Un programa de economía de guerra
Desde el punto de vista económico, estamos ante una virtual tercera guerra mundial. Las débiles y dependientes economías de los países del tercer mundo, son pulverizadas por los efectos demoledores de la guerra entre Rusia y Ucrania.
La globalización de los mercados hace difícil caminar en solitario. Las sanciones a Rusia también la sienten los países del área capitalista. Europa aplica medidas de presión, pero no renuncia al gas proveniente de Rusia. El tercer mundo, que tiene un limitado comercio directo con Rusia, siente las embravecidas olas de la lucha armada.
Siendo Rusia y Ucrania de las principales productoras de trigo y granos del mundo, es lógico que se presentara desde desabastecimientos hasta aumentos extraordinarios en los precios. Los intermediarios, que compran a granel a los rusos, y luego distribuyen entre pueblos pobres, son golpeados por las sanciones y no encuentran nuevos mercados para abastecimiento.
Ya técnicos de organismos internacionales han señalado con una claridad que da grima, que van a aumentar los índices de hambre en países del tercer mundo, debido a esta guerra, y ponen su mira en Asia, Africa y una parte de la América Latina.
Los dominicanos deben seguir a diario esas informaciones que tienen un gran impacto sobre la economía local, y el mantenimiento de abastecimiento de productos, así como garantizar la estabilidad de sus precios.
El país ya comienza a sentir los efectos de esa crisis internacional y una prueba al canto son los subsidios anunciados por el presidente Luis Abinader. No es una eliminación de impuestos y ayuda para rebajar los precios, sino para prevenir que se mantengan al nivel actual.
Pero el gobierno no está en capacidad de hacer frente a la versión local de la crisis económica internacional, con la aplicación permanente de subsidios. Es una medida de acción inmediata, para aplicar correctivos antes de que se produzca una crisis mayor.
Conjuntamente con estos subsidios hay que seguir protegiendo a los productores locales, con créditos, ayuda técnica, rebaja o eliminación de impuestos y trabajar conjuntamente con los agroindustriales para que no se reduzca el abastecimiento de alimentos.
No se olvide, ni se pase página, de que la República Dominicana todavía no se recupera de los estragos causados a nivel general por el Covid 19.
Solo un fuerte compromiso de trabajo oficial, un programa de unidad nacional para prevenir crisis mayores, reducción de gastos y moverse a una economía de guerra, con todas sus limitaciones, permitirán salir golpeados y vapuleados, pero en pie y listos a seguir adelante, sin doblar las rodillas.
jpm-am

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