Vientos de guerra en el PLD (y 10)

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EL AUTOR es politologo y profesor universitario. Reside en Santo Domingo

 
Establecí claramente en los nueve artículos anteriores, que la política en su carácter de ciencia obedece a leyes, que tarde o temprano brotan, como lo hace una espina en una flor que »se resiste a lo imposible».
 
La lucha por el poder que se libra en el partido oficial, no es una lucha de tendencia, pues el debate no gira en torno a lo ideológico y mucho menos, a un retorno a los principios del prócer vegano: Don Juan Bosch. Es una lucha encarnizada por el poder sin que ninguno de los dos máximos líderes haya explicado al pueblo el porqué, uno quiere quedarse y el otro quiere regresar. 
 
En esta lucha grupal, hay aspectos sumamente preocupantes, que algunos en su estado febril pierden de vista: un resquebrajamiento como el que se avista en el partido de gobierno, sería fatal para nuestra gobernabilidad.
 
Pienso que el entorno que procura la reelección del presidente Danilo Medina, actúa con torpeza cuando incurre a emplazamientos, amenazas y a presiones innecesarias al expresidente Leonel Fernández. No es sensato acorralar a  una persona que ha ocupado en tres ocasiones en solio presidencial y que nunca ha dado muestra de pusilanimidad,  ni siquiera frente a los »americanos» y más cuando es él que tiene »la llave de la victoria o la derrota», según  el pre candidato presidencial Francisco Javier García.
 
Lo cierto es que se ha creado una atmósfera hostil que ha obligado a algunas instituciones con incidencia social, a querer evitar la división de esa entidad política.
 
El panorama aparenta estar abstruso, pero en verdad está más claro que una tarde de verano para quienes conciben la política como arte y ciencia. El profesor Fernández, quien sigue siendo un estudioso de los clásicos, debe recordar que Antonio Granscy y el mismo Lenin, conceptualizaron sobre el empate catastrófico. Lo asumieron como una crisis estatal, ante una confrontación de dos proyectos con visiones distintas. Ambos teóricos coincidieron en que esa ambición de poder, impacta el ámbito institucional, al involucrar al parlamento y las fuerzas sociales a las que habría que seducir. 
 
Tanto Granscy como Lenín documentaron que la salida a este tipo de empate catastrófico, era siempre una parálisis social y ésto es lo que ambos lideren deben evitar por el bien  al país.
 
La decisión final del expresidente Fernández podría partir de estos interrogantes: ¿ Cuál sería su futuro político, en caso de  Danilo Medina gobernara 4 años más? ¿ Conservaría la presidencia del partido? ¿ Cuántos legisladores conservaría? ¿ Se detendría la intriga? ¿ Qué pasará con Margarita Cedeño? ¿ Cuántos Leonelistas podría conquistar el Danilismo en esos 4 años? En fin, los diálogos socráticos  y su mayéutica le harían mucho bien al ex jede de Estado.
 
Aun con los riesgos que implica, Leonel tiene en estos  momentos la fuerza disponible para hacer un buen arreglo que salvaría su circunstancia, la parte y el todo. En lo adelante todo será alta política, donde lo sentimental y lo emocional no cuenta, ni siquiera: el »pobre» Bosch.
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