Un país solidario

La República Dominicana, ha sido un país solidario desde su fundación. Primero, las luchas de independencia que se hicieron contó con este sentimiento, entre todos los valientes que se alzaron con la victoria. Pelearon sin tener armas sofisticadas, pero con un pensamiento de no seguir siendo ni esclavos ni dominados por poderes foráneos. Sin la solidaridad entre ellos mismos, se hacía imposible el triunfo anhelado. De ahí que, Duarte, Sánchez y Mella lograron cada uno desde un ángulo importante unificar ese sentimiento social en toda la población. El movimiento de la Restauración de la independencia, con Gregorio Luperón y otros altruistas dominicanos, sólo fue posible, por la solidaridad de un pueblo que tenía un objetiv Ser libre. Nuestros antepasados eran solidarios entre sí; cuando un pueblo es solidario logra grandes conquistas. Hay que mantener y ampliar ese sentimiento solidario, en nuestro pueblo, no solamente para mantener nuestra independencia y restauración, sino para alcanzar otros aspectos importantes en el país dominicano. Cuando España, necesitó el auxilio de los dominicanos para que aceptaran de sus ciudadanos entre nuestras gentes, el pueblo dominicano fue solidario con ellos, y se formaron varias colonias españolas en el país. De igual manera, se hizo con Japón, de ahí las colonias japonesas. También, con Puerto Rico, pues, antes ellos venían a trabajar aquí y muchos de ellos se quedaron residiendo, por lo que hay familias de Puerto Rico siendo aceptados por la solidaridad de nuestro pueblo dominicano. Asimismo, fue solidario con Nicaragua, en la época del terremoto en 1972. Y sobretodo, casi un siglo de solidaridad con el pueblo haitiano que mancilló nuestra «independencia efímera.» La historia está ahí, no hay que mentir, pero sí, hay que superar crisis del pasado. Ahora bajo la ley 169-14 y el reglamento 250- 14, una vez más se demuestra que nuestro pueblo y gobierno es solidario con el empobrecido país haitiano. Por lo que, la aceptación de aquellos que sean naturalizados y regularizados debe ser una realidad, pero a la vez ellos deben dominicanizar sus pensamientos. Los dominicanos demostraron gran amor por el pueblo haitiano, cuando el 12 de enero del 2010, fue afectado por el terremoto. Se veía al pueblo dominicano muy triste, por tal infortunio haitiano. Nuestro gobierno, se hizo presente físico, económico, moral y social con los hermanos haitianos. Nuestra gente fue solidaria con su otrora verdugo; eso es evidencia de no guardar rencor, de ser altruista ante una criatura de Dios, en sufrimientos. Ahora bien, se necesita que el pueblo dominicano siga siendo solidario con los extranjeros, pero también con los dominicanos. La pobreza que arropa nuestro país,debe ser rápidamente atendida por nuestras autoridades y pudientes. Se sabe de antemano que los recursos son limitados, pero hay que hacer un gran esfuerzo en crear fuentes de trabajos, justos salarios, y una educación que capacite a los dominicanos para eficientizar las profesiones que ejerzan. El trabajo es mucho y requiere de seriedad, honestidad y voluntad. No se puede entretener un pueblo ni un gobierno en cosas infructuosas, por lo que, todos debemos ser solidarios con el gobierno, con el pueblo para que con la ayuda de Dios y un país luchador podamos salir adelante. Hay que poner a producir el campo, hay que relanzar las relaciones productivas, hay que diversificar las fuentes de producción. No se acabará la pobreza, pero se puede limitar a su máxima expresión. Todavía queda solidaridad en nuestra gente, pero hay que aumentarla, para que todos desde su posición contribuyamos al desarrollo de nuestro país. El ser humano es lo principal, y por él y para él debemos luchar. Ese es el objetivo fundamental de Jesucristo, quien vino a este mundo, para ayudar y salvar a los humanos, el dij «yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas» Jn. 10:10b, 11. Aprovechemos bien el tiempo, para que en el futuro nuestros descendientes encuentren un país, desarrollado, feliz y solidario. El futuro de nuestro país, depende de nuestro presente. La delincuencia que vive el país hoy, es producto de 170 años de vida republicana. Gobiernos y pueblo son responsables. Aveces culpamos a alguien de todas las desgracias actual, pero es injusto y falta de solidaridad. Así como nadie puede atribuirse el poco de bienestar que tenemos, tampoco podemos atribuir las desgracias a un solo gobierno u hombre. El filósofo romano, Séneca escribió: «La virtud en el hombre justo, consiste en no hacer a los demás lo que no queremos que los demás nos hagan a nosotros.» Mientras Jesucristo, el Hijo de Dios, dij «Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas» Mt. 7:12. Pueblo dominicano, sigamos siendo solidarios, pero a la vez visionarios para fortalecer y perpetuar nuestro país en desarrollo y bienestar. No es tiempo de lamentar, sino de trabajar, de fortalecer, de crear, de educar y de transformar. Solidarizar: «Hacer que una persona se adhiera a la actitud o empresa de otra u otras y que esté dispuesta a sufrir las consecuencias.» Dicc. L. Encl. 2000. Dios le bendiga.

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