Un veto oportuno, necesario, humano y valiente
El Presidente Danilo Medina, una vez más, demostró coherencia y firmeza políticas con la observación que hizo al Código Penal a los fines de que nuestros legisladores asuman, con responsabilidad, la modificación de las arcaicas e improcedentes penalizaciones contra la mujer.
Obviamente, nos referimos al veto oportuno, necesario, humano y valiente que, en base a las facultades que le atribuye la Constitución, hizo el Presidente Medina al negarse a promulgar el Código Penal para que, senadores y diputados interpreten los verdaderos sentimientos y necesidad de la mayoría del pueblo dominicano con relación a los merecidos casos en que procede la interrupción del embarazo de una mujer.
Con justa precisión el Presidente Medina, en procura de reivindicar el derecho a la vida, el respeto y la dignidad de la mujer, en especial, de las mujeres pobres y las pertenecientes a la clase media, mediante el veto al Código Penal, solicita lo siguiente:
“Art. 110. …La interrupción del embarazo practicado por personal médico especializado en establecimiento de salud, públicos o privados, no es punible si se agotan todos los medios científicos y técnicos disponibles para salvar las dos vidas, hasta donde sea posible. Igualmente, no constituye un hecho punible la interrupción del embarazo en los siguientes casos:
“I) Cuando el embarazo sea el resultado de una violación, rapto, estupro o incesto, siempre que se practique dentro de las primeras doce semanas de gestación y que el mencionado hecho hubiere sido denunciado, o sea manifiesto que la víctima ha estado en la imposibilidad de hacer la denuncia.
“2) Cuando debido a una malformación congénita, clínicamente establecida, la vida del concebido se considere inviable.”
Acoger estas humanas y valientes observaciones es actuar con sensatez, prudencia, criterios humanos y tener el coraje y la voluntad política para rechazar la intolerancia de ciertos poderes fácticos que, en pleno Siglo XXI, pretenden imponer, en base al chantaje, a todos los ciudadanos sus particulares concepciones religiosas, propias de la Edad Media y contrarias a las nuevas realidades socioculturales, a la ciencia y a los inherentes derechos de la mujer.
Consecuente que este predicamento, exhortamos a nuestros legisladores acoger en su totalidad lasoportunas, necesarias, humanas y valientes observaciones que hizo el Presidente Medina al Código Penal, con lo cual serán auténticos intérpretes de los intereses y deseos de la mayoría del pueblo dominicano.
jpm