Sin sobrepasarse
Todavía hoy albergo una mezcla de seguridad y esperanza de que el Comité Político del PLD actúe con sabiduría para preservar la unidad en la diversidad como el activo más preciado para que ese partido consolide el proyecto de nación que la historia le ha encomendado encarnar.
La de hoy es una sesión complicada porque el CP abordaría el tema de la reelección presidencial, que en términos estrictamente técnico no puede rechazar ni aprobar, pues sus atribuciones no alcanzan a suplantar o invadir otros poderes del Estado.
Es por eso que he señalado que para el partido oficial, el tema de la reelección es de carácter político, no ético, moral, ni siquiera jurídico, porque en este último caso el CP no tendría calidad para abordarlo.
Los miembros de ese órgano podrían determinar si resulta conveniente o no recorrer el camino hacia a la repostulación presidencial, porque corresponde a otro Poder del Estado, la potestad de aprobarlo o rechazarlo mediante una convocatoria a Asamblea Revisora del Texto Constitucional.
Si se escoge o se rechaza pura y simplemente la opción de la reelección, basado en el uso de la mayoría sobre la minoría, o bajo el criterio de que una parte de la representación congresual no aceptaría, entonces la posible solución o salida tendría efecto de cicuta para el Partido.
La mejor sombrilla sobre la que debe cobijarse el CP es la de consolidar el proyecto de nación que la historia ha encomendado al PLD, porque esa sería una amplia cobija que permitiría colocar el largo plazo sobre el inmediatismo y anteponer los intereses de la nación a las apetencias personales o grupales.
Danilo y Leonel están hoy compelido a conjugar sus liderazgos en el único propósito de que se consolide la unidad en base a la diversidad y, que en vez de satisfacer intereses de mutuas graderías, se garantice la máxima peledeista de que se sirve al Partido para servir al pueblo.
El Comité Político deberá conducirse con debida prudencia, porque no se trata de que una posición aplaste a la otra, sino que se produzca en términos políticos una correspondencia biunívoca basada en el principio de que las contradicciones se manejan en base a la razón, los principios y sin sobrepasarse.