“Vísteme despacio, que voy de prisa”
Esta frase, atribuida a distintos personajes de la historia, desde Napoleón Bonaparte a Fernando VII, nos enseña que, por más premura que se tenga, hay que tomarse su tiempo para evitar cometer errores.
El emperador romano Cayo Julio César Augusto fue mucho más específico cuando dijo: “Caminad lentamente si queréis llegar más pronto a un trabajo bien hecho”
Estos ejemplos vienen a cuento, observando el apresuramiento que tiene la llamada sociedad civil, para que el Poder Ejecutivo se inmiscuya en algunos expedientes que están en proceso de investigación en manos del Poder Judicial, especialmente en el que se implica a la multinacional Odebrecht.
La prisa es muy mala consejera. En el ámbito judicial de nuestro país, se estila dejar caer muchos expedientes, principalmente sobre corrupción, por haber sido rápida y pesimamente elaborados. En muchísimas ocasiones adrede, para que el juez no tenga alternativas y se vea obligado a declarar el documento inadmisible, mal fundado o carente de bases legales, con las subsecuentes descargas del o los acusados por falta de pruebas,
Un punto, una coma, hasta un espacio en una oración puede cambiar el sentido de la misma. Observemos este ejemplo:
“Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda” En esta oración falta una coma. Pero, dependiendo donde usted coloque ese signo ortográfico, le cambia el sentido a la oración. Veamos”.
Si usted es hombre, le pondría la coma al final de la palabra “tiene” y diría:
“Si el hombre supiera realmente el valor que tiene, la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda” Si por el contrario, usted es del sexo femenino, la colocaría después de la palabra mujer, cambiando totalmente el sentido:
“Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer, andaría en cuatro patas en su búsqueda”
Podemos ver lo importante que es una simple coma en el contexto de una oración.
Eso mismo sucede con los expedientes en la justicia. Tenemos abogados especialistas en hurgar en la búsqueda de esos puntos y comas que cambian el curso de los expedientes, con lo que tienen en sus manos la herramienta necesaria para desnaturalizar cualquier expediente.
En el caso de la justicia estas frases deben aplicarse al pie de la letra. No puede festinarse un expediente documentándolo deficientemente.
A menos que esto sea exactamente lo que busca la llamada sociedad civil al atosigar al gobierno, específicamente al Poder Ejecutivo cuando le pide acelerar expedientes que ya están en manos del poder judicial.
En el momento que el presidente de la República mencione un nombre, un solo nombre en el caso de Odebrecht o de cualquier otro que esté en proceso judicial, en ese mismo momento se contamina el documento. Ahí mismo aparece el punto que le cambia el sentido a la oración de la justicia.
Pero no un punto y coma cualquiera. Específicamente Punta Catalina. El punto que está buscando la hipócrita sociedad civil, pues ellos, como José Martí, conocen el monstruo, porque siempre han vivido en sus entrañas.
JPM