Un traje a la medida
Tener un traje a la medida no siempre es una suerte que se consigue con facilidad, lo que da lugar a que quienes tienen la dicha de tener un buen sastre no lo cambie por nada porque resulta difícil conseguir calidad en ese sentido.
José y Josefa tenían bastante clara la idea de lo que querían, en lo que eran seguidos por una retahíla que al igual que ellos confiaban en un costurero que había alcanzado fama local y extra-territorial.
Esta pareja de esposos, José y Josefa, eran personas llanas al igual que el sastre. Incluso tenían en común con el prendero su creencia religiosa que fortalecía aún más la atracción por un hombre de bien, honesto y respetuoso.
Había otro sastre que era egoísta y buscaba todas las formas habidas y por haber para dañar al buen sastre sonsacándoles sus clientes y pretendiendo imitar su costura de alto nivel, a pesar de que al improvisado comodón todo le salía mal por su egoísmo y falta de pericia en un oficio cuyo bagaje dominaba al dedillo el buen sastre pese a que solo tenía cuatro años en esa tarea de encantar con un traje a la medida.
Los clientes del buen sastre se dieron cuenta de la saña malvada del opositor costurero que creía tener el mundo a sus pies cuando realmente era un chasco, no creíble y para colmo discriminador de parroquianos con su rancia pose elitista.
El buen sastre atendía a todos por igual, con amor y respeto. Cuando le decía a un cliente que su traje estaría para una fecha equis, cumplía lo dicho. Su sencillez, cumplimiento y excelencia del atavío le provocaron cada vez más fama.
Así el buen sastre tuvo que hacerse acompañar de personas de confianza, entrenadas al respecto, para dar abasto a las múltiples demandas de personas que entendían que era insuperable y que vestir un traje de su hechura era un privilegio que difícilmente pueda repetirse por estos lares.
Ante una clientela tan dispersa que jamás pensó tener, el buen sastre jamás optó por la discriminación. Usualmente llevaba el traje a los menos pudientes y los exhortaba a que aprendieran el oficio que más les gustara, como ser modistos o modistas, para que mejoraran su condición vivencial. Este trabajo, decía a sus clientes, lo hago por cada uno de ustedes que me necesitan todavía pese a que les animo a generar cambios en sus vidas.
En buen sastre se preocupaba de todos por igual, al margen de su estirpe, lo que le ganó simpatía a granel entre hembras y varones que lo consideraban el mejor del momento por su sobriedad, su humildad e interés en dar lo mejor a favor de quienes confiaban en él porque siempre respondía al encargo de tener lista la solicitud de un traje a la medida.
jpm
ese sastre cose para unos pocos privilegiados pues la mayoría no tiene las ventajas de pertenecer a ese grupo de sus clientes ni de tener sueldos en varios ministerios estatales; entiendo que al que le ha cocido bien no lo cambie pero pedirle esto a los que se visten comprando ropa de paca, como que no tiene mucha lógica. me acordé de balaguer: «cuando se está cruzando el río no se cambia de caballo». aquí el llamado es a no cambiar de sastre, judica me, deus,
senor mass no se que va usted hacer con los dos que le quedaron debio darle los diez y decirle a ella que lo lleve donde el sastre hace sus costuras ,a lo mejor a usted le disenaran un traje de gangorra y cabuya y lo llevan a cenar berenjena picante con filete de tiburon podrido.
bueno con su perdon senora pero esa filosofia de alcantarilla que paren flores ,,,como que no le quedo muy bien a usted ,,,o es que usted tambien sabe predicar homilias ,,,,mire bien ese sastre que usted se refiere ,,,es uno que se autodefine como tal en nuestro pais ,,pero realmente no ha sabido bien ni siquiera remendar un catre de bisabuelo ahora si usted ve ese sastre como lo describio ,,,,,,alla usted con su miopia encantadora y aprovechada,,,fijese que no somos tan tontos e idiotas como usted se esta creyendo ,,,,siga cobrando por sus cartillas insipidas y no malgaste su… Leer mas »
don bobo como que te pico esa, pero le doy a ella un 8