Un mes histórico
MONTEVIDEO, Uruguay- La historia registra acontecimientos memorables cada minuto, cada hora, cada día del calendario.
Marzo es uno de esos meses donde han sucedido hechos tan impactantes que han dejado huellas imborrables en la historia del mundo. Quiero enfocar algunos de los más importantes registrados en la Republica Dominicana, desde sus albores hasta nuestros días.
El acontecimiento más trascendente ocurrido en marzo fue el éxodo de proporciones bíblicas registrado en el año 1605, que provocó la destrucción de la riqueza arqueológica del mundo hispano en el Este de nuestra isla, el despojo de las tierras, las casas y el ganado y el compulsivo traslado de los habitantes de esa parte de la isla de Santo Domingo hacia el lado del Este. Fueron incendiadas casas y ciudades enteras y ahorcados los que se resistieron.
Me refiero a las Devastaciones de Osorio, que trajeron como consecuencia la usurpación de casi la mitad de nuestras tierras y territorio por parte de bandoleros que se encontraban cometiendo fechorías en los mares del Caribe y sus islas adyacentes.
Ese despojo territorial, pensado y ordenado por la corona española causó la apropiación ilegítima de piratas y bucaneros y el posterior surgimiento de lo que más tarde sería un país, bautizado con el nombre de Haití, habitado por ellos (europeos) y por los esclavos que trajeron de África para integrarlos en las plantaciones agrícolas.
También en marzo nació en Santo Domingo Francisco del Rosario Sánchez. El héroe que encabezaría la lucha armada para expulsar a los intrusos haitianos de nuestras tierras, invadidas militarmente el año de 1822.
Sánchez fue un héroe único, recordado en nuestros días como un hombre de grandes virtudes, revolucionario indoblegable, ideológico. En San Juan, el lugar donde fue llevado al patíbulo junto a sus veinte compañeros, se le acoge como a un ser magnánimo y la fecha de su cumpleaños constituye un gran acontecimiento.
En pleno siglo XX, un 17 de marzo del año 1975 cayó abatido Orlando Martínez a quien se recuerda como uno de los más lúcidos y valientes exponentes del nuevo periodismo latinoamericano.
La tragedia de Orlando enlutó a toda la sociedad, que todavía hoy le llora.
Con el lema “Soy hombre, nada humano me es ajeno”, denunció las lacras que corroían al gobierno de su época.
Orlando ganó credibilidad y admiración, por la belleza de su prosa y por la veracidad de sus escritos, los que reforzaba con citas y contenidos del pensamiento universal.
Los años en que a Orlando le correspondió ejercer la profesión de periodista, estuvieron marcados por la sangre. Por el crimen. Por un despotismo que llevó luto a la tradicionalmente tranquila y humilde familia dominicana.
Orlando manejó todos los temas. Y nada humano le fue ajeno.
Este mismo mes, el día 9, pero del año 1861, Francisco del Rosario Sánchez, junto a un grupo de patriotas, se reunía en el exilio, en territorio de sus otrora enemigos políticos, en un heroico intento por conseguir apoyo económico para impulsar el movimiento revolucionario articulado en la República Dominicana con el propósito de impedir la Anexión a España, llevada a cabo por Pedro Santana.
Fue el 18 de marzo que Santana cometió la gran traición a la patria, al dar lectura ese día, en la Plaza de Armas de Santo Domingo, al Acta de Anexión. Lanzó vivas a la reina. Bajó la bandera dominicana e izó la española en la Puerta del Conde. Y en la torre del homenaje.
Son acontecimientos que la historia no olvida. Sánchez recordado como el insigne patriota que nos dio la soberanía. Las Devastaciones de Osorio, el Éxodo bíblico que redujo a la mitad nuestro territorio. Orlando Martínez, el periodista demócrata, digno representante de una generación que exigió, en voz alta, respeto al derecho de vivir. Sánchez y los 20 en el patíbulo. Y Santana rechazado por un pueblo amante de la libertad.