Un personaje increíble: Roberto Salcedo 

Si me tocara armar pieza a pieza, como un rompecabezas, la biografía oficial de Roberto Salcedo, apuntaría:

Nació en Santo Domingo, en el mismo sector que Leonel (Villa Juana). En su juventud (o algo más madurito), animado por vox populi, se lanzó como comediante en el Show del Mediodía. Allí debutó entre los grandes: Freddy, Cuquín, Pololo, Boruga, entre otros, sin ser grande.

Después de coger su pela, comprendió que eso no era lo suyo. “Armando Lío” fue su mejor y peor personaje.

Tiempo después pasó a ser presentador y dueño de un programa de televisión, llamado: 7×7 Roberto; y más tarde, 9×9 Roberto, cuyos nombres más que dar una impresión de programas, nos hacía pensar que se iba a realizar unas operaciones matemáticas.

En la escuela era que eso sonaba jocoso, cuando el profesor de matemáticas, preguntaba: – niños/as, ¿cuántos son 7×7? La respuesta desde el grupo de estudiantes, salía al unísono: -7×7 es Roberto, profesor, y así por el estilo.

Pronto en la tv., Roberto se convierte en un crítico (constructivo), de los temas sociales y/o nacionales, incluso, de “los temas políticos”, los cuales abordaba muy bien. Digamos que se hizo creíble ante la sociedad y el mundo.

Todo iba marcha sobre ruedas, hasta que “un buen día” decide echar su suerte en el ámbito de la política. Llegó a ser miembro del PLD y alcanzar la sindicatura de Santo Domingo. En esa función, como alcalde, se les comenzaron a ver las canas… Y fue agradecido con el PLD, ¡mientras la vaca daba leche!

Su posterior aparición en el escenario político, fue cuando decidió ir como Senador del Distrito Nacional, en cuyo torneo interno del PLD fue derrotado como nadie, por el joven neófito, Rafael paz, cosa que le dolió mucho y refutó mientras pudo.

Después de ahí, nadie supo de él, por tiempo, tiempo, y medio tiempo. Luego apareció…, y no para decirles a los que siempre les apoyaron: -Hola ¿qué tal?, o – ¡Gracias por haber creído en mí!, o – ¡Sigo al pie del cañón morado!; o -Estoy en el PLD, y seguiré como fiel soldado en el partido, en las buenas y en las malas.

¡Nada de eso…!

Su ideal en ese entonces fue lineal y personal, es decir: ¡extremadamente egoísta!, al poner su renuncia del partido que le depositó tantas confianzas como triunfos.

El caso era que se iba del lado de los morados, para figurar como uno del PRM, es decir, que dejaba a Danilo Medina, para irse tras Luis Abinader, digamos que “a echar raíces”.

Lo cierto es que después de Luis Abinader, mientras haya un “perremeísta nato” que aspire a la presidencia de la República Dominicana, nadie más podrá sentarse en “la deseada de toda la gente”, desde esa organización política. ¡Zafa!

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JPM