Recado cordial a Yadira Margarita Marte Domínguez
Yadira Margarita Marte Domínguez es una mujer que ha salido a la palestra pública a llamar a un grupo de políticos bárbaros por lo que ella catequiza que son. Pertenece a una agrupación de los que están cansados de ver como se despliega un gobierno que de una forma u otra establece lo que su fundador llamó, «Dictadura con respaldo popular.»
La indignada mujer dice en una de sus entregas por FB que hasta su madre es una mujer inepta para la política, porque es bondadosa (por no decir otra palabra.) Me llamó a la curiosidad sus planteamientos. Es evidente que hay personas que trabajan en una forma muy poco metódica en cuestiones de política. Aun es más evidente que hay personas que parece que gozan de una forma de masoquismo extremo y muy afanoso. Y, naturalmente, es una cuestión muy difícil de psicología que considera cuál de estas formas saca mayor provecho de la vida, o acaso si alguna de ellas obtiene el mayor provecho que sea posible. Pero cuando la gente hace generalizaciones magnificas y absolutas acerca de la historia y el progreso, cuando nos dicen enfáticamente que la política declara esto y aquello sobre la conciencia del pueblo dominicano y el bienestar de diversas sociedades, es evidente que estos dogmas sociológicos son, en realidad, muy vagos y no convincentes. No tenemos manera exacta de comprobar la proporción de personas de una sociedad que, en realidad, desfrutan de sus instituciones sociales más, especialmente, si se les ha inculcado un concepto social diferente. Nadie sabe, por ejemplo, si los tapones de Santo Domingo y Santiago o de todo el país, no es en realidad, un excitante para los nervios, lo cual disminuye el placer, a pesar de que arrastra a la gente a más y más placer. A estas alturas del juego no podemos comenzar a tocar un violín a beisbolistas que no entienden nada de eso. En nuestro caso sabemos que las marchas patrioteras son pagadas por los organismos políticos. Es un engranaje que nos recuerda aquellas frases del tirano más vil que ha dado Nuestra América: «Nuestra revolución es tan verde como las palmas» y aquello terminó siendo más «rojo que una sandía.»
Yadira Margarita Marte Domínguez usó un video de una mujer venezolana sentada llorando y al sentirse impotente ante la cobardía del régimen de Nicolás Podrido, hace un llamado mundial para que los países libres sean solidarios con ese sufrido pueblo. Tiempos ha, la solidaridad de los pueblos era plausible. Hoy día no. La distinguida Marte Domínguez no la hemos visto defender a 0nce mujeres llamadas las Damas de Blanco que han sido mucho más ultrajadas que las mujeres venezolanas. A ellas las han pisoteado a través de todos estos años de lucha y no hemos visto que el grupo de los Verdes que ella representa ha emitido un comunicado defendiendo la dignidad libérrima de esas mujeres que lo único que piden es libertad para el pueblo cubano y libertad para sus hijos que son presos políticos. ¿Qué esconden los Verdes detrás de estas omisiones imperdonables? ¿Acaso están vendiendo su movimiento tan verde como las palmas y luego se convertirá tan rojo como la sandia?
Mientras ella usaba esa comparación, en Caracas, la oposición realizaba una manifestación pacífica en la autopista Francisco Fajardo, que duró más de ocho horas, pero hubo hechos de violencia con el saldo de un muerto en Mérida y otro en Barinas. Tampoco la vi a ella protestar contra esa vesania y el maltrato a palo y tentetieso a todo un pueblo. Según el diario El Nacional, varias personas resultaron heridas en Mérida, entre ellas Daniel Infante, estudiante de la Universidad de los Andes, quien recibió un disparo en la cabeza y se encuentra en estado crítico; Luis Alberto Márquez, víctima de un disparo en la cabeza; Yuleitza Hernández, en el tórax y Daniela Escalona, en la pierna izquierda. La distinguida dirigente dominicana y graduada con una beca en los Estados Unidos de América que a mucha honra lleva no protestó y dejó marcada la raya de Pizarro para decir si valía la pena el Yugo o la Estrella. Ya el cacareado refrán español nos enseña: «Cuando veas la barba de tu vecino arder pon la tuya en remojo.» En todos estos años hemos aprendido que por causa de que los ciudadanos no ejercen sus derechos y no los practican, los adeptos o sea los borregos no la apoyan, la gente no se reúne para adorar reverentemente a la gran obra de No Hacer Ninguna. En este aspecto los dominicanos han perdido su filosofía y hasta ha fracasado en inventar una nueva bandera política, porque en el método de la discusión se están discutiendo las ramas y no el tronco como debe ser en materia sociopolítica.
Mientras en la Provincia Duarte todos los politiqueros se desfasaban con sus consignas de barricada, en la capital venezolana, el líder de la Asamblea Nacional, Julio Borges, decía que la demostración era para reiterarle a Venezuela y al mundo que la razón por la cual siguen las protestas es porque se necesita una salida electoral a la crisis que se agrava. «Los venezolanos siguen en la calle porque en Venezuela cada día la crisis se agrava más. Tenemos un país que está en caos, a la deriva, donde el Gobierno lo que hace es violar la Constitución y las leyes, donde se dio una ruptura del orden constitucional y por eso la gente lleva más de 20 días en protesta».
Esperemos que la nueva «dirigente opositora» no termine con la actitud de criterio cerrado y único que mantiene cierto orden de pisotear las ideas que nos recuerda un párrafo antológico de un discurso de Goebbels, el famoso ministro de propaganda de Hitler: «Comoquiera que nosotros los nacional/socialista estamos convencidos de que tenemos la razón no podemos tolerar que nadie más pretenda tener razón. Porque si alguien más tienen razón, ese alguien debe ser nacional/socialista, y si no es nacional/socialista, entonces sencillamente no tiene razón.» Usted parafraséelo y donde dice nacional/socialista escriba o pronuncie VERDE. No se nos olvide que un pueblo no es un juguete heroico, para que un redentor demagogo juegue con él.
Hay que arrancar de hondo, y saber a dónde se va. Sin jamás olvidar que los pueblos no están hechos de los hombres como debieran ser, sino de los hombres como son.
jpm