¿Y los honrados ?
Dos grandes americanos de relieve ecuménico motivan este artícul José Martí, de quien dijera la premio nobel de literatura Gabriela Mistral,que era el más puro de nuestra raza, y Abraham Lincoln, una de las figuras más extraordinarias de la humanidad.
A Lincoln le cabe el honor eterno de haber salvado a los Estados Unidos como nación, al lograr que los estados capitalistas del Norte, vencieran a los estados esclavistas del Sur en la guerra de Secesión y a Martí, ser el forjador de la patria cubana y haber escrito las metáforas más bellas de la lengua española.
''Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un hombre que obedece a un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer las leyes injustas y permitir que pisen el país en que nació, no es un hombre honrado''. Con ese grado de lucidez se expresaba José Martí.
En cambio, Lincoln resumió toda su reciedumbre moral con pocas palabras, motivadoras aún 149 años después de su muerte: ''Se es igual de criminal, cuando se observa un crimen y se calla''
La conclusión es, que con honrosas excepciones, podemos afirmar, que la honradez está de vacaciones, pues permanecemos mudos, con un silencio cómplice que nos condena, y a nadie engañamos, pues es de dominio público, que nuestra República Dominicana cada día hace más fama, como uno de los países más corruptos del mundo y con menos mecanismos de control para evitar los actos de corrupción. A diario premiamos la impunidad y el intento de borrar el artículo 85 del código procesal, es el mejor ejemplo.
No es nuestra intención analizar cuáles han sido los gobiernos más corruptos de nuestra historia republicana, sino, establecer con responsabilidad, que nuestra clase política, así como la clase empresarial y otros sectores nacionales de importancia, no solamente han dado la espalda a esta realidad, sino, que han fomentado esa cultura de corrupción que nos hace cada día más pobres y crea las condiciones para rebeliones sociales.
Es inocultable, son contados los que se han atrevido a darle la dimensión que requiere el tema de la corrupción. La ruina moral está a la vista de todos. Después que Eugenio María de Hostos murió de asfixia moral, muy pocos se han atrevido a señalar a los corruptos por sus nombres. Solamente nos alientan las sabias palabras del apóstol Martí: ''Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen el decoro de muchos hombres''.Al igual de sentencioso fue Lincoln:'' Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo''