Recuerdos crédulos de ¨la tierra de nadie¨
(Dedicado a todos los hermanos de la misma fe y orden que viven en la provincia de Azua y a todos los azuanos)
Vuelvo a leer al Licenciado Luis “Chito” Naut. En el libro que esboza para su publicación. Me encuentro con diamantes que él tiene escondido como marcos filosóficos de la vida que al conocerse se convierten en marcos sociológicos de la existencia.
En su relato — “La tierra de nadie”— Naut firma verdades al rojo vivo. Con sus luces y sombras siempre guardando la forma. El relato me trae recuerdos de mi niñez, porque “La tierra de nadie” es una tierra que en la época de Trujillo se podía encontrar en cualquier lugar.
En investigaciones que he realizado fuera de Azua, pues el grandioso hijo de Azua da en la diana cuando se refiere a esos “puticlubes” que fungían como los burdeles de la época. Y siempre el tirano donaba algún solar a una denominación evangélica haciendo una macabra comparación que, así como esos predicadores evangélicos caminaban llevando la semilla de la buena nueva de salvación, para las cuestiones gubernamentales era lo mismo. Un templo y un burdel para “Chapitas” era lo mismo. En muchos casos se les viró el “ahogaburros”.
En la década del 50 llegó a Azua, índice de la Republica, un misionero cubano llamado Secundino Bermúdez junto a su esposa Noemi y sus hijos, especialmente, el flaco de Otoniel. Tanto Hilario Diaz Bonachea como Georgio Morell tenían la belleza del trabajo de evangelización.
En sus respectivas épocas se veía a Don Hilario muy bien vestido hablando en el centro comercial de Azua. Conversaba con la clase media alta de esa ciudad. A Georgio Morell le gustaba hacer lo mismo en el campo. Los evangélicos comenzaron a predicar en la calle Santomé de aquel entonces teniendo como timón a Don Hilario Diaz Bonachea, el pastor de almas.
Precisamente cuando el misionero Bermúdez comenzó su trabajo todo el mundo notó que Secundino era un estratega de hacer crecer la iglesia de Dios de una forma compacta y natural. Dividió el trabajo con mapas de los diversos lugares de la ciudad para predicar el evangelio de persona a persona. “De tú a tú” como diría Rubén Lores el teólogo cubano.
Y así fue. Todos los hermanos de Azua, especialmente los que habían conocido a Jesucristo a través de la prédica de Bonachea y Morell estaban regocijados por la oportunidad de predicar en los barrios de Azua. En esos tiempos había muchos estudiantes de Azua en el Seminario Bíblico de La Vega.
Había uno que se perfilaba como un grande de la predicación evangélica. Hombre consagrado y devoto. Su nombre era Julio Valdés quien por enamorarse de una muchacha en el Seminario parece que lo castigaron y este brillante predicador se descarrió y se fue, como dicen los evangélicos, “al mundo”.
Llegó el dilema de predicar en “La tierra de nadie” y Secundino Bermúdez dijo que solamente podrían ir a predicar el Evangelio hombres, porque sería de poca monta ver a mujeres evangélicas predicando en ese lugar tremebundo, terrible, lleno de fango pecaminoso.
El pastor Bermúdez eligió a un hombre como Zaqueo, pequeño, pero con los tomates grandes llamado Tomás Pimentel y al pico de oro de Tábara Abajo, Temístocles Feliz Reyes. Esos dos titanes se lanzaron a predicar en “La tierra de nadie” Biblia en mano y con el valor que Jesucristo da caminaron casi todo el lugar viendo a puertas abiertas como hombres y mujeres tenían relaciones sexuales sin importarle que los vieran.
En una de las últimas visitas se escenificó algo sorpresivo. Cuando Tomas Pimentel comenzó a predicar, un hombre que estaba teniendo concúbito con una mujer dio un brinco y se metió debajo de la cama.
Era aquel predicador brillante llamado Julio Valdés. El vino avergonzado y Temístocles le dijo, “Julio, de nosotros no tienes que esconderte, sino de la mirada fulminante del Altísimo.” Esa tarde dominical a Julio Valdés se le aplicaba muy bien aquel dicharacho de Georgio Morell, “se les arrugaron los tomates.”
De regreso a dar su reporte al misionero cubano quien sacudió los cimientos del seminario de La Vega con un sermón titulado, “El gobierno politico de Dios”, Temístocles le preguntó a Tomás Pimentel que le explicara eso de ser Tigre evangélico y evangélico tigre. Y el bueno de Tomás le dijo: “Temo, pues yo creo que evangélico tigre es aquel en que habiendo sido tigre se ha convertido de corazón a Jesucristo; en cambio el evangélico tigre jamás ha conocido el amor de Dios en su vida. Se ha enganchado a evangélico para engañar a los incautos con su tigueraje.
Dicen por ahí que toda vida es un esbozo: no una vida completa. . . las más poderosas personalidades no han llegado a su completo desenvolvimiento: siempre dejaron algo por cumplir; un sueño inconcluso, eso es la Vida. Quizás Trujillo se equivocó con los evangélicos de aquella época.
Hoy recuerdo esas pinceladas mágicas de “Chito.” Parecen un acordeón que al tocar sus teclas se puede finalizar como el último párrafo escrito por el hijo de Azua:
“Hoy, “la Tierra de Nadie” no es aquélla de los Milonguitos, es otra cosa, ahora forma parte del orgulloso sector La Placeta, para sorpresa de algunos y, categóricamente, tiene iglesias evangélicas y católicas, centros educativos, consultorios médicos y familias bien formadas, que han ocupado ese espacio, para, de ese modo, donde había violencia, producir seguridad, donde había ignorancia, producir conocimiento, donde había enfermedad, producir salud y, donde había demonios , alabar el nombre de Dios».
JPM
un arti**** para refrescar la memoria que trae grato recuerdos a los azuanos, es tiempo de que alguna persona hagan recuento del tiempo pasado en sus lugares de origen, de azua tengo el recuerdo no muy grato del sisal donde desapareció mi padre , que fue un campo de exterminio de la dictadura de trujillo, el arti**** esta maravilloso y es casi seguro que los azuanos lo juzgaran en su justa dimensión.
me gusta leer gentes,especialmente gentes capacitada,escribir de la historias de sus pueblos de orígen.todos las llevamos dentro,es como decía el anuncio de la telefónica,muchos nos fuimos de pueblo donde nacimos y crecimos,pero no nos fuimos.» se puede sacar el guajiro del campo,pero el campo del guajiro no»
exelente narrativa, yo felicito de todo corazon al autor de esas vivencias que tanto nutren el intelecto colectivo me gustaria saber si aun podemos conseguir el libro de don chito naut. una vez mas felicitaciones, me encantaron esas vivencias.
sr.cuando ud. no tiene un tema,por favor no escriba