Un país a la deriva!
Por PAULA JOAQUIN DE HENSCH
Llevo más de cuatro décadas residiendo fuera del País, por lo que me es prácticamente imposible de llevar los detalles del diario vivir y de los acontecimientos políticos cotidianos. La mayoría del tiempo me abstengo de hacer comentarios, criticar o buscar culpables directos o indirectos de la situación por la cual atravesamos, aunque una cosa es clara: amo, vigilo y me siento muy cerca de mi Nación de origen!
Vivo en un País enteramente democrático, donde sin pertenecer a ningún partido, tengo la libertad, y la responsabilidad de contribuir en las decisiones grandes y pequeñas, a través de un voto libre y directo; un País donde aunque pago impuestos altos, lo hago con satisfacción porque sé que serán utilizados en obras de bien común; un país donde no existen problemas básicos, porque sus recursos son bien utilizados, donde no hay impunidad, ni beneficios para grupitos y donde el gobierno cumple la misión por la que fue asignado: preocuparse , prever y mejorar la situación de sus ciudadanos!
En todos estos años fuera de República Dominicana he visto cierto avance en su estructura física: múltiples edificios nuevos, túneles y elevados , metro para mejorar el tráfico, torres de vivienda ,centros comerciales…. Pero en su base , seguimos con los mismos problemas de hace mas de 40 años, carencia de agua, falta de electricidad, insalubridad, empobrecimiento , abuso de poder y otros peores que se les han añadido droga, delincuencia, asesinatos a sueldo, conflictos de frontera , tráfico caótico, degradación de los valores éticos y sociales, justicia inexistente, campos descuidados y campesinos sin motivación…
Este mismo panorama se refleja en nuestros representantes fuera del País. Embajadores, cónsules y representantes en el exterior, en su mayoría, escogidos por amistad o compromiso; incapaces y carentes de profesionalismo, se aferran mas al dinero y al estatus que a su misión de trabajar por el bien de la Nación. Así, cierran puertas al País en vez de abrirles, relegan sus compatriotas y olvidan la importante tarea de establecer contactos sociales, culturales, económicos, educacionales… con otras naciones para beneficio del País.
Esta situación me angustia y causa pena. Somos un pueblo sumamente creativo, de profesionales capaces, de gente valiosa, algunos brillantes expertos en el exterior, sin embargo en el País muchos de ellos, se sienten ahogados, rechazados e ignorados, en vez de ser aprovechados para el bien de nuestras instituciones.
¿Que nos está pasando? ¿Cuándo tendremos la posibilidad de encontrar una persona capaz de preocuparse por el destino del País, que luche por resolver los problemas que realmente nos afectan, utilizando el presupuesto nacional en prioridades, sometiéndose a una estructura estricta, que de fin a la corrupción y al favoritismo ? ¿Cuándo tendremos a la cabeza del gobierno, profesionales capaces, jueces imparciales, policías honrados y ministerios preocupados en sus quehaceres y no en política? Carecemos de líderes que dirijan con dignidad, gente honesta, consciente de la responsabilidad que se les atribuye y capaces de asumir el reto de su compromiso con el País.
Creo firmemente que la raíz del problema comienza con los compromisos partidistas y la mala utilización de fondos. Los compromisos ahogan los gobiernos, haciendo que los puestos y los presupuestos se distribuyan por obligaciones y débitos y no por capacidad. La culpa comienza en la campaña; 4 años de campaña embota la mente, agota el pueblo y el bolsillo del País. La campaña debe regularizarse y concentrarla en solo unos cuantos meses. Tiempo corto de campaña presidencial u otra, como se hace en Europa, evitaría la manipulación y ahorraría tremendo gastos para el partido y para el País. Los aspirantes a puestos claves deberían exigírsele cierta preparación y en lo posible abrirlo a concurso es necesario, concentrar los ministerios, eliminar ciertos despachos superfluos que interfieren con los gabinetes y poner a la cabeza de los mismos, personas calificadas y ciudadanos reconocidos por su lealtad y compromiso con la Patria.
Sueño y espero que algún día, lleguemos a tener dirigentes comprometidos, honestos, conscientes y capaces de dirigir la República Dominicana por el sendero de la democracia y el desarrollo.