Trump, un discurso para la historia

 

 

 

El discurso mas esperado por el mundo, ha sido probablemente, el que pronunció el presidente Donald Trump ante la Asamblea General de la Naciones Unidas el pasado martes 19. Sin embargo, hasta el viernes 22, a las 10:00 AM, no había una sola versión en los medios, ni siquiera de los traductores electrónico “on line” que son tan populares hoy día. Pero es que tampoco aparecía la versión escrita en inglés.

 

Es como si todo el mundo mediático se hubiera unificado bajo la idea de no dar a conocer lo que escribió el Presidente y el equipo de comunicadores que le asiste, y que él mismo leyó en persona y ante los representantes de todo el mundo. Los medios si ofrecieron en vivo o de inmediato la versión original hablada en inglés y las acostumbradas “traducciones” al español que en general hace la televisión.

 

Las comillas las agrego al término traducciones, por lo “chamuscadas” que son. A veces nos resulta mas cómodo escuchar los discursos en inglés, porque resulta mas fácil de entenderlos y desde luego que mas exactos; aun y con las limitaciones que tenemos los que hablamos el inglés como segunda lengua.

 

Con este escenario de incertidumbre generado por la polémica que Trump mantiene con las grandes cadenas de noticias, hube de esperar hasta el sábado para poder escribir estos párrafos. Pero ya no con la intención de analizar la pieza oratoria del presidente de Estados Unidos sino, para darla a conocer in extenso. Es que yo creo que todos merecemos saber lo que dijo el presidente realmente y así entender el porqué los medios quieren que se conozca solo a través de la interpretación particular que ellos nos ofrecen.

 

Los juicios de valor sobre este discurso, los dejo saber en el título de este trabajo, pero ustedes al leerlos podrán decidir si yo tengo razón o no al decir y escribir que: es uno de los discursos mas esperanzadores que yo haya leído en los últimos tiempos.

 

Esta es una traducción propia que logré con ayuda de “Traductor Google”  y los subrayados son solo para reforzar mi opinión particular.

 

TEXTO DISCURSO DEL PRESIDENTE TRUMP ANTE LA ONU

 

 

Sr. Secretario General, Señor Presidente;

líderes mundiales y distinguidos delegados, bienvenidos a Nueva York. Es un honor profundo estar aquí en mi ciudad natal, como representante del pueblo estadounidense, para dirigirme a la gente del mundo.

 

A medida que millones de nuestros ciudadanos siguen sufriendo los efectos de los devastadores huracanes que han azotado nuestro país, quiero comenzar expresando mi agradecimiento a todos los líderes de esta sala que nos han ofrecido asistencia y ayuda.

 

El pueblo estadounidense es fuerte y resistente, y saldrá de estas dificultades más decidido que nunca. Afortunadamente, Estados Unidos lo ha hecho muy bien desde el día de la elección del 8 de noviembre pasado. El mercado de valores está en su máximo histórico, un récord. El desempleo está en su nivel más bajo en 16 años, y debido a nuestras reformas regulatorias y otras, tenemos más gente trabajando en los Estados Unidos hoy que nunca.

 

Las empresas están volviendo, creando un crecimiento del empleo como el que nuestro país no ha visto en mucho tiempo, y acaba de anunciarse que estaremos gastando casi $700 mil millones en nuestros militares y en la defensa. Nuestro ejército pronto será el más fuerte que haya existido.

 

Durante más de 70 años, en tiempos de guerra y de paz, los líderes de naciones, movimientos y religiones se han presentado ante esta asamblea. Al igual que ellos, tengo la intención de abordar algunas de las muy graves amenazas que tenemos ante nosotros, pero también el enorme potencial que espera ser desatado.

 

Vivimos en un tiempo de oportunidades extraordinarias. Los avances en la ciencia, la tecnología y la medicina, están curando enfermedades y resolviendo problemas que las generaciones anteriores creían imposibles de resolver. Pero cada día también trae noticias de peligros crecientes que amenazan todo lo que valoramos y apreciamos.

 

Terroristas y extremistas han reunido fuerzas y se han extendido a todas las regiones del planeta. Los regímenes canallas representados en este organismo, no sólo apoyan a los terroristas, sino que amenazan a otras naciones y a su propio pueblo con las armas más destructivas conocidas por la humanidad.

 

La autoridad y los poderes autoritarios buscan hacer colapsar los valores, los sistemas y las alianzas que impidieron los conflictos e inclinaron al mundo hacia la libertad desde la Segunda Guerra Mundial.

 

Las redes criminales internacionales trafican con drogas, armas, personas; los desplazamientos forzosos y la migración masiva; amenazan nuestras fronteras. Y nuevas formas de agresión explotan la tecnología para amenazar a nuestros ciudadanos.

 

Para decirlo sencillamente, nos encontramos en un momento de promesas inmensas y grandes peligros. Depende de nosotros si elevamos el mundo a nuevas alturas o lo dejamos caer en un valle de abandono. Podemos, si así lo deseamos, sacar a millones de la pobreza, ayudar nuestra gente a realizar sus sueños y asegurarnos de que las nuevas generaciones de niños crezcan libres de la violencia, el odio y el miedo.

 

Esta institución fue fundada en las secuelas de dos guerras mundiales, para ayudar a dar mejor forma a este futuro. Se basó en la visión de que diversas naciones podrían cooperar para proteger su soberanía, preservar su seguridad y promover su prosperidad.

 

Fue en el mismo período, hace exactamente 70 años, que los Estados Unidos desarrollaron el Plan Marshall para ayudar a restablecer Europa. Esas tres hermosas columnas, son los pilares de la paz: soberanía, seguridad y prosperidad.

 

El Plan Marshall fue construido sobre la noble idea de que el mundo entero es más seguro cuando las naciones son fuertes, independientes y libres. Como dijo el presidente Truman en su mensaje al Congreso en ese momento: “nuestro apoyo a la recuperación europea, está totalmente de acuerdo con nuestro apoyo a las Naciones Unidas. El éxito de las Naciones Unidas depende de la fuerza independiente de sus miembros”.

 

Para superar los peligros del presente y para alcanzar la promesa del futuro, debemos abrevar en la sabiduría del pasado. Nuestro éxito depende de una coalición de naciones fuertes e independientes que abracen su soberanía, para promover la seguridad, la prosperidad y la paz para sí mismos y para el mundo.

 

No esperamos que los diversos países compartan las mismas culturas, tradiciones o incluso los sistemas de gobierno. Pero esperamos que todas las naciones mantengan estos dos deberes soberanos fundamentales: respetar los intereses de su propio pueblo y los derechos de cualquier otra nación soberana.

 

Esta es la hermosa visión de esta institución (ONU), y esta es la base para la cooperación y el éxito. Que las naciones fuertes y soberanas permitan a diferentes países, con diferentes valores, diferentes culturas y diferentes sueños, no sólo que coexistan, sino que trabajen uno junto al otro, sobre la base del respeto mutuo; que permitan que su gente tome posesión del futuro y controle su propio destino, y que los individuos florezcan en la plenitud de la vida pretendida por Dios.

 

En América, no buscamos imponer nuestro modo de vida a nadie, sino dejarlo brillar como un ejemplo, para que todos lo vean. Esta semana le da a nuestro país una razón especial para sentirnos orgullosos de ese ejemplo.

 

Celebramos el 230 aniversario de nuestra querida Constitución, la más antigua que todavía se utiliza en el mundo de hoy. Un documento “eterno” que ha sido el fundamento de la paz, la prosperidad y la libertad para los estadounidenses y para millones de personas en todo el mundo, cuyos países han encontrado inspiración en el respeto a la naturaleza humana, la dignidad humana y el estado de derecho.

 

Lo mas grande (sic) en la constitución de Estados Unidos, son esas tres primeras y hermosas palabras: «Nosotros el pueblo». Generaciones de estadounidenses se han sacrificado para mantener la promesa de esas palabras, la promesa de nuestro país y de nuestra gran historia.

 

En América el pueblo gobierna, el pueblo decide y el pueblo es soberano. Yo fui elegido no para tomar el poder, sino para darle el poder al pueblo americano, a quien le pertenece.

 

En política exterior, estamos renovando este principio fundamental de la soberanía. El primer deber de nuestro gobierno es para con su pueblo, para con nuestros ciudadanos, para servir a sus necesidades, para garantizar su seguridad, para preservar sus derechos y para defender sus valores.

 

Como presidente de los Estados Unidos, siempre pondré los Estados Unidos en primer lugar, al igual que ustedes, como los líderes de sus países, siempre pondrán y siempre deben poner sus países en primer lugar.

 

Todos los líderes responsables tienen la obligación de servir a sus propios ciudadanos, y el Estado-Nación sigue siendo el mejor vehículo para elevar la condición humana.

 

Pero hacer una vida mejor para nuestro pueblo también nos exige que trabajemos juntos en estrecha armonía y unidad, para crear un futuro más seguro y pacífico para todas las personas.

 

Estados Unidos será siempre un gran amigo del mundo, y especialmente de sus aliados. Pero ya no podemos tomar ventaja, o entrar en un acuerdo unilateral donde los Estados Unidos no reciba nada a cambio.

 

Mientras yo esté en esta oficina, defenderé los intereses de América por encima de todo. Pero al cumplir nuestras obligaciones con nuestras propias naciones, también nos damos cuenta de que es de interés para todos buscar un futuro en el que todas las naciones puedan ser soberanas, prósperas y seguras.

 

América no solo habla de los valores expresados en la Carta de las Naciones Unidas. Nuestros ciudadanos han pagado el precio final para defender nuestra libertad y la libertad de muchas naciones representadas en esta gran sala. La devoción de Estados Unidos se mide en los campos de batalla donde nuestros hombres y mujeres jóvenes han luchado y se han sacrificado junto a nuestros aliados, desde las playas de Europa, a los desiertos del Medio Oriente, a las selvas de Asia.

 

Es un crédito eterno al carácter estadounidense que incluso después de que nosotros y nuestros aliados salimos victoriosos de la guerra más sangrienta de la historia, no buscamos la expansión territorial ni intentamos oponernos e imponer (sic) nuestro modo de vida a los demás.

 

Por el contrario, ayudamos a construir instituciones como ésta (ONU), para poder defender la soberanía, la seguridad y la prosperidad de todos.

 

Para las diferentes naciones del mundo, esta es nuestra esperanza:  Queremos armonía y amistad, no conflictos ni luchas. Nos guiamos por los resultados, no por la ideología. Tenemos una política de realismo de principios basada en objetivos, intereses y valores compartidos.

 

Este realismo nos obliga a enfrentar la cuestión que enfrentan todos los líderes y naciones presentes en esta sala. Es una pregunta de la que no podemos escapar o evitar. ¿Nos deslizaremos (sic) por el camino de la complacencia, adormecidos ante los desafíos, las amenazas e incluso las guerras que enfrentamos?, o ¿tendremos suficiente fuerza y orgullo para enfrentar esos peligros hoy, para que nuestros ciudadanos puedan disfrutar de la paz y la prosperidad mañana?

 

Si deseamos empoderar nuestros ciudadanos, si aspiramos a la aprobación de la historia, entonces debemos cumplir nuestros deberes soberanos con la gente que lealmente representamos. Debemos proteger a nuestras naciones, sus intereses y su futuro.

 

Debemos rechazar las amenazas a la soberanía, desde Ucrania hasta el Mar de China Meridional. Debemos defender el respeto de la ley, el respeto de las fronteras y el respeto de las culturas; y el compromiso pacífico que ellos permiten.

 

Y así como los fundadores de este organismo (ONU) pretendían, debemos trabajar juntos y confrontar juntos, a aquellos que nos amenazan con el caos, la confusión y el terror.

 

El flagelo de nuestro planeta hoy es un pequeño grupo de regímenes deshonestos que violentan todos los principios en los que se basa la ONU. No respetan a sus propios ciudadanos ni los derechos soberanos de sus países.

 

Si los mas justos no confrontamos a los pocos perversos, entonces el mal triunfará. Cuando las personas decentes y las naciones se convierten en espectadores de la historia, las fuerzas de la destrucción sólo convocan el poder y el abuso.

 

Nadie ha mostrado más desprecio por las otras naciones y por el bienestar de su propio pueblo que el depravado régimen en Corea del Norte. El mismo es responsable de la muerte por inanición de millones de coreanos y por el encarcelamiento, la tortura, el asesinato y la opresión de otros, tantos que resultan incontables.

 

Todos fuimos testigos de los mortales abusos del régimen cuando un inocente estudiante universitario estadounidense, Otto Warmbier, fue devuelto a América sólo para morir unos días más tarde. Lo vimos en el asesinato del hermano del dictador con agente neurotóxico prohibido en un aeropuerto internacional. Sabemos que secuestró a una dulce niña japonesa de 13 años de edad en una playa de su propio país para esclavizarla como tutor de idiomas para los espías de Corea del Norte.

 

Si esto no es lo suficientemente torcido, ahora la imprudente búsqueda norcoreana de armas nucleares y misiles balísticos, amenaza al mundo entero con la impensable pérdida de la vida humana. Es un escándalo que algunas naciones no sólo comercien con ese régimen, sino que armen, suministren y apoyen financieramente a un país que pone en peligro el mundo con un conflicto nuclear.

 

Ninguna nación en la Tierra tiene interés en ver a esta banda de criminales armarse con armas nucleares y misiles. Estados Unidos tiene paciencia y una gran fuerza, pero si se ve obligado a defenderse a sí mismo o a sus aliados, no tendremos más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte. «El hombre cohete» está en una misión suicida para sí mismo y para su régimen.

 

Estados Unidos está listo, dispuesto y capaz. Pero esperamos que esto no sea necesario. De eso es de lo que se trata las Naciones Unidas. Para eso están las Naciones Unidas. Vamos a ver cómo lo hacen. Es hora de que Corea del Norte se dé cuenta de que la desnuclearización es lo único aceptable en su futuro.

 

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tuvo recientemente dos decisiones unánimes de (15/0) y adoptaron duras resoluciones contra Corea del Norte y quiero agradecer a China y Rusia por unirse a la votación para imponer sanciones, junto con todos los demás miembros del Consejo. Gracias a todos los involucrados.

 

Pero debemos hacer mucho más. Es hora de que todas las naciones trabajen juntas para aislar al régimen de Kim hasta que cese su comportamiento hostil.

 

Afrontamos esta decisión no sólo en Corea del Norte. Ya es hora de que las naciones del mundo enfrenten otro régimen imprudente, que habla abiertamente de asesinatos masivos, de muerte a Estados Unidos, de destrucción a Israel y de ruina para muchos líderes y naciones en esta sala.

 

El gobierno iraní encubre una dictadura detrás de la falsa apariencia de una democracia. Ha convertido a un país rico, con una rica historia y cultura, en un Estado deshonrado económicamente, cuyas principales exportaciones son la violencia, el derramamiento de sangre y el caos.

 

Las mayores víctimas de los líderes de Irán son de hecho su propio pueblo. En lugar de usar sus recursos para mejorar las vidas de los iraníes, sus ganancias petroleras van a financiar a Hezbollah y a otros terroristas que matan a inocentes musulmanes y atacan a sus pacíficos vecinos árabes e israelíes.

 

Esta riqueza, que pertenece justamente al pueblo iraní, también va a apuntalar la dictadura de Bashar al-Assad’s, alimenta la guerra civil de Yemen y socava la paz en todo Oriente Medio.

 

No podemos permitir que un régimen asesino continúe con esas actividades desestabilizadoras, mientras construye peligrosos misiles, y no podemos cumplir un acuerdo si este facilita la cobertura para la eventual construcción de un reactor nuclear.

 

El acuerdo con Irán fue una de las peores y más unilaterales transacciones en que los Estados Unidos haya participado jamás. Francamente, ese acuerdo es una vergüenza para América, y no creo que hayan escuchado lo último sobre eso, créanme.

 

Es hora de que el mundo entero nos acompañe para exigir que el gobierno de Irán termine su búsqueda de muerte y destrucción. Es hora de que el régimen libere a todos los estadounidenses y ciudadanos de otras naciones que han detenido injustamente. Y sobre todo, el gobierno de Irán debe dejar de apoyar a los terroristas, comenzar a servir a su propio pueblo y respetar los derechos soberanos de sus vecinos.

 

Todo el mundo entiende que la gente buena de Irán quiere el cambio y, que no es a la gran potencia militar de los Estados Unidos a lo que mas temen sus líderes, sino al propio pueblo de Irán. Esto es lo que hace que al régimen restringir el acceso a Internet, derribar antenas parabólicas, disparar a los estudiantes desarmados que protestan y perseguir los políticos reformistas.

 

Los regímenes de opresión no pueden durar para siempre, y llegará el día en que la gente va a encarar una alternativa. ¿Seguirán por el camino de la pobreza, el derramamiento de sangre y el terror, o el pueblo iraní volverá a las orgullosas raíces de la nación como centro de civilización, cultura y riqueza, donde su pueblo puede ser feliz y próspero de nuevo?

 

El apoyo del régimen iraní al terrorismo está en marcado contraste con los recientes compromisos de muchos de sus vecinos de luchar contra el terrorismo y detener sus finanzas. En Arabia Saudita a principios del año pasado, yo estaba muy honrado de dirigirme a los líderes de más de 50 naciones árabes y musulmanas. Acordamos que todas las naciones responsables deben trabajar juntas para enfrentar a los terroristas y al extremismo islámico que los inspira.

 

Detendremos el terrorismo radical islámico porque no podemos permitir que destruya nuestra nación y de hecho, destruya el mundo entero. Debemos negar a los terroristas refugio seguro, tránsito, financiamiento y cualquier forma de apoyo a su vil y siniestra ideología. Debemos expulsarlos de nuestras naciones.

 

Es hora de evidenciar y responsabilizar a los países que apoyan y financian grupos terroristas como Al Qaeda, Hezbollah, los taliban y otros que matan a personas inocentes. Los Estados Unidos y nuestros aliados están trabajando juntos en todo el Medio Oriente para aplastar a los terroristas y detener el resurgimiento de los refugios que usan para lanzar ataques a toda nuestra gente.

 

El mes pasado, anuncié una nueva estrategia para la victoria en la lucha contra este mal en Afganistán. A partir de ahora, nuestros intereses de seguridad dictarán la duración y el alcance de las operaciones militares, no los puntos de referencia arbitrarios y los calendarios establecidos por los políticos. También he cambiado totalmente las reglas de compromiso en nuestra lucha contra los taliban y otros grupos terroristas.

 

En Siria e Irak, hemos tenido grandes beneficios en la búsqueda de una derrota definitiva de ISIS. De hecho, nuestro país ha logrado más contra ISIS en los últimos ocho meses que en muchos, muchos años juntos. Buscamos el desmonte del conflicto y una solución política que honre el futuro del pueblo sirio.

 

Las acciones del régimen criminal de Bashar al-Assad, incluyendo el uso de armas químicas contra sus propios ciudadanos, incluso contra niños inocentes, toca la conciencia de toda persona decente. Ninguna sociedad puede estar a salvo si las armas químicas prohibidas pueden propagarse. Es por ello que los Estados Unidos lleva a cabo golpeo con misiles contra la base aérea que lanzó el ataque.

 

Apreciamos los esfuerzos de los organismos de las Naciones Unidas que prestan asistencia humanitaria vital en las zonas liberadas del ISIS y agradecemos especialmente a Jordania, Turquía y el Líbano por su papel en la acogida de refugiados del conflicto sirio.

 

Estados Unidos es una nación compasiva, y ha gastado billones y billones de dólares en ayudar a apoyar este esfuerzo. Buscamos un enfoque para el reasentamiento de refugiados que está diseñado para ayudar a estas personas horriblemente tratadas, y que permita el eventual retorno a sus países de origen, para ser parte del proceso de reconstrucción.

 

Por el costo de reasentar a un refugiado en los Estados Unidos, podemos ayudar más de 10 en su región de origen. Por la bondad de nuestros corazones, ofrecemos ayuda financiera a los países anfitriones de la región y apoyamos los recientes acuerdos de los países del G-20 que buscarán acoger a refugiados lo más cerca posible de sus países de origen. Este es el enfoque seguro, responsable y humanitario.

 

Por décadas, los Estados Unidos han abordado los desafíos migratorios. Aquí en el hemisferio occidental, hemos aprendido que a largo plazo, la migración descontrolada es profundamente injusta tanto para los países emisores como para los países receptores.

 

Para los países emisores, reduce la presión doméstica para llevar a cabo las necesarias reformas políticas y económicas y drena dichos países, del capital humano necesario para motivar e implementar esas reformas.

 

Para los países receptores, los costos sustanciales de la migración descontrolada son cubiertos abrumadoramente por ciudadanos de bajos ingresos, cuyas preocupaciones son a menudo ignoradas tanto por los medios como por el Gobierno.

 

Quiero saludar la labor de las Naciones Unidas al tratar de resolver los problemas que hacen que la gente huya de sus hogares. Las Naciones Unidas y la Unión Africana dirigieron las misiones de mantenimiento de la paz para aportar contribuciones inestimables a la estabilización de los conflictos en África.

 

Los Estados Unidos continúan liderando el mundo en la asistencia humanitaria, incluida la prevención del hambre en Sudán del Sur, Somalia y el norte de Nigeria. Hemos invertido en mejores condiciones de salud y oportunidades en todo el mundo, a través de programas como PEPFAR, que financia la lucha contra el SIDA; la iniciativa presidencial contra la malaria; la Agenda de Seguridad Sanitaria Mundial; el Fondo Mundial para poner fin a la esclavitud moderna; y la Iniciativa de Financiamiento a las Mujeres Emprendedoras, parte de nuestro compromiso de empoderar a las mujeres en todo el mundo.

 

También gradecemos al Secretario General por reconocer que las Naciones Unidas deben reformarse, si quieren ser un socio efectivo para enfrentar las amenazas a la soberanía, la seguridad y la prosperidad.

 

Muchas veces, esta organización no se ha enfocado en los resultados sino, en la burocracia y los procesos. En algunos casos, los estados que buscan subvertir los nobles fines de esta institución, han secuestrado los sistemas que se supone ellos van a mejorar.

 

Por ejemplo, es una gran fuente de vergüenza para las Naciones Unidas que algunos gobiernos con atroces estadísticas en derechos humanos se encuentren en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Nosotros somos solo uno de 193 países en las Naciones Unidas y sin embargo, pagamos mas del 22% de todo el presupuesto. De hecho, pagamos mucho más de lo que cualquiera se pueda imaginar.

 

Los Estados Unidos tienen una carga de costos muy injusta. Pero, para ser justos, si realmente pudiéramos lograr todos los objetivos declarados, especialmente el objetivo de la paz, esta inversión pudiera valer la pena.  Gran parte del mundo está en conflicto, y algunas de hecho, van hacia un infierno. Pero la gente poderosa en esta sala, bajo la dirección y los auspicios de las Naciones Unidas, puede resolver muchos de estos viciosos y complejos problemas.

 

El pueblo estadounidense espera que un día cercano las Naciones Unidas puedan ser un defensor mucho más responsable y efectivo de los derechos humanos, la dignidad y la libertad en todo el mundo. Mientras tanto, creemos que ninguna nación debería tener que soportar una parte desproporcionada de la carga militar o financiera. Las naciones del mundo deben asumir un papel más importante en la promoción de sociedades seguras y prósperas en sus propias regiones.

 

Es por eso que en el hemisferio occidental, los Estados Unidos se han opuesto al régimen corrupto y desestabilizador de Cuba y abrazaron el sueño duradero del pueblo cubano para vivir en libertad. Mi administración anunció recientemente que no levantaremos las sanciones al gobierno cubano hasta que haga reformas fundamentales.

 

También hemos impuesto sanciones duras y calibradas al régimen socialista de Maduro en Venezuela, que ha traído a una nación que alguna vez fue próspera, al borde del colapso total. La dictadura socialista de Nicolás Maduro ha infligido terrible dolor y sufrimiento a la gente buena de ese país.

 

Este corrupto régimen destruyó una nación próspera, al imponer una ideología fallida que ha producido pobreza y miseria en todas partes donde se ha intentado. Para empeorar las cosas, Maduro ha desafiado a su propio pueblo, robando el poder de sus representantes electos para preservar su desastrosa regla.

 

El pueblo venezolano está muriendo de hambre y su país está colapsando. Sus instituciones democráticas están siendo destruidas. Esta situación es completamente inaceptable y no podemos simplemente esperar y ver. Como un vecino y amigo responsable, nosotros y todos los demás países tenemos un objetivo que alcanzar. El objetivo es ayudarles a recuperar su libertad, recuperar su país y restaurar su democracia.

 

Quisiera dar las gracias a los líderes en esta sala por condenar al régimen y proporcionar apoyo vital al pueblo venezolano. Los Estados Unidos han dado pasos importantes para establecer la responsabilidad del régimen por sus acciones. Estamos dispuestos a tomar nuevas medidas si el gobierno de Venezuela persiste en su camino de imponer un gobierno autoritario al pueblo venezolano.

 

Somos afortunados de tener relaciones comerciales increíblemente fuertes y saludables con muchos de los países latinoamericanos que hoy se reúnen aquí. Nuestro vínculo económico constituye una base crítica para el avance de la paz y la prosperidad de nuestra gente y de todos nuestros vecinos. Pido a todos los países aquí representados que estén preparados para enfrentar esta crisis, que es muy real.

 

El problema en Venezuela no es que el socialismo haya sido mal implementado, sino que el socialismo ha sido fielmente implementado.

 

Tanto en la Unión Soviética, como Cuba y Venezuela, dondequiera que el socialismo o el comunismo han sido adoptados verdaderamente, han producido angustia y devastación y fracaso. Aquellos que predican los principios de estas desacreditadas ideologías, sólo contribuyen al sufrimiento continuo de las personas que viven bajo estos crueles sistemas.

 

América está junto a todas las personas que viven bajo un régimen brutal. Nuestro respeto a la soberanía es también un llamado a la acción. Todas las personas merecen un gobierno que se preocupe por su seguridad, sus intereses y su bienestar, incluyendo su prosperidad.

 

En América, buscamos lazos más fuertes de negocios y comercio con todas las naciones de buena voluntad. Pero este comercio debe ser justo y debe ser recíproco. Durante mucho tiempo, al pueblo estadounidense se le ha dicho que los grandes acuerdos comerciales multinacionales, los tribunales internacionales irresponsables y las poderosas burocracias mundiales eran la mejor manera de promover su éxito.

 

Pero a medida que esas promesas fluían, se desvanecieron millones de empleos y miles de fábricas desaparecieron. Otros jugaron con el sistema y rompieron las reglas y nuestra gran clase media, una vez el fundamento de la prosperidad americana, fue olvidada y dejada atrás. Pero ya no se olvidará más y nunca más será olvidada de nuevo.

 

Al tiempo que Estados Unidos persige la cooperación y el comercio con otras naciones, renovamos nuestro compromiso con el primer deber de todo gobierno, el deber con nuestros ciudadanos. Este vínculo es la fuente de la fuerza de América y de cada nación responsable representada aquí hoy.

 

Si esta organización (ONU) tiene alguna esperanza de enfrentar con éxito los desafíos que tenemos ante nosotros, esto dependerá -como dijo el presidente Truman hace unos 70 años- de la fuerza independiente de cada uno de sus miembros.

 

Si vamos a abrazar las oportunidades del futuro y superar juntos los peligros del presente, no puede haber sustituto para las naciones fuertes, soberanas e independientes; naciones que están enraizadas en su historia e inmersas en su destino; naciones que buscan aliados para hacer amigos, no enemigos para conquistarlos, y lo más importante de todo, naciones que son el hogar de patriotas, hombres y mujeres que están dispuestos a sacrificarse por sus países, sus conciudadanos y por lo mejor del espíritu humano .

 

Al recordar la gran victoria que condujo a la fundación de este organismo (ONU), nunca debemos olvidar que aquellos héroes que luchaban contra el mal también luchaban por la nación que amaban. El patriotismo llevó a los polacos a morir para salvar a Polonia, los franceses a luchar por una Francia libre y los británicos a mantenerse fuertes por Gran Bretaña.

 

Hoy, si no invertimos en nosotros mismos, si no ponemos nuestra mente y nuestro corazón en nuestras naciones -si no vamos a construir familias fuertes, comunidades seguras y sociedades saludables para nosotros mismos- nadie lo hará por nosotros. No podemos esperar por alguien más, por países lejanos o por burocracias de mas allá. No podemos hacerlo.

 

Debemos resolver nuestros problemas para construir nuestra prosperidad, para asegurar nuestro futuro; o vamos a ser vulnerables a la decadencia, a la dominación y la derrota.

 

La verdadera pregunta para las Naciones Unidas hoy, para las personas de todo el mundo que esperan mejor vida para ellos y para sus hijos, es una pregunta básica: ¿Aun somos patriotas? ¿Amamos nuestra nación lo suficiente como para proteger su soberanía y tomar posesión de su futuro? ¿La reverenciamos lo suficiente como para defender sus intereses, preservar su cultura y asegurar un mundo pacífico para sus ciudadanos?

 

Uno de los más grandes patriotas americanos, John Adams, escribió que “la revolución americana fue efectuada antes de que comenzara la guerra”. La revolución estaba en las mentes y los corazones del pueblo. Ese fue el momento en que América despertó, cuando miramos alrededor y entendimos que éramos una nación. Cuando nos dimos cuenta de quiénes éramos, qué valorábamos y de que daríamos nuestras vidas para defenderlo. Desde sus primeros momentos, la historia americana es la historia de lo que es posible cuando las personas toman posesión de su futuro.

 

Los Estados Unidos de América ha sido una de las mayores fuerzas para el bien en la historia del mundo y los más grandes defensores de la soberanía, seguridad y prosperidad para toda la humanidad. Ahora estamos llamando a un gran despertar de las naciones, para el restablecimiento de su espíritu, su orgullo, su pueblo y su patriotismo.

 

La historia nos está preguntando si estamos a la altura de la demanda. La respuesta será una renovación de la voluntad, un redescubrimiento del dictamen y un renacimiento de la devoción. Tenemos que derrotar a los enemigos de la humanidad y desbloquear el potencial de la vida misma. Nuestra esperanza es una palabra, una palabra de naciones orgullosas e independientes que abrazan sus deberes, buscan la amistad, respetan a los otros y hacen causa común con el mayor interés compartido de todos: un futuro de dignidad y paz para la gente de esta maravillosa tierra.

 

Esta es la verdadera visión de las Naciones Unidas, el antiguo deseo de cada pueblo y el anhelo más profundo que vive dentro de cada alma sagrada.

 

De modo que sea esta nuestra misión y que este sea nuestro mensaje al mundo: Lucharemos juntos, nos sacrificaremos juntos y nos mantendremos unidos por la paz, por la libertad, por la justicia, por la familia, por la humanidad y por el todopoderoso Dios que nos hizo a todos.

 

Gracias.

¡Que Dios los bendiga!

¡Que Dios bendiga a las naciones del mundo!  y

¡Que Dios bendiga a los Estados Unidos de América!

 

Muchas gracias.

JPM

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Luis Olivera
Luis Olivera
6 Años hace

REALMENTE EL DISCURSO DE DONALD TRUMP FUE EL MEJOR QUE HE ESCUCHADO HASTA AQUI, ASI ES COMO SE DEBE CONDUCIR UN PRESIDENTE DE UNA NACION, SU ORATORIA FUE MORTAL!

manuel ventura
manuel ventura
6 Años hace

ESTE HOMBRE ES ENVIADO POR DIOS, ESTE ES UN DISCORSO PARA LA HISTORIA, SIN DEPERDICIO. TODOS LOS GOBERNANTES DEL MUNDO DEBEN ESTUDIARLO CONCIENSUDAMENTE ESTE GRAN DISCURSO Y PONERLOS EN PRACTICA, SI LOS GOBIERNOS ASI LO HACEN ES POSIBLE RESOLVER TODOS LOS PROBLEMAS EN SU REPECTIVOS PAISES. TRUM, LO HA DICHO TODO EN SU GRAN DISCURSO PARA LA HISTORIA DEL MUNDO. SOLO LE FALTO DECIRLE A LOS GOBIERNOS CORRUPTOS DEL MUNDO, QUE LOS POLITICOS NO SON ELECTOS PARA DEFALCAR SUS PUEBLOS, SINO PARA SIRVERLE A SU PUEBLOS, Y QUE LOS POLITICOS CORRUPTOS DEBER SER ENERGICAMENTE COMBATIDOS Y SENSURADOS. BALLA DICURSO. MUCHA… Leer mas »

manuel ventura
manuel ventura
6 Años hace

kkk

Hispaniola
Hispaniola
6 Años hace

Trump salio fortalecido ante millones de gente de EEUU luego de este discurso en la ONU contrario a todo lo que han dicho sus detractores… un puñado de trogloditas enganchados a los medios de comunicación para atacarlo. La Adm Trump ha estado bajo ataque sistematico, furioso, descontrolado desde que asumio el cargo Donald Trump, no le han quitado los guantes de la cara y de verdad que se le nota el refajo asqueroso a esa «gentusa liberal extremista». Todas las semanas se inventan y magnifican casos y cosas… hasta los zapatos de su mujer fue objeto estupido de una semana… Leer mas »

Juan Castillo
Juan Castillo
6 Años hace

Excelente discurso del presidente del país más poderoso del mundo, no le faltó ni le sobró nada. Solo los mediocres, y miopes no se dan cuenta de este histórico discurso.

katanga sol
katanga sol
6 Años hace

EE.UU TERRORISTAS GENOCIDAS LADRONES ABUSADORES COBARDES

Julio Vargas
Julio Vargas
6 Años hace

Estimado Rolando Robles, muy oportuna y atinada decisión esta de publicar el discurso completo de el presidente Donald Trump ante la ONU. De mi parte mil gracias y personas como usted esclarecen el panorama, aveces tan enrarecido.

José Flández
José Flández
6 Años hace

Tremendo discurso, donde todo lo expresado es totalmente cierto. ¡¡Grandioso!!(Excelente traducción). Mis felicitaciones y un cordial abrazo al autor.