TURISMO: Dos joyas de Portugal
POR GEORGINA CRUZ
Entre las muchas joyas que ostenta Portugal, tengo dos favoritas: una no muy conocida y poco transitada: Óbidos, y otra, legendaria, Fátima, que atrae a más de ocho millones de visitantes cada año. Y ambas están solamente a 11 millas de distancia una de la otra, y a eso de una hora y media por auto o autobús turístico de Lisboa lo que hace combinarlas en un solo día de excursión conveniente y fácil. Tanto Óbidos como Fátima resultan inolvidables para el viajero conocedor.
Óbidos
En una colina cerca del mar en el oeste de Portugal, a unos 80 kilómetros de Lisboa, Óbidos parece invitar al viajero a transportarse, como por máquina del tiempo, a la era medieval. Con aproximadamente 12,000 habitantes, Óbidos tiene una historia interesante: se sabe que los fenicios hicieron comercio aquí, que los antiguos romanos se establecieron en el área (es posible que su nombre se derive del latín “oppidum” que significa citadela) y los moros son, sin dudas, los responsables por su Castillo y las cuadras de casas blancas que se extienden por dos kilómetros, al igual que su muralla.
En el Siglo XII, el Rey D. Alfonso Henriques conquistó a los moros tomando posesión de Óbidos. El Rey Alfonso II le regaló el pueblo a su esposa, la Reina Urraca, en el Siglo XIII, y desde ese entonces Óbidos ha pertenecido a las reinas de Portugal, dándosele el sobrenombre de “Villa de las Reinas”.
Un paseo por las sinuosas calles angostas de trazado medieval, bordeadas de casas tan blancas que parecen recién lavadas y enjuagadas dos veces, y por jardines escondidos tras murallas en la antigua zona de la medina es una forma maravillosa de pasar una mañana o tarde en el pueblito. Los edificios y casas están adornados de buganvillas y otras flores y de vez en cuando de azulejos por lo cual un paseo por Óbidos es ya de por sí un placer de clase mundial.
Nadie se pierde una caminata por el tope de las murallas para transportarse a otras eras y disfrutar de vistas del pueblo y sus alrededores. Otros puntos de interés imperdibles incluyen la Cruz de la Memoria, un monumento en honor al triunfo contra los moros del Rey D. Alfonso Henriques, que se encuentra cerca de la entrada principal a la villa, la Puerta del Burgo que a su vez data del Siglo XIV, y cuenta con el oratorio a Nuestra Señora de la Piedad; y el acueducto de tres kilómetros de extensión construído en el Siglo XVI en la época de Doña Catalina de Austria.
La Iglesia de Santa María, la iglesia matriz de Óbidos, fundada en el Siglo XII y reconstruida en el Siglo XVI, merece una visita. La iglesia cuenta con una elegante tumba renacentista de D. Juan de Noronha que data de 1525, y que nuestro guía, José, nos dijo era “una de las más bellas en todo Portugal.” De mucho interés en la iglesia también está un retablo de Santa Catalina pintado en 1661 por Josefa de Óbidos, una de las primeras mujeres portuguesas en realizar este tipo de labor, José nos explicó. También sobresaliente en la Iglesia de Santa María es su bello revestimiento en azulejería barroca que data de 1696. La iglesia estaba adornada con unas rosas rojas preciosas y fragantes durante nuestra visita.
El imponente Castillo de Óbidos en la antigua Plaza de Armas es otra visita obligada. Durante su historia el Castillo ha sido ligado a los destinos de los Caballeros Templarios de las Cruzadas, y a través de los siglos ha servido como cuartel militar, Palacio Real y de Gobernadores. Reconstruido y adaptado como hotel en 1950, fue la primera posada histórica del país.
Durante sus paseos por la villa, visitando iglesias, galerías de arte y tiendas de souvenirs, es placentero hacer un paréntesis en algún café al aire libre para deleitarse con la bebida típica local, la ginjinha, un licor elaborado de fresas parecidas a las cerezas, y por supuesto, probar algunos de los deliciosos vinos portugueses.
Óbidos cuenta con varios museos de interés al viajero incluyendo el Museo Municipal de Óbidos con muestras sobre la historia del pueblito y obras de artistas portugueses incluyendo a Josefa de Óbidos y Andrés Reinoso. Otros museos incluyen el Museo Parroquial con exhibiciones temporales de arte sacro y el Museo Abilio de Mattos y Silva con pinturas y trabajos de este artista nativo de Óbidos.
Fátima
Como Lourdes en Francia, Fátima es sitio mariano legendario de peregrinaciones. En el distrito de Santarém, en la región central de Portugal, a una hora y media por auto o autobús de excursión de Lisboa, Fátima es una ciudad apacible, rodeada de montañas, paisajes verdes y pintorescas casas de piedra. Su atractivo principal, que atrae a millones de viajeros cada año es que fue sede de apariciones de la Vírgen María a tres niños, Lucía, Francisco y Jacinta, comenzando el 13 de mayo de 1917 y terminando el 13 de octubre del mismo año. María se identificó como Nuestra Señora del Rosario y comunicó a los niños los “Secretos de Fátima,” que la Iglesia Católica interpretó como profecías de la Segunda Guerra Mundial, el ascenso y la caída del comunismo y el intento de asesinato del Papa Juan Pablo II.
La atracción principal es el Santuario de Nuestra Señora de Fátima que consiste de varios edificios religiosos construídos a partir de 1919 en el sitio de las apariciones y consagrados en 1953. Entre estos se encuentran la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en estilo neobarroco, con dos campanarios y una gran estatua de la Vírgen de Fátima en un nicho sobre la entrada principal, y su gran plaza donde grandes multitudes se dan cita frecuentemente y especialmente cada 13 de mayo y cada 13 de octubre. Es muy conmovedor ver como fieles, algunos avanzando arrodillados, se dirigen a la basílica desde la plaza. Otros puntos de interés incluyen la Capilla de las Apariciones, el edificio original construído por la gente local en 1919, la Capilla de Adoración Perpetua y el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Y en una caminata de 10 minutos del Santuario se encuentra un museo interactivo, El Milagro de Fátima con muestras y una película en tercera dimensión.
SI VAS – Para informes visita www.visitportugal.com
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