Reelección y el daño antropológico
A los “galipotes” de las encuestas y a los reeleccionistas de la República Dominicana, se les ve el refajo, pues el supuesto 80% o 90% de aprobación del Presidente Medina no lo tiene ni Dios, el creador de todo; debido a la falta de unanimidad entre los ateos, creyentes , indiferentes y no creyentes. Es sabido que las encuestas pueden ser ensambladas en un escritorio y que basta con un diseño interesado, para obtener iguales resultados.
Dando el beneficio de la duda; y aceptando como real la matemática del estudio; nos encontramos con la fotografía de una muestra de campo, tomada en los consultorios de facultativos de la conducta humana. Porque si el Presidente del 4% para la educación , tiene ese apoyo avasallante, con pobre gerencia pública; estamos ante un pueblo enajenado por el peso de un daño antroplógico sin solución; y un padecimiento colectivo psico y sociopático.
Ese pueblo venera a un presidente que se dice íntegro y mas bueno que el pan; pero todavía él no se ha enterado que el costo de su elección fue el mayor desorden presupuestario de la historia, un déficit de 200,000 millones de pesos y que en su propio ejercicio, el déficit del primer cuatrimestre del 2015, fue de 50,000 millones; y que además, cada semana compromete la nación con un nuevo préstamo..
La población padece el desorden de “déficit de atención”, y no se da cuenta, que los combustibles suben mientras el petróleo baja, que la criminalidad los tiene presos y con miedo, la invasión por frontera, pagando la electricidad mas cara del hemisferio, el 80% del presupuesto en gasto corriente, el desempleo, la corrupción e impunidad, etc. Se da apoyo por saltos de charquitos y cruce de alambradas; por un estilo diferente, como si Mayweather y Pacquiao, por tener estilos diferentes, no son igualmente boxeadores, que golpean y agreden.
Como desertificación cívica, esa conducta popular, recuerda a los hambrientos que de pena y desconsuelo caían con ataques por la muerte de Trujillo; electores que por botellitas de ron y pica pollo, hipotecan el voto; y después son engañados con efecto placebo, con pastillas de azucar e inyecciones de agua para calmar el dolor; y para sorpresa, se sienten aliviados. Aceptan la opresión de la miseria, sin revelarse.
Los presidentes, en una neurosis religiosa, movilizan su casta reelecciónista, que con enredo de espíritu y desde el gobierno, sienten fascinación por las constituciones bisiestas; legalizan lo ilegal e ilegalizan lo legal; como decrépitos equizofrénicos, actuando como ayatollahs del oportunismo y magos constitucionales. Con ignorancia premeditada, hablan de voluntad popular, con una espina dorsal, tan real como el ombligo de Adán.
Vienen a la memoria al servil Síndico del interior, que en los “doce años”, propuso designar a Balaguer, presidente vitalicio; igual a un Síndico del Distrito Nacional, que propuso designar a Santo Domingo, con el nombre de Ciudad Balaguer. Ahora dirán: “mientras Danilo aspire que nadie respire”.
Evidente es, que las palabras sabias se quedan enjauladas en un silencio, que ni aprueba ni rechaza. Dicen que “no hay mal que dure 100 años”, el problema es que a veces dura 99. Esa conducta social, está en la clasificación de “daño antropológico”.