Todos contra Leonel

Tal vez lo ponderable de la reciente repulsa a la presencia del ex presidente Leonel Fernández Reyna en Nueva York es que el desprecio fue protagonizado, en su mayoría, por dominicanos retirados o en edad de retiro de sus empleos, que lo responsabiliza de haber minado el camino de retorno hacia una República Dominicana más segura; libre de desigualdades e injusticia social. Es decir, que lo trascendente de ese rechazo sin precedentes al exmandatario en los diversos escenarios de Nueva York (extraoficialmente se dice que en otros Estados norteamericanos, también fue repudiada la presencia de Leonel), fue llevado a cabo y de forma espontánea, por gente sobria y disciplinada; acostumbrada ya a certeros nodales de institucionalidad y que contrario como han dicho algunos, si no todos, casi ninguno tiene la necesidad de demandar unos pocos dólares para manifestarse en contra del exmandatario. Y, aunque no fueran grandes multitudes las que le vociferaron hasta el cansancio, ¡ladrón, ladrón, ladrón!, entre otros epítetos, como dijeron algunos consultados por nosotros; parecen estar indignados y coinciden en señalar que ya en “en Santo Domingo (República Dominicana) no se puede vivir por culpa de ése ladrón y los demás corruptos”. Es decir, entienden que Leonel, tras sus gobiernos, dejó el país sumido en una irrefrenable anomia. Un dato importante a destacar, es que al margen de esas rechiflas e improperios (si cabe el término en este caso) contra la figura de Fernández Reyna, en todo Nueva York se comentó lo sucedido en el restaurant South Beach, del Alto Manhattan, y en City College . Además, fue notorio que la mayoría de dominicanos que en las vías de Manhattan comentaban la especie, entre otras cosas, decían: “más de ahí debieron de hacerle”. Muchos entienden que la afrenta de Fernández Reyna fue más grave e imprudente, porque en su periplo por Nueva York, se hizo acompañar de dos funcionarios muy cuestionados por el pueblo dominicano. Se trata del exsecretario de Obras Públicas, Víctor Díaz Rúa y de Félix Bautista; éste último su hijo putativo y “mago de las finanzas” dominicanas, por su meteórico ascenso multimillonario en tan pocos años, como funcionario, legislador, e importante directivo del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Que recordemos, el rechazo a la figura el exmandatario en esta urbe, no tiene precedentes. Y parecería que Fernández Reyna, en el embeleso de su hiperbolizado ego, confundió el auténtico Nueva York, con el añorado “Nueva York chiquito” de su República Dominicana; donde no hay régimen de consecuencias, y se vale de todo en materia de corrupción oficialista. Increíblemente, el engreimiento del expresidente dominicano, no lo hace reparar en que este no es el Nueva York de su adolescencia; que no están los jóvenes irresponsables y licenciosos que alguna vez fueron sus amigos. Además, en esta urbe no todo es delincuencia. Aún con sus fallas, Estados Unidos, y en este caso nos referimos a Nueva York, la mayoría de dominicanos es gente laboriosa que, como contribuyente recibe algún beneficio. Esto sin que, necesariamente, tengan que apelar al clientelismo político. Leonel parece no estar enterado de que, aunque el actual mandatario, Danilo Medina; para nosotros más de lo mismo, por lo menos su discreción le ha ganado adeptos, y con ello se tiende a rechazar su pasada gestión gubernativa. Muchos entienden que las carestías alimenticias, las inequidades, las deficiencias en la salud y en otros sectores, además de las diversas modalidades de corrupción; es el legado que Fernández Reyna le ha dejado al pueblo dominicano. En consecuencia, por lo menos aquí en Nueva York, todos parecen estar en contra de un nuevo ascenso al poder de la figura política de Leonel Fernández Reyna; hasta algunos de sus viejos amigos que todavía se pasean por los calles neoyorquinas, nos han dicho sobre él, que se ha comportado como “un corrupto y charlatán”.

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