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En la segunda de dos caídas, el Senado aprobó el proyecto que convoca a la Asamblea Revisora para reformar la Constitución o lo que es idéntico, dio en pleno el sí a la repostulación de Danilo Medina.
Le abre la posibilidad de volverse a candidatear a un presidente que en ningún momento ha dicho en público que quiere cuatro años más, pero que según dirigentes peledeistas le pidió al Comité Político que le permitiera reelegirse.
Que senadores leonelistas que tanto rechazaron y hasta sometieron un recurso de amparo preventivo votaran a favor, deja la sensación de que el discurso del exgobernante no era necesario.
Al final, todos los morados se entendieron y negociaron. Tal como dijo ayer la vicepresidenta y esposa de Fernández que debían hacer. Ahora podemos conjeturar que lo expresó porque sabía lo que venía.
He aquí otra vez la armonía (aunque sea de teatro) que le gustaba al fundador de la organización, al profe repleto de humildad que servía café a su seguridad cuando por breve tiempo dirigió los destinos de esta nación.
Muchos respiran ya tranquilos con la carta (Magna) del triunfo encima de la manga.
Claro, los políticos avezados saben que aunque las encuestas coloquen cimero al bien valorado sureño, que vaya por un segundo mandato no basta para obtenerlo, menos con una oposición dispuesta a zanjar sus más graves diferencias con tal de sacar al Partido de la Liberación Dominicana del poder y así lo ha dicho en público.
Ahora habrá declaraciones por unos días o hasta por unas semanas, si el tema corre con buena suerte en la palestra y no aparece rápido otro mejor.
Después, las aguas volverán a su cauce y se hablará de otra cosa o de otras cosas y la gente volverá a su mismo tren y seguirá con sus mismos problemas y de ese modo será siempre en este ciclo eterno de pan y circo.