Una piedrita más en el camino
Los cambios genéticos en las personas tardan entre 100 y 150 años. El mundo a nuestro alrededor está cambiando a una velocidad pasmosa, por lo que no tenemos tiempo para adaptarnos. Para agravar más el cuadro, los muchos médicos por lo general perdieron la capacidad de diagnosticar, pensar, estudiar y preocuparse por sus pacientes. Ya ni partos naturales quieren hacer.
Inmersos en Hospitales, Clínicas, que generalmente les imponen contratos y reglamentos de comportamiento muy rígidos, que les obligan a tener que desentenderse de un paciente y transferirlo a otro médico cuando su enfermedad diagnosticada no es de su especialidad, que cada día se ramifica y ramifica.
Esto sumado a la presión de pago su consultorio propio o alquilado por área común, y de tener que mantener ese centro hospitalario lo más lleno posible de internos, internamientos innecesarios muchas veces, para poder cubrir los altos gastos de personal, electricidad, y todo lo que implica el operar un centro hospitalario bien mantenido, más los seguros para mala práctica que pudiesen presentarse. Muchos quizás sean tan víctimas como nosotros.
En R.D. ningún médico declara en justicia contra otro, no importa lo que haya sucedido, pues la Asociación Médica, simple gremio, lo marca, pudiendo perder no solo su consultorio sino también el exequátur y titulo de Médico que solo vale en el país, y tendrían que irse a revalidar y practicar en otro lado, si es que las relaciones medicas internacionales no los han fichado. Esto requiere mucho dinero y varios años, así que que podría pensar que mejor me callo.
Las estadísticas de enfermedades catastróficas son alarmantes y crecientes. Niños hasta de meses con cáncer y otras enfermedades terribles. Medicinas y tratamientos criminales y generalmente inoperantes, nutriólogos que no hacen bien su trabajo ni analizan, por ejemplo, que en RD no se puede aplicar una dieta o alimentación del mediterráneo o de EE.UU. o cualquier otro sitio, pues la microbiota intestinal está preparada para los patógenos y alimentos locales, y obvian lo que nos viene desde generaciones atrás, y hasta le insuflan nuevos bacterias y patógenos que no existen localmente y que vienen en los medicamentos recetados.
Si tuvieran vocación de ayudar, no de ganar, si estudiaran, y cuando fueran a seminarios algunos solo se inscribieran en conferencias y se fueran a turistear y luego con todo descaro pasaran a buscar su diploma de asistencia, quizás otra cosa sería y tendríamos más esperanza, pues no sería el dinero y la incapacidad que presentan lo que moviera a tantos, y todo en connivencia con políticos y gobiernos que también se lucran y dejan que al pueblo lo envenenen, lo masacren con una medicina cada vez más convertida en negocio. Sin hacer leyes y obligar a cumplirlas.
Alimentando a niños y medicándoles con medicamentos para adultos, compotas y alimentos que nos llegan llenos de componentes cancerígenos, que nos está matando más rápido de los que quisiéramos. Nadie ve las estadísticas, pues lo primero es enriquecerse.
En EEUU. Cada vez hay más obesos, más autistas, más incapaces, más locos, pero los organismos controladores están plagados de gente de las farmacéuticas y de Monsanto, quien está acabando con el campo, con las semillas, con las cosechas y nos están llenando de transgénicos, con el beneplácito de los gobiernos.
Lo que comemos hoy no es lo comieron nuestros padres y abuelos. Pollos, huevos, vacas, puercos, llenos de hormonas y medicamentos. Llenos de tumores y pus. Que comen hierbas transgénicas, cancerígenas y llenas de pesticidas y venenos, que nosotros también nos tragamos y para quienes el cuerpo no tiene defensas pues aun no se ha acostumbrado y creado anticuerpos a este ambiente tan nuevo geológica y biológicamente.
Con médicos y sistemas de sanidad hablándonos mentiras sobre el cáncer, lo ataques cardíacos, derrames, etc., con medicamentos, no transparentando sus componentes, las vacunas obligatorias que cuentan con miles de estudios serios sobre lo que es inyectar a un infante mercurio y aluminio y volverlos autistas si tienen suerte.
No saben cómo combatir tantas enfermedades que han causado y gente se muere más de radiación y quimio que del mismo cáncer. Pero el sistema se enriquece con el sufrimiento y la muerte de los que no protestan. Son pocos los que no tienen algún familiar o conocido con uno o más de estos problemas, que antes eran raros.
Estamos más preocupados por elegir qué ladrón vamos a instalar en el gobierno, que de cuidarnos para que no nos siga robando y mal cuidando, que cuidarnos nosotros mismos y los nuestros y preservar un futuro vivible que se nos desvanece rápidamente.
Lo triste es que como no leemos ni pensamos, vamos avanzando cada vez más rápidamente arreados al precipicio del colapso humano.