Llanto por los bosques del país
Para el Consejo Regional de Desarrollo. Inc. (CRD) es de gran preocupación los incendios forestales que se están produciendo en forma permanente en nuestros bosques, los cuales se han trasladado masivamente y en un alto grado a toda la geografía nacional, atentando en forma alarmante en contra de la supervivencia presente y futura de los dominicanos y dominicanas, así como de sus principales fuentes de producción y alimentación.
Dentro de esta penosa realidad, los estudios y levantamientos realizados por la dirección técnica del CRD, en torno a la situación del bosque dominicano y la metodología a seguir para su preservación, arrojan que los crecientes incendios forestales y las talas indiscriminadas y perjudiciales de nuestros árboles, además de los señalados, nos conducen peligrosamente hacia la destrucción de la fauna y la flora del país.
Conforme a estos estudios, tradicionalmente existen dos períodos de alto riesgo de incendios forestales en el año: febrero-abril y junio-septiembre, siendo marzo el mes de mayor ocurrencia de los mismos, con un promedio de 30 incendios en los últimos diez años, situación la cual, es también reconocida por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en diversos informes presentados por sus dependencias.
Al efecto, los mismos recogen que en el país la mayor parte de los incendios forestales, son debido en primer lugar a la acción humana irracional, bien sea generados intencionalmente para la ampliación de la frontera agropecuaria o por negligencia al no tomarse las precauciones adecuadas, sobre todo en las quemas agrícolas; por descuido (fumadores, fogatas, entre otros.); en un segundo aspecto, se debe a hechos accidentales (caída de líneas eléctricas sobre la vegetación o roce de las mismas con los árboles).
El contenido de la investigación hecha por el CRD, trazan como pauta que la efectiva detención de los fuegos forestales y las talas indebidas, amerita de una conciencia y voluntad colectiva, ya que con los mismos se están afectando sensiblemente a los bosques dominicanos en las tres categorías en los que están agrupados o clasificados, que corresponden a las siguientes :
1.- Bosque siempre verde (Latifoliado y de coníferas):
El mismo incluye dos subgrupos de bosques, el bosque pluvial de arboles altos, un clima húmedo tropical y dotado de muy alta pluviometría o capacidad de producir agua, y el bosque nublado localizado en las zonas montañosas caracterizado por estar cubierto de nubes, que genera una alta humedad y baja temperatura, en la actualidad el bosque siempre verde (Latifoliado) posee en nuestras áreas boscosas, una extensión estimada de 15, 077 Kms2., se encuentra localizado en la Región Norte del país, San Cristóbal, Monte Planta y la Sierra de Bahoruco.
2.- Bosque Seco:
Caracterizado por la escasez de agua y la pobre retención en su suelo de la misma, además, la alta temperatura que predomina en éste determina que su vegetación esté compuesta principalmente por especies de árboles de mediana altura que crecen sobre roca y secundariamente de altas alturas que se desarrollan en terrenos pantanosos. Estos bosques están localizados en la Regiones Sur y el Noroeste del país, en la actualidad detenta en nuestras áreas boscosas, una extensión estimada de 4,051Kms2.
3.- Bosque de Manglar:
Conformando por mangle que son el habitad de una gran biodiversidad, cumpliendo una alta función en la protección de nuestras costas y la productividad de las riquezas marítimas, detenta en la actualidad una extensión estimada en 293Kms2 de nuestras zonas boscosas, localizado en nuestras costas y sobre todo en los Haitises.
Rumbo que sugiere el CRD:
Para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), frente a la preocupante situación que se presenta actualmente en nuestros bosques, sería muy calamitoso que después de los grandes esfuerzos desplegados durante casi tres décadas por entidades privadas y organismos estatales, para superar significativamente el 11.7% en que se encontraba nuestra cobertura boscosa en todo el territorio nacional, en las décadas de 1980 y de 1990, que atentemos contra nuestras vidas y de futuras generaciones, permitiendo que colapse el proceso de reforestación y preservación de su ecosistema, que está obligada a seguir implementando República Dominicana, por tanto, entiende que todos los componentes de la sociedad dominicana debemos asumir un mejor rol, para proveernos de los niveles colectivos de conciencia y educativos, que nos permitan encarar con eficiencia y energía tan gravísimo problema.