TURISMO: Martinica, en el archipiélago antillano (2 de 3)

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Fort-de-France es la capital de Martinica

Además de Aimé Césaire, descrito en la entrega anterior, es pertinente decir que en Martinica también nacieron en el siglo pasado otros personajes que desbordaron los límites geográficos de su tierra natal, como Frantz Fanon, que fue pensador, médico psiquiatra, filósofo y escritor. Tuvo una brillante participación en diversos estudios de gran interés humano.

Fanon abordó con gran profundidad de análisis todo lo relacionado con la descolonización en diferentes lugares del mundo, así como divulgando los daños físicos y psicológicos que provocó la esclavitud en la población negra. Además realizó análisis literarios, políticos y filosóficos en los cuales se comprueba su gran vigor intelectual.

Martiniqués también fue el filósofo, ensayista y escritor René Ménil, incansable luchador contra la colonización y sus múltiples consecuencias negativas. Viviendo en Francia hizo importantes aportes al movimiento cultural y artístico conocido como surrealismo al mismo tiempo que luchaba por la independencia de su tierra natal.

Con más de 90 años Ménil publicó en el 1999 uno de sus ensayos fundamentales sobre el pasado de las Antillas (bajo el título de “Antilles déjá jadis”), en el cual reunió gran parte de sus escritos como pensador revolucionario.

EL AUTOR es abogado. Reside en Santo Domingo.

Otro gran martiniquense que debe resaltarse siempre es Édourd Glissant. Fue novelista, poeta, ensayista y activista cultural. Se le atribuye sin reparos ser el creador del concepto criollización, propugnando por una base de sustentación de la identidad de la negritud en Martinica y la mayoría de los demás territorios de las Antillas Menores.

En su obra titulada Sol de la conciencia, publicada en el 1956dejó establecido que: “…en las Antillas, de donde vengo, puede decirse que un pueblo está en proceso de construcción. Nacido de un caldo de culturas, en ese laboratorio en el que cada mesa es una isla, tenemos aquí una síntesis de razas, de hábitos, de saberes, pero que tiende a su propia unidad…”

Cruces de genes

En Martinica es fácil observar que en su población hay cruces de genes africanos, europeos y asiáticos que han dado como resultado el acoplamiento de diversos tipos raciales con costumbres, estilos musicales y expresiones culturales que se han fusionado entre sí, generando un universo social  que ha sido materia de estudios por antropólogos y sociólogos.

Desde el 1635 Francia tiene el control de Martinica, y desde entonces hasta ahora sólo ha habido allí maquillajes institucionales, que no han llegado a plantear la independencia. Esa isla antillana no es una colonia, como muchos creen, sino un territorio y departamento de ultramar del referido país europeo.

En el pasado hubo temporadas en que Francia perdió su dominio. Así ocurrió en el 1762, cuando una flota inglesa comandada por el almirante George Rodney tomó el control del fuerte San Luis, situado en la bahía frente a la cual está la ciudad principal de Martinica.

Pero en la descripción del pasado y el presente de Martinica es oportuno decir que entre los puntos de atracción que hay en su capital, Fort-de-France, está la Catedral San Luis. En el lugar donde se edificó hubo otras seis iglesias que fueron destruidas por terremotos y huracanes o saqueadas por forajidos de toda clase.

Ese hermoso templo católico fue construido a finales del siglo XIX, con un diseño arquitectónico neogótico. En la séptima década del siglo pasado fue objeto de una importante remodelación, que incluyó la llamativa pintura que exhibe ahora. Por su estructura se le dice popularmente la Catedral de Hierro. Tiene en el fondo y en los laterales hermosos vitrales. Está dotada de un órgano del cual se extraen especialmente cantos gregorianos.

Atractivos

También son de interés en ese territorio caribeño los parques urbanos y culturales Aimé Césaire y José Martí, las plazas Clemenceau y Francois Miterrand, el Museo de Historia y Etnología; los mercados de abastos, el cementerio de la Levée, el ancho y concurrido boulevar general Charles de Gaulle, así como el Jardín botánico de Balata, un auténtico bosque urbano, por su clasificación de arboreto.

Además de todo lo anterior en Fort-de-France funciona un teatro donde con frecuencia se presentan obras famosas. Es una suerte de carrusel de actividades culturales con sabor a historia, en el cual predominan las artes escénicas. Existe allí, asimismo, la plaza Cour Perrinon, un moderno edificio con tiendas cargadas de artículos variados. Reinan en ella los rones martiniqueños, famosos en muchos lugares del mundo, incluyendo en la República Dominicana.

Los odónimos de muchas de sus calles y avenidas corresponden a personajes famosos como Aimé Césaire, Lamartine, Émile Zola, Bolívar, Voltaire, Anatole France, Víctor Hugo, Pasteur, Félix Éboué, etc.

Forma parte de la República Francesa y de la Unión Europea

jpm-am

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