Una licencia
La muerte, ave medalaganaria, siempre nos impacta, aunque estemos en su espera y sepamos que vendrá en cualquier momento y más aún, pese a que nos consta que es ineludible, igual logra descompensarnos.
Su vuelo a veces rasante, a veces alto, nos sacude, nos choca y es tan atrevida que en ocasiones deja que sus alas nos rocen provocadoras.
La parca es señora en medio de los temas sociales que nos muerden, de las injusticias lancinantes propiciadas por políticos, empresarios y hasta por pueblo común. No distingue de clases y burlona o circunspecta toma todas esas almas tan suyas.
Hoy me ha tocado recibirla, verla bien cerquita de mi amigo Abraham, el hermano que la vida y quizás ella misma me prestó. Lo ha tomado en todo el esplendor de sus 42 años.
Vino tan común, vestida de infarto, conocedora de que a esa edad son fulminantes esos ataques a la máquina que mueve el resto del organismo. Tal vez mejor así, más sano que no tocara el órgano más esencial, el cerebro, y que lo arrebatara con una expiración cuasi tranquila, sin gran dolor. Esa es la parte menos dura.
Siempre he visto a la muerte como un respetable personaje, al que hago reverencias, pero esta vez me sacudió fuerte, para luego hacerme entender que no me quitó más que la parte física de mi compañero porque lo otro está aquí, donde debe estar siempre.
Justo eso, lo vivido, lo plasmado me permite tomar esta licencia para escribir desde la hermandad que genera la convivencia saludable con la gente amada.
¡Buen viaje!
of-am
gracias a todos
me ha conmovido esa forma tan exquisitamente poetica de descifrar a la muerte, la cual tenemos todos pisandonos los talones. desde mi atalaya te envio el pesame, un amigo bueno y solidario es ni mas ni menos que eso, un hermano.
a fuerza de leer a los que escriben, es inevitable que se conviertan en parte de nuestras vidas. el acto de hacer un simple “click” para leerla ya es parte de nuestra rutina, se añade a las cosas placenteras de la vida como el café mañanero y establece un vín**** afectivo con el escritor del cual nos damos cuenta cuando pasan tragedias como ésta.
por ello, aunque no conocí a abraham, es imposible no conmoverse con su pérdida. le deseo esa paz que solo puede nacer de la convicción de haber sido bendecida con la amistad de una persona como él.
es muy difícil escribir lo que se siente cuando parte un ser que tenía una presencia importante en nuestra vida, todos hemos pasado por esa situacion, muy dolorosa, nunca se sabe, paz eterna por siempre.