicas -de innegable impacto social- que viene implementando le generan espontanea adherencia ciudadana incluso en sectores políticos que se creía imposible que un candidato-Presidente del PLD podía concitar. Ese, sin duda alguna, es un dato curioso y atípico que, en su momento, habría que estudiar para descifrar ingeniería política fina o sociología política novedosa que, en todo caso, solo tiene un arquetipo-diseñador: Danilo Medina.
No obstante, insisto, en el PLD hay que unificar el discurso político, apurar el paso y resolutar, sin posposiciones, las pautas nodales de cara a mayo-2016. Y esas pautas están bien marcadas: 1) una mirada -sí, así como se oye-, sentida y de empoderamiento, al partido como totalidad orgánica (sobre todo, en las bases, sus cuadros y dirigencia media, esto así para poner, como debe ser, los bueyes delante de la carreta y no como hicimos hace poco); b) unificar e integrar a todas las partes; c) desterrar y borrar el triunfalismo (esto es, no subestimar a nadie, ni siquiera al apodo que ya es candidato); d) ajustar los acuerdos, a los estatutos del partido y ello implica sacrificio, ceder y aplicar la lógica política con sentido de justicia y democracia; y e) poner en marcha la estrategia electoral que corresponda a esta coyuntura política-electoral.
Pero lo que no necesita más tiempo, es, seguir sin un discurso político-electoral unificado, y peor aún, seguir haciéndonos oposición nosotros mismos en la creencia ciega de que el escenario no cambio y que el adversario, además de flojo, no prende ni tiene garras -llámese en este caso, la trayectoria ni el perfil- para una carrera de largo alcance y cierre victorioso como se perfila a favor de Danilo Medina.
Esto implica también, medir cada paso o decisión política a la luz del impacto perceptivo desfavorable que pudiera generar. Ello así porque no hay mucho tiempo para corregir errores ni para hacer piruetas innecesarias (creación de nuevas provincias, entre otros contrasentidos). Y el candidato, tiene experiencia en el manejo -efectivo-exitoso- de un discurso político pautado y sin zigzagueos. En la campaña 2012-2016, en el tramo último de campaña, por ejemplo, Danilo Medina, no cometió ¡ni un error! Mientras que, a Hipólito, solo había que ponerle un micrófono en frente, y perdía diez puntos porcentuales.
Visto así, queda, en lo que toca al PLD, resolver abajo (bases, cuadros y dirigencia), afinar arriba (los acuerdos), pactar (alianzas y Gobierno de Unidad Nacional) y salir para las calles sin pausa ni tiempo. No hay de otra.

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