Vocería de los dioses el oro verde de la mariguana
Volver a ser una economía de plantación no sería malo si con ello damos un gran empujón a nuestro desarrollo económico. La posibilidad debe considerarse porque una parte de nuestra agricultura está gravemente amenazada por la apertura comercial que propician nuestros acuerdos de libre comercio. También porque la tecnología disponible haría de una plantación algo muy diferente hoy día de lo que fue anteriormente. Conviene pues fijarnos en la proliferación mundial del cultivo industrial de la mariguana. Debemos evaluar su posible aprovechamiento económico sin miedos irracionales.
¿Qué es la mariguana? El National Institute on Drug Abuse de los Estados Unidos nos dice que la palabra mariguana “se refiere a las hojas secas, las flores, los tallos y las semillas de la planta llamada Cannabis sativa o Cannabis indica. La planta contiene el químico THC que altera la mente y otros compuestos similares.” “Es la droga ilegal de mayor uso en los Estados Unidos. En el 2015, más de 11 millones de jóvenes adultos entre las edades de 18 y 25 años usaron marijuana en el año anterior.” “Sin embargo, el número de jóvenes que creen que el uso regular de la mariguana comporta riesgos está en declive.” (https://www.drugabuse.gov/publications/drugfacts/marijuana).
Cultivada por más de 4,000 años, la mariguana tiene usos tanto medicinal como recreacional. Sin embargo, la Convención Única sobre Estupefacientes de la ONU de 1961le asignó un nivel de peligrosidad igual al de la heroína. Esa estigmatización ha sido responsable de que los numerosos cannabinoides que la componen no hayan sido estudiados suficientemente. Hoy día la situación esa cambiando, en tanto muchos estudios serios y profundos están en curso y las propiedades terapéuticas de su otro componente (CDB) se tienen como diversas y prometedoras. También se ha comprobado que su peligrosidad no es tan grave. La sobredosis de opioides causa unas 60,000 muertes al año en EU, pero la sobredosis de mariguana no causa muertes.
Las Naciones Unidas estima que ya son unos 200 millones de consumidores habituales y unos 75 legales. Las proyecciones de los beneficios de esta industria las hacen comparables, cuando alcance su madurez, a la industria cervecera. “Los financieros dicen que es la mayor disrupción en el mercado desde el nacimiento de Amazon.” Y, en consecuencia, no estaría mal que nuestro país aprovechara ese enorme mercado.
Un reportaje de El País ofrece una idea del enorme potencial económico de esta planta (https://elpais.com/elpais/2019/03/18/eps/1552929980_035433.html). “En torno a la imparable legalización de su uso medicinal y recreativo (principalmente en Canadá y Estados Unidos, pero con un creciente uso terapéutico en la UE, desde Italia a Portugal y Alemania) ha surgido un suculento negocio global que prevé mover en 2025 unos 50.000 millones de euros en todo el mundo. Alrededor de ese cuerno de la abundancia se está creando una industria que en cinco años ha pasado de la ilegalidad y las rastas a cotizar en Bolsa… Y donde las grandes corporaciones de la distribución, alimentación, bebidas, tabaco, fármacos, software, biotecnología y fertilizantes, desde Coca-Cola hasta Philip Morris o Pernod, están tomando posiciones.”
A pesar de esta “fiebre del oro verde” todavía no se cuenta con profesionales bien calificados sobre sus requisitos agrícolas, industriales y comerciales. Manuel Guzman, catedrático de Bioquímica de la Universidad Complutense de Madrid dice: “Cuando lo consumes, es importante saber qué estás tomando, de qué variedad, en qué cantidad y conocer su trazabilidad. Y qué efectos secundarios e interacciones tiene. Y eso se logra con una regulación estricta; con un producto estándar, seguro, controlado y bien envasado y etiquetado. Y de calidad farmacéutica.”
A medida que se avanza en el estudio de las propiedades de la planta, crece su aceptación y se legalizan los cultivos. En EU ya hay 33 estados que han legalizado su uso para fines medicinales y otros 10 para usos recreacionales, contándose en 160,000 los empleos generados. En nuestro continente, ya Canadá y Uruguay han legalizado su cultivo y uso. Hace apenas meses que Canadá, donde 5 millones la consumen y la industria alcanza los US$6,000 millones anuales, comenzó a establecer una regulación integral, la clave para su correcto uso. (Canopy Growth, la multinacional más grande de la mariguana, es canadiense,(https://www.canopygrowth.com/investors/news-releases/canopy-growth-welcomes-houseplant-to-the-family/). Uruguay, por su parte, tiene la más completa regulación hasta ahora.
Canadá está controlando el negocio, incluyendo los segmentos científico, agrícola, industrial y logístico: “desde el cultivo hasta la recogida, extracción, purificación, manufactura en las distintas presentaciones (flores secas, aceites y capsulas de gel) y su distribución en dispensarios, farmacias, clubes o páginas web.” Se “crean nuevas variedades botánicas rigurosamente registradas (y que son víctimas incluso del espionaje industrial), adquieren y promueven cultivos desde Colombia hasta Malta y Grecia, y desde Siria hasta Portugal, Andalucía o Murcia (sin olvidar China, con plantaciones del tamaño de 10.000 campos de fútbol), y engrasan su maquinaria para el día en que se legalice el consumo recreacional en todo el mundo y no solo el medicinal (que únicamente representa un tercio de los ingresos).”
Sin embargo, la oposición local a la legalización de la mariguana es fuerte y no le importa que un creciente número de países lo haya hecho y que otros tantos la han descriminalizado (https://es.wikipedia.org/wiki/Legalidad_del_cannabis). La más tajante oposición proviene de las instituciones que tienen que ver con la persecución y control de la mariguana, como el Consejo Nacional de Drogas (https://noticiassin.com/cnd-fija-su-posicion-sobre-la-legalizacion-de-marihuana-en-rd/) y la DNCD. Lo mismo han hecho también las entidades que bregan con la adicción a las drogas, tales como Hogar Crea (https://www.elcaribe.com.do/2018/08/28/panorama/pais/hogar-crea-se-opone-legalizar-marihuana/) y Casa Abierta (https://www.elcaribe.com.do/2018/08/28/panorama/pais/hogar-crea-se-opone-legalizar-marihuana/). Algunos individuos se han también manifestado en contra (https://ensegundos.do/2018/08/29/es-correcto-legalizar-la-marihuana-en-republica-dominicana/), inclusive en artículos de prensa (https://www.diariolibre.com/estilos/blogs/hablando-con-el-pediatra/mariguana-legalizacion-y-emergencias-FA12475132). Y hasta la ONU ha alertado sobre los riesgos (https://www.diariolibre.com/actualidad/internacional/la-onu-alerta-sobre-los-riesgos-de-la-legalizacion-de-la-marihuana-HF12242757).
Pero frente a la creciente legalización, y especialmente ante el categórico abrazo a su industrialización de un país como el Canadá, pecaríamos de insensatos si no abrimos un debate nacional sobre este asunto. Es probable que la actual oposición se deba a prejuicios incubados por ignorancia y temores infundados. La manera de ventilar el tema es que el Poder Ejecutivo nombre una comisión de notables con el encargo de rendirle un exhaustivo reporte al Congreso. Por supuesto, sus miembros deben ser escogidos por su catadura científica y por su imparcialidad. Pero desde ya las autoridades podrían ir pensando en la legalización para usos medicinales, tal y como ya lo han hecho Costa Rica, Puerto Rico y Jamaica.
Los miedos irracionales son culpables de muchos entuertos en la vida. Por eso no sorprendería si la idea de convertirnos en la gran plantación de mariguana del Caribe escandaliza a muchos. Pero el internet permite despojarse de tales miedos, investigando a fondo las posibles consecuencias de la legalización (https://www.globalcommissionondrugs.org/wp-content/uploads/2018/08/2018-Report-Informe-Dossier-de-prensa-SPA.pdf).Seria el internet el responsable de que las actitudes cambien y podamos figurar entre las naciones que mayor beneficio extraigan de la inteligente explotación del “oro verde”.