Roberto Rosario, la JCE y la vieja costumbre

 

En 92 años que tiene de fundada la Junta Central Electoral, nuestro país se ha acostumbrado a que cada personaje que ocupa su presidencia (con algunas excepciones) sea un sello gomígrafo del Poder Ejecutivo.

No es la primera vez que la JCE se ve en aprietos con relación a su presupuesto consignado por ley. La falta de institucionalidad en nuestro país, sumados a la vieja práctica de pretender dar órdenes desde Palacio, lleva al organismo encargado de organizar las elecciones prácticamente a estar contra el tiempo.

Parece ser, que el presidente de la JCE, que es la institución que se encarga de administrar pura política, debe estar sometido a la autocensura de antaño  para que ciertos funcionarios no sientan recelos de sus puntos de vista sobre temas que puedan afectar o poner en aprietos la responsabilidad que tiene sobre sus hombros.

El desarrollo de los pueblos siempre va a depender de la entrega y el compromiso que sus líderes asuman al frente de las diferentes instituciones del Estado. Nos negamos a asumir los cambios que traen los nuevos tiempos. Demandamos casi al unísono, que la JCE sea capaz de garantizar unos comicios transparentes y con resultados en menos de 24 horas; aun así, no somos capaces de exigir que se cumpla la ley sobre su presupuesto. Todavía faltan por cedular 1.242.000 dominicanos, de los cuales más de 590.000 vivimos en el exterior donde los costos son en dólares y euros. El despido de 300 empleados, la tardanza en habilitar los centros de cedulación en el exterior, en los cuales es necesario durar todo un día de trabajo para un proceso que dura 7 minutos por persona, donde se entregan 100 tickets diarios para atender 100 personas al día y los empleados, en una labor titánica, no tienen tiempo ni para comer. ¿A quién se le hace más daño, al país o al doctor Roberto Rosario?

El simple hecho de que el presidente de la JCE pida al presidente de la republica que se determinen quienes van a trabajar en las plantaciones de 32.000 tareas de tierras para la instalación de dos ingenios en San Pedro de Macorís “para evitar problemas después a los organismos que administramos políticas de control e identidad de la población”, no significa esperar retaliación de parte del gobierno central.

Los problemas que debe enfrentar la JCE no son pocos;  si a estos se agregan más cortadores  de caña de procedencia haitiana, que mañana van a exigir beneficios y papeles como mandan  los más elementales derechos humanos. Malgastamos el tiempo en politiquería barata y sin sentido, sin darnos cuenta, que existe una sociedad que espera lo mejor de cada uno de los hombres que la dirigen.

“Para la patria nos levantamos. Es un crimen levantarse sobre ella”. José Martí

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