Relaciones públicas de Palacio
POR DENIS MOTA ALVAREZ
Universalmente se acepta que, en el Gobierno, las relaciones públicas juegan un papel fundamental para el posicionamiento e imagen de los funcionarios y dependencias, con el propósito de brindar información y orientación a la ciudadanía sobre el éxito o nivel de avance de los proyectos y realizaciones sectoriales ejecutados desde el Poder Ejecutivo, ministerios y organismos descentralizados del Estado.
Sin embargo, el eje fundamental de un programa de relaciones públicas de todo Gobierno tiene necesariamente que surgir de una estrategia global, diseñada a partir del programa y promesa que sirvieron a la fuerza política gobernante para conquistar el voto ganador en la sociedad. Los más experimentados especialistas definen esta estrategia global de marketing como un proyecto de comunicación sólido y sustentado en la información, la publicidad, las relaciones públicas y, en ocasiones, hasta en la propaganda.
El Gobierno que se marcha el 16 de agosto, con Roberto Rodríguez Marchena como vocero gubernamental y articulador de las estrategias de las relaciones públicas, dentro de sus funciones como director de Comunicaciones del Gobierno, se manejó “cómodamente” en los primeros seis años, e “incómodamente” en los últimos dos años.
La estrategia de los primeros seis años se basó en el silencio y mudez de los funcionarios palaciegos, desde el presidente y los ministros, hasta otros de iguales o menores rangos, quienes canalizaban sus mensajes y acciones en proceso a través de la DICOM, que cuenta con un departamento tecnológicamente avanzado, denominado La Factoría.
Los funcionarios alérgicos al contacto directo con los medios, se sentían cómodos y alejados de las preguntas a veces “inquisidoras” de periodistas y entrevistadores, lo que produjo un distanciamiento entre los medios y el palacio presidencial, generando un deterioro en sus relaciones, dado que los funcionarios no eran fuentes“vivas” y con calor humano, en tanto la DICOM se encargaba de que las actividades oficiales fueran amplias y técnicamente cubiertas por un equipo profesional a su cargo y que fuesen divulgadas casi en tiempo real.
Roberto Rodríguez Marchena apostó a los emergentes medios digitales, por varias razones. Primero, por el hecho de que estos medios acogían, por su falta de recursos, los productos de La Factoría; segundo, porque por primera vez eran tomados en cuenta como pequeñas empresas de comunicación que ejercen la labor de informar desde la base de la pirámide social y, tercera, para torcer el brazo y no depender total y exclusivamente de los grandes medios.
Los dos últimos dos años han sido difíciles para las estrategias de Roberto y la DICOM. La reelección liquidó la labor de las relaciones públicas incontaminadas. José Ramón Peralta asumió como vocero de las aspiraciones de un tercer periodo del presidente Danilo Medina, mientras la DICOM se contrajo y el accionar reeleccionista se impuso.
Por otro lado, el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo, creó su propia oficina de prensa (Prensa Digital Minpre), para promover a más de 70 proyectos y comisiones de trabajo que controla, limitando el ritmo y la productividad de La Factoría.
Por su parte, Milagros Germán, quien estará al frente de la DICOM cuando inicie el gobierno de Luis Abinader, tendrá—con el equipo que llegue y con los técnicos que se “salven” de la administración de Rodríguez Marchena—que diseñar una estrategia de relaciones públicas a tono con los nuevos funcionarios, desde presidente y ministros hasta directores, quienes, de acuerdo con las últimas noticias, “cantan” de forma individual. Conforme a lo referido, serán los propios funcionarios quienes se contacten con los medios, dificultando una estrategia programática de los acontecimientos políticos, económicos y sociales liderados por el próximo gobierno.
Sería lamentable que los recursos y la imagen comunicacional es de Milagros no alcancen suficiente liderazgo y cohesión, ni respondan al papel de una conductora eficiente en las relaciones públicas, quien estará a cargo del órgano de apoyo y asesoramiento de los niveles ejecutivos gubernamentales.
A la flamante directora de Comunicaciones del nuevo Gobierno no le han dado la oportunidad de anunciar el nombramiento de alguien, para que como Joaquín Sabina, diga: “Esta boca es mía”.
Esperemos que se inicie la fiesta, para ver cómo la Diva maneja a cantantes y con ritmos diferentes, en una sola orquesta. ¡Enhorabuena!
JPM
ahí no deben dejar ni la que sirve el café pués es de todos conocidos el espionaje que reina en todas las instituciones gubernamentales, dado el hecho que hemos estado bajo una dictadura chantajista de control absoluto.todas las dependencias del estado oficinas, despacho etcétera hay que requisar minuciosamente.