Una forma distinta de hacer política

Los dominicanos, caracterizados en imponer ideales innovadoras, básicamente a partir del asesinato del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, en 1961, cada cierto tiempo originan cambios en la forma de hacer política.

En esa búsqueda, aparecen los fenómenos. Con la muerte de Trujillo, aparecieron Joaquín Balaguer, que en ese gobierno se consideró como un cortesano, y el profesor Juan Bosch, uno de los principales líderes latinoamericanos que impulsó las ideas para una sociedad más justa, basada en el nacimiento de una democracia participativa, como estable.

Luego de Balaguer y Bosch, apareció Leonel Fernández, que gobernó 12 años apadrinado por esos dos grandes líderes de la política Iberoamericana. Luego nace otro fenómeno: Danilo Medina, uno de los más brillantes de todos los gobernantes latinoamericanos del momento, basado en los éxitos de sus dos gobiernos, fundamentados en la mejoría social de la gente.

Danilo unió las obras del Estado con el contacto personal para la solución de problemas sociales. Leonel, un brillante intelectual, logró importantes éxitos en sus gobiernos, pero se centró más en el desarrollo urbanístico del Gran Santo Domingo, aunque fue exitoso en las políticas macroeconómicas, a diferencia del actual jefe de Estado, que está concentrado en fortalecer los sectores de menores ingresos, con una alianza evidente con los grandes productores, medianos, pequeños y micros.

Y detrás de los últimos, entró la gran masa de emprendedores impulsados por el  gobierno de Medina, los cuales siguen recibiendo préstamos de grandes cantidades de millones de pesos cada año, apenas presentando la cédula de identificación personal como garantía ante el Estado.

Danilo abarca a todos los ángulos. ¡Éxitos por aquí y éxitos por allí! Ahora el fenómeno es Gonzalo Castillo, el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y fuerzas aliadas.

¡Un candidato que difícilmente pierda, no porque es un empresario, porque hay otros inversionistas aspirando a la misma posición, sino porque se trata de un hombre con profundos sentimientos humanos, de bondades extraordinarias, afable, con mucha nobleza, decente,  excelente emprendedor, generoso y un fiel intérprete del pensamiento político de su líder, el Presidente Medina!

Este señor, que transformó al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, en una de las más modernas instituciones del Estado, con su Plan de Seguridad Vial, así como por el rescate de la mayoría de las carreteras del país, hoy es visto como el aspirante presidencial mejor valorado por la sociedad.

Lo más valorado del accionar de Gonzalo Castillo, sacado como una prenda nueva de una maleta por el Presidente Medina, porque no se conocía como figura política, no  solamente fue exitoso en sus funciones como ministro, sino que a eso él le inyectó lo que hacía antes como un hombre de sentimiento humanista a favor de los más necesitados:

Resolverles problemas a los pobres con sus recursos y usando los de la campaña electoral como candidato presidencial, para llevarles tranquilidad a millares de hogares, donde quizás hacía falta hasta mascarillas para las familias protegerse del coronavirus.

Lo más significativo del momento, es la ruta aérea que Gonzalo Castillo abrió para traer, sin pagar un centavo, a miles de dominicanos que se encontraban en Estados Unidos, Cuba, Chile, España y otros países, al momento de cerrarse las fronteras por el coronavirus.  Y a eso se le agrega su plan de construcción de viviendas para familias humildes.

Del plan de vuelos aéreos gratis de Gonzalo, también se benefician personas que residen en diferentes países, pero que  temerosos de enfermarse lejos de sus familiares, hicieron los contactos con el candidato  Castillo, de manera directa y por vías de otros sectores,  para que los trajera. Las soluciones individuales, en estos momentos de crisis por el COVID-19, son más importantes que las obras colectivas.

¡Que es lo que está haciendo Gonzalo! La política de hoy es muy diferente a la de hace décadas. Antes, en los gobiernos de Balaguer, con funditas, que a decir verdad eran preponderantes, las cuales, acompañadas de los programas de viviendas, la reforma agraria, las brigadas obreras a favor de los productores y la facilitación de insumos, se convertían en “armas mortales” para la oposición.

Hoy, fruto del avance del consumismo de los países, la política es la de inversión en salud, educación, producción, turismo a gran escala, tecnologías, buenas comunicaciones viales para la movilización de los ciudadanos nacionales o extranjeros, construcción de infraestructuras deportivas masivas, viviendas, capacitación, desarrollo de grandes proyectos económicos, buenos servicios públicos, formación militar, incluyendo a los policías, y otras actividades que ya son normales, porque el gobierno de Medina se encargó escuchar esos reclamos.

Gonzalo, apoyado por el Presidente Medina, sólo tendrá que mantener ese trabajo y agregarle otras ideas. Pero el mayor éxito de este hombre está en el desprendimiento de sus recursos para ayudar a los más necesitados. Eso mismo puede hacerlo cualquier otro de los aspirantes presidenciales, pero evaden esa responsabilidad social.

Los políticos deben entender que ya no basta con construir o gestionar obras para las comunidades, sino que a eso hay que agregarle los problemas económicos de millones de votantes. Los votantes consideran que las construcciones de obras sociales corresponden a una responsabilidad del Estado, por lo que éstas no tienen tantos efectos positivos en los procesos electorales.

Ahora, más con la crisis mundial causada por la pandemia del coronavirus, los candidatos tienen que agregarles las soluciones sociales personales a su campaña presidencial y legislativa. ¡Que es a lo que está dedicado  Gonzalo! Hay candidatos a diputados y senadores que en estas elecciones, a pesar de que fueron ganadores de reelecciones, no van a pasar, por lo que serán sustituidos por nuevas figuras. ¡De todos los partidos políticos!

Se alejaron de los votantes por más de tres años y medio, porque entendieron que esa era una responsabilidad de la Presidencia de la República, en el caso de los oficialistas, y la respuesta será el no. Aún así, de acuerdo a lo que se observa, parece que el PLD y aliados seguirán controlando la administración del Gobierno Central, en compañía del Congreso Nacional.

Es lo más conveniente, porque un cambio podría ser destructivo para la mayoría del pueblo, que tendría que pagar el costo de la inexperiencia, del alza desmedida en el pago de los impuestos, las cancelaciones masivas de servidores públicos, la disminución de las inversiones privadas por falta de seguridad, las públicas alegando falta de recursos, dando inicio así al retroceso económico y social de la nación.