Realidad o fábula del azar o Cisne Negro

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El AUTOR es empresario turístico. Reside en Santo Domingo.

En diciembre de 2012, en la Academia Dominicana de la Historia, estuve entre los que presenciaron la puesta en circulación del libro del historiador Tony Raful titulado «De Trujillo a Fernández Domínguez y Caamaño. El Azar como categoría histórica». En esa ocasión, mientras el autor resumía su nuevo libro comentó al final, como resultado de una interrogante que desafió su conciencia, el papel de Francisco Alberto Caamaño en el desembarco guerrillero «Playa Caracoles» de 1973. Esa interrogante llamó mi atención como capítulo ajeno a la historia o fuera de la consideración del Azar o Cisne Negro que Tony Raful planteaba esa noche.
No he leído dicho libro porque al igual que muchos dominicanos he sido testigo de la historia que hemos visto desde la primera mitad del siglo XX en plena Era de Trujillo. Por eso desde mi perspectiva (Ref./Google: «Azar o Cisne Negro») introduje el «Pragmatismo» para abordar el acontecimiento histórico de Playa Caracoles. El Pragmatismo es una categoría de investigación para la interpretación de acontecimientos históricos que pudieran revelar contradicciones. Con esto trato de evitar que la historia no se convierta en «conversatorio de loros», tal y como es. Todo se circunscribe al «factor determinante» involucrado en la revelación de la contradicción del acontecimiento histórico para que sea considerado como tal, como es el caso de Playa Caracoles. Lo mismo puede suceder con otros hechos o acontecimientos históricos si ponemos en práctica esta categoría de investigación.
Al parecer la justificación o aceptación del Azar o Cisne Negro que pondera Tony Raful tiene una advertencia en el artículo «El advenimiento de Trujillo en 1930 no fue un evento del Cisne Negro», publicado en el periódico Hoy de fecha 27/5/17 por Eurípides Antonio Uribe Peguero, Premio Nacional de Historia José Gabriel García, 2016. El señor Uribe Peguero da entender que el libro publicado por Tony Raful en 2012 tendría como fuente el libro «El Cisne Negro, el impacto de lo altamente improbable», publicado por Nassim Nicholas Taleb en Barcelona en el año 2007.
Qué es lo que plantea Taleb?. Uribe Peguero dice lo siguiente sobre el libro de Taleb: «En este libro, el autor plantea una forma de análisis partiendo de la premisa de que algunos hechos resultan difíciles para predecir porque para hacerlo, nos concentramos generalmente en lo conocido, prefiriendo generalizar sobre lo que no vemos o conocemos. La teoría del Cisne Negro pone en evidencia las limitaciones del conocimiento que se basan únicamente en la observación y la experiencia. Al mismo tiempo, se plantea, que los hechos que suceden al azar y sin previsión, tienen en la sociedad un impacto mayor que aquellos que se consideran regulares».
Cuenta Uribe Peguero que «Horacio Vásquez logró sostenerse en el gobierno durante seis años, pero no tuvo fuerzas para evitar el retroceso a las dificultades políticas anteriores a la ocupación. Al final, casi entregó al poder a un hombre que ya había dado connotación de tener mano fuerte. Es indudable que en ese momento, la sociedad dominicana necesitaba un Gobierno más firme y enérgico que el de Horacio Vásquez y en ese momento, Rafael Leónidas Trujillo encajó como el resultado de un devenir histórico, en vez de un hecho acontecido al azar».- Esto implica una advertencia o negación del Azar como categoría histórica que plantea Tony Raful, independientemente del razonamiento histórico de Uribe Peguero.
También José Rafael Lantigua rechaza la tesis del Azar en el advenimiento de Trujillo. En su artículo «La historia, no el azar», publicado en Diario Libre de fecha 10/6/17, el señor Lantigua dice lo siguiente: «A la sombra, las manos enguantadas de un soberbio líder en gestación tenían creadas las bases para su muy próximo encubrimiento político. No ocurriría, de ningún modo, como obra del azar. Una alta dosis de talento natural y una inspirada devoción por el poder y la gloria lo llevarían derecho, y prácticamente sin mayores tropiezos, a instalarse soberanamente en la mansión presidencial». También añade: «No el azar sino la dinámica de la historia misma, aunada a las innatas cualidades personales de Rafael Leónidas Trujillo, serían las que conducirían al país a los 31 años de dictadura que quedó sellada formalmente el 16 de agosto de 1930».
Otra cita de Rafael Lantigua dice así: «Trujillo traía consigo para el ejercicio del poder cualidades, habilidades, destrezas y malicia. Todo junto. Todo revuelto. Nadie puede ascender al poder absoluto y mantenerse en él por tres decenios, si no posee cualidades propias que no fueron forjadas por la formación recibida de los marines, ni mucho menos por el azar».- Agazapado tras sus oscuras pretensiones, a la sombra del hombre bueno que fue Vásquez – en lo personal, en lo humano y hasta en lo político – Trujillo avanzó al ritmo que la misma historia le impuso, se aprovechó de las coyunturas, hiló los filamentos de su tejido ladino y de su treta procaz, preparó sus huestes criminosas, embobó a Horacio y el resto fue historia».
No leí el libro de Nassim Nicholas Talet pero en mi artículo de 2013 sobre Playa Caracoles («Azar o Cisne Negro») aplico el Pragmatismo como cara opuesta de la teoría del Cisne Negro, pues como dice Taleb «la Teoría del Azar o Cisne Negro pone en evidencia las limitaciones del conocimiento que se basa únicamente en la observación y la experiencia». Por el contrario, el Pragmatismo busca sentido a lo que no vemos o desconocemos con tal de llamar a las cosas por su nombre, con el aval o equilibrio del «factor determinante o pragmático» que impide que la historia no se convierta en conversatorio de loros, como sucede en nuestros días. El Pragmatismo no solo tiene aplicación en las ciencias sociales sino también en otras disciplinas (Ref./Google: «Divagaciones del Azar o Cisne Negro»).
El Pragmatismo y la objetividad histórica trillan por el mismo camino. Esto es así si queremos que la historia no se convierta en conversatorio de loros, tergiversarla o justificarla a modo particular. Llega el momento en que la contradicción que revela el pragmatismo complementa la objetividad histórica en base a hechos o acontecimientos que la tipifican sin motivo o excusa que la desvíe. Sin contradicción la historia es solo un hecho o acontecimiento que se puede manipular, a sabiendas de que un hecho histórico no contradictorio también puede ser sujeto de manipulación. Como la moneda, la historia tiene dos caras. Hay que saber en cual de ella nos situamos para no tergiversarla, repetirla o en su lugar contarla como realmente es.
No es verdad que al final Horacio Vásquez «casi entregó el poder a un hombre que ya había dado connotación de tener mano fuerte», como dijo Uribe Peguero en su artículo. Todo lo contrario. Vásquez quería seguir en el poder, solo que Trujillo lo agarró «asando batatas» en el mes de febrero de 1930. Tampoco es verdad esta cita de Uribe Peguero: «Es indudable que en ese momento la sociedad dominicana necesitaba un Gobierno más firme y enérgico que el de Horacio Vásquez y en ese momento, Rafael Leónidas Trujillo encajó como el resultado de un devenir histórico en vez de un hecho acontecido al azar».
Nadie puede predecir la historia ni mucho menos acomodarla; ni mucho menos pensar que en 1930 la sociedad dominicana necesitaba un gobierno más firme y enérgico que el de Horacio Vásquez. Habría que preguntarle al señor Uribe Peguero si él sabía que «esa necesidad» no era tal cosa sino una férrea dictadura de 31 años como resultado de un golpe de Estado y no del Azar o Cisne Negro. No fue el Cisne Negro al que asesinaron el 30 de mayo de 1961 para cerrar un capítulo de la historia y abrir otro lleno de especulación que se resiste desaparecer, donde lo bueno y lo malo parece juego del azar. Por eso descarto el uso del Pragmatismo en la Era de Trujillo, por tratarse de una dictadura. En su lugar recomiendo el «Común Denominador» como herramienta de investigación para la interpretación sectorial de la historia, partiendo de 1930 (Ref./»Financiamiento y Desigualdad»).
Mi artículo de hoy también tiene algo de historia. El 23 de mayo de 2017, en el fórum Pedro Mir de la Librería Cuesta, estuve entre los que presenciaron la puesta en circulación del libro «Trujillo, Bueno o Malo?, del periodista y escritor Héctor Minaya, libro que tampoco he leído. El historiador Tony Raful estuvo presente en este acto. Es el 27/5/17 cuando noto el artículo publicado por Eurípides Antonio Uribe Peguero en el periódico Hoy. Quizás es una especie de azar (las implicaciones de estas fechas) pues en algún momento Tony Raful tendría que tomar en cuenta el libro de Minaya para revisar la funcionalidad de la teoría del azar. O por el contrario defender dicha teoría junto con las piedras en el camino lanzadas por Uribe Peguero y José Rafael Lantigua, sin dejar de lado a Héctor Minaya.
JPM
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Tony B Florimon
Tony B Florimon
7 Años hace

al final la pregunta: fue trujillo bueno o malo? queda en el aire. sin respuesta. en mi formación académica como ing. industrial llegue a la conclusión de que para evaluar de manera practica la administración de un gerente y poder calificarla de mala o buena, solo debíamos evaluar si su ejecutoria mejoraba o no lo administrado en un periodo de tiempo. si su ejecutoria en, por ejemplo un año, mejoraba lo administrado; su administración fue buena; si por el contrario la ejecutoria deterioraba lo administrado por debajo de como se recibió la cosa a administrar, su administración fue mala. con… Leer mas »