Se nos derrumba una de las paredes antillanas.
Puerto Rico, Borinquén, la isla del encanto está en problemas. Serios problemas financieros.
Según el reporte “Krueger” preparado por la economista Anne Krueger Osborn, ex funcionaria del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y actualmente profesora de la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la ciudad de Washington, con una deuda de US$73, 000,000 (Setenta y tres mil millones de dólares), Puerto Rico igualó su déficit con su PIB (Producto Interno Bruto)
Uno de los problemas señalados por el citado Informe es el desempleo, que ha sido avivado por la cantidad de beneficios gubernamentales que reciben las personas desempleadas o las que son elegibles para ayudas.
Dice el reporte, “El sistema de beneficios sociales en Puerto Rico, que incluye ayudas financieras, seguros médicos y subsidios a servicios públicos como el agua y la electricidad, ha contribuido a que solo un 40% de la población trabaje o busque trabajo”
«Los obreros están poco inclinados a ocupar puestos de trabajo, debido a que el sistema de bienestar ofrece generosos beneficios, que muchas veces exceden a los que están empleados. Por ejemplo, un hogar compuesto por tres personas que reciba estampillas de comida, Ayuda a Familias con Hijos Dependientes, AFDC, por sus siglas en inglés, Medicaid y otros servicios públicos, podría obtener $1743 por mes, un trabajador, ganando el salario mínimo, solo recibiría $1.159.
Borinquén ha sufrido una extraordinaria perdida de profesionales que se han trasladado, principalmente a Estados Unidos, algo que se suma a los perjuicios sufridos por la economía puertorriqueña. La población de la isla ha venido disminuyendo desde el 2006. Este fenómeno ha diezmado poco a poco la fuerza laboral en Puerto Rico.
Los incentivos que otorgaba el gobierno Federal fueron gradualmente eliminados, y como siempre sucede, para compensar, el gobierno de la isla, empezó a subir los impuestos a las que sí pagaban, el resultado fue que varias empresas cerraron sus centros de manufactura en la isla, contribuyendo a aumentar la desocupación.
Este complejo problema de la isla del encanto, nos deja con varias lecciones. Hay que evitar a toda costa convertirse en un gobierno asistencialista. El pueblo se acostumbra a los subsidios como son Bono Gas, Bono Luz, tarjetas de Solidaridad y últimamente las Estancias Infantiles y la Tanda Extendida, ese pueblo puede confundirse y creer que el Estado está en la obligación de mantenerlos sin trabajar.
Por otro lado, tomar préstamos para pagar deudas no es una buena práctica. La deuda de la República Dominicana ronda el 50% del PIB. Puerto Rico estuvo una vez en esa situación y sus economistas dijeron que todavía tenían mucha capacidad de endeudamiento. Ahí están las consecuencias. Una deuda impagable según el Gobernador Alejandro García Padilla
En el oriente antillano, un poco después del canal de La Mona, con ritmo de bomba y plena, se nos está derrumbando una pared, que nos ayudaba a sostener nuestra economía. Pero ¡Ojo! En el occidente de la misma región, más allá del canal del viento, Con mucho mambo y son, está surgiendo con fuerzas, otra tapia que también podría afectarnos.
Hay que comenzar a blindarse. Orientar la economía hacia la industrialización. Evitar esos Capitales Golondrinas que alzan el vuelo ante cualquier nublazón.
Construyamos nuestra propia pared con bloques sólidos, elaborados en base a la tecnología, la comunicación, la banca, los seguros. No prioricemos la economía de ensaladas y postres.
Comenzar a exportar más chocolates y menos cacao. Más salsas y menos tomates. Mermeladas en vez de piñas y mangos. Encurtidos y menos vegetales frescos. Evitar que una simple mosca, ponga de rodillas la economía nacional.
Carlos McCoy
Noviembre/2015
carlosmccoy@ymail.com