Venezuela: El chavismo acabó con los burros
Sin faltar a la verdad, puedo manifestar que en toda la historia de la humanidad, nunca habían existido tres mentes tan diabólicas y protervas como la del filósofo, político y escritor prusiano Friedrich Engels Burns, la del apátrida y también prusiano
Karl Heinrich Marx Presburg y la del ruso Vladimir IIych Ulyanov, mejor conocido como “Lenín”, quien plasmó en la praxis los planteamientos ideológicos, políticos, económicos y filosóficos de los dos primeros, cuando encabezó el levantamiento en Rusia de los bolcheviques en contra de la dinastía zarista.
Estos tres personajes han sido las figuras que, a partir de la publicación en Londres, Inglaterra, por los dos primeros del llamado “Manifiesto Comunista”, fueron el triángulo que han provocado a todo lo largo del siglo XIX hasta el presente, más de 100 millones de muertes en el mundo, haber instalado dictaduras comunistas en muchas naciones, (ya quedando pocas), causar miserias, hambre y destrucción durante años en diversos países y motivar la división, el odio, el resentimiento y la guerra fratricida entre compatriotas en una misma nación.
Desde los planteamientos utópicos, idealistas e irrealizables expuestos por Marx y Engels en “El Manifiesto Comunista” y la instalación del primer gobierno con esa orientación en Rusia con la Revolución Bolchevique en Petrogrado en 1917, la historia demostró que fue un fracaso en su esencia teórica y en su praxis. Lo resumimos así:
- a) Marx y Engels afirmaron que la revolución socialista iba a tener su inicio en una nación industrializada como la Alemania de la época y no fue así, ya que se dio en la Rusia zarista, por cierto muy atrasada respecto a la Alemania de entonces;
- b) Se iba a desplazar en el mundo el sistema socio-económico capitalista para ser reemplazado por el socialismo del proletariado, no siendo así y resultando lo contrario ya que el sistema capitalista es predominante un siglo después; y
- c) El social comunismo dominaría el mundo y por consiguiente, la lucha de las clases sociales iban a desaparecer y terminar así la supuesta “explotación” del hombre por el hombre y los sistemas de producción económica iban a ser dominados por el Estado a fin de “repartir los bienes de manera igualitaria”.
El fin de esta aventura traumática y negadora del libre albedrío de millones de seres humanos en Europa, llegó a su fin 79 años después, comenzando con la caída del Muro de Berlín el 9-10 de noviembre de 1989, el cual partía en dos a Alemania y, posteriormente, la disolución de la ex Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) el 25 de diciembre de 1991, con la implementación de La Perestroika de Mijaíl Serguéyevich Gorbachov.
A partir de entonces, sólo una rémoras de unas cuantas naciones de 196 que tiene el mundo, han mantenido y otras se han incorporado en cierta forma, a seguir empecinadas en algo absurdo, inhumano y de cruel política estatal, a seguir ese pasado ideológico de muertes y destrucción: Cuba, Laos, Vietnam, Corea del Norte y la alineación ideológica de Venezuela. Lo de la China es una mezcla de “paloma y tarántula”, porque mantiene su esquema ideológico-dictatorial, pero su sistema económico está sumergido de lleno en la teoría del Tío Sam y hasta compite con él. Lo que nos demuestra con los hechos, que Mark, Engels, Lenín y Mao estaban totalmente equivocados, en el sentido de que el sistema de producción capitalista era nocivo para el desarrollo de las naciones y de sus ciudadanos y de que éste daría paso al socialismo económico.
Pero siempre aparecen personajes en la historia que no aprenden de la misma y que en su afán de grandeza o respondiendo a un resentimiento oculto, enlodan su nombre y arrastran tras de sí a toda una nación y al conglomerado social que la constituye. Ese fue el caso del Tte. coronel Hugo Rafael Chávez Frías, que fue la génesis de la debacle social, económica y política que ha llevado a la Venezuela de hoy al abismo en que está.
La quimera socialista bolivariana
Hugo Chávez se vanagloriaba en decirles a sus acólitos que “Donde iba Cuba iría Venezuela”, queriendo decir con ello, que iban a homologar desde su gobierno, los pasos socialistas de la Cuba Revolucionaria. Tremendo error de percepción política, porque en la región del área, Cuba ha sufrido un retraso de 50 años comparadas a otras naciones. Eso significaba, que la Venezuela de Chávez iba a ser los mismo que cuando un ciego sigue a otro y el resultado es que ambos caen al precipicio.
En efecto, la Venezuela chavista ha caído en un abismo y una profunda crisis social, política y económica como nunca antes se había visto, a pesar de estar asentada en una inmensa riqueza natural que ha sido dilapidada de la forma más injusta y de que nada sirve la misma, sino se tienen las herramientas, el tesón y los mecanismos para hacerla rentable.
No hay trabajo, existe una crisis sanitaria con hospitales desvencijados y sin medicamentos, con muchos médicos emigrando, sin camas ni atenciones adecuadas y con la reapariciones de enfermedades ya superadas como la malaria, la tuberculosis, difteria, sarampión, el dengue y el mal de Chagas, afectando a cientos de personas. Una inflación galopante que hace añicos los salarios, un costo de vida inalcanzable para las mayorías, una delincuencia que se ha apoderado de la Nación, un gobierno corrupto hasta el tuétano y confabulado con el narcotráfico internacional y un total desorden institucional que han hecho de ese país prácticamente un Estado fallido, en donde no se respetan los poderes ni la institucionalidad.
El hambre, las necesidades, la falta de agua potable, de alimentos, los cortes de electricidad, han hecho que cientos de miles de venezolanos huyan despavoridos de su país que una vez en la década de los 70 se convirtió en la meca de las emigraciones de latinos por su abundancia de trabajo y de oportunidades. Pero lo peor de todo esto, es que los chavistas se jactan de proclamarse “soberanos e independientes”, más sin embargo, puntos sensibles del gobierno como los organismo de seguridad, la policía, las fuerzas armadas, el organismo electoral y otras instituciones, están siendo asesorados y controlados por oficiales cubanos, conscientes de que, ante el creciente descontento no dejar cabos sueltos (por su experiencia) que ponga en peligro el beneficio económico que obtiene La Habana de tener como lacayo al gobierno chavista.
El chavismo acabó con los burros
Soy un apasionado de la política sobre todo, la del ámbito internacional, pero, nunca en mi vida había visto e imaginado que las crisis políticas y los actos de lesa corrupción gubernamental de una cofradía estatal como la de Venezuela, no solamente afectarían a sus gobernados, sino que la misma se extendería de manera cruel y avasallante contra los animales y en específico, contra los pobres burros o asnos, cuyo nombre científico es Equus africanus asinos.
Estos animales son generalmente usados como de carga y son conocidos por su terqueda en virtud de su amplio sentido de auto preservación que tienen, por lo que se le hace difícil a una persona obligarlos hacer algo que esté en contra de sus intereses o seguridad. De ahí proviene la conocida expresión popular que dice: “Esa persona es más terca que un burro”.
El caso es que, el Estado Falcón de Venezuela tenía una particularidad en relación a los demás Estados y era que allí los burros eran tan numerosos, que durante mucho tiempo se tornaron en un peligro vial en sus carreteras, calles y hasta en la propia pista de aterrizaje del aeropuerto de Coro que es la capital del referido Estado y las autoridades se vieron compelidas a usar vehículos especiales para despejar a los burros en diversos sitios porque se constituían en un peligro para el tránsito y las personas.
Pero, desde hace años, el socialismo bolivariano con su política de hambre, miseria y escasez en todo el sentido de la palabra, hizo que los ciudadanos de ese Estado venezolano, acostumbrados a comer pescados, chivos y carne de vaca, conejos y granos, debido al hambruna que hoy azota la patria de Antonio Nicolás Briceño, se han visto en la necesidad de sacrificar a los burros que antes pululaban por doquier, debido al hambre que azota en forma despiadada a la gran mayoría de los hijos de Bolívar, excepto, a la nueva clase llamada “Boliburgueses”, fruto del saqueo al erario de un grupo de chavistas que controlan todos los poderes estatales.
A pesar de que la carne de estos infelices animales que les tocó vivir “el socialismo bolivariano”, al decir de los moradores, “es dura y huele mucho”, se han convertido en el paliativo a manos para mitigar el hambre que no espera ni sabe de política, corriendo obviamente, con el riesgo de enfermarse.
De esa manada de asnos que deambulaban por todas parte en Coro en el Estado Falcón de Venezuela, solo queda ya el recuerdo de los letreros que advertían a los conductores de su presencia. Pero, a pesar de la desagracia que viven los venezolanos, siempre tienen una chispa de humor y, cuando se le pregunta a un lugareño de Falcón por los burros, simplemente contesta: “Ya no hay burros, nos los comimos todos, sólo queda uno y está en el Palacio de Miraflores”