¿Quién paga la burocracia del Estado?
El fenómeno que encontramos al analizar la relación entre la población y quienes la dirigen desde el Estado, es increíblemente incomprensible. Y he aquí la paradoja: Yo te elijo, te contrato, te pago, luego tú eres como un Dios y yo me convierto en servidumbre.
El pueblo paga todos los gastos del Estado. El pueblo con su sacrificio y trabajo, mantiene al Estado funcionando. En consecuencia, todos los servidores del Estado son empleados del pueblo. Es un fenómeno que muestra un comportamiento paradójico: Los que pagan para que les sirvan son los que sirven.
Detengámonos a observar en detalles aquellos hechos en los cuales las personas no reparan ¿De dónde piensas que han salido los recursos para construir toda la infraestructura pública que ves? ¿De dónde salen los recursos para lograr mantener en funcionamiento y buen estado toda esa infraestructura?
¿Con qué dinero se mantiene en condiciones de operar el transporte público? ¿Todas las hidroeléctricas y presas del país, con qué recursos fueron construidas? La infraestructura de generación y transmisión de electricidad ¿Quién puso el dinero para que pueda ser una realidad?
Mantener funcionando el Estado y todas sus instituciones requiere de un gran capital ¿De dónde sale ese capital? Toda la burocracia del Estado, sus empleados y funcionarios, incluyendo presidente, vicepresidente, ministros, legisladores, síndicos, regidores y demás servidores públicos, ¿Quién los paga?
Así se puede ir enlistando todas las funciones y acciones de un Estado y preguntarse: ¿Quién financia todo eso? Esa pregunta es la piedra angular de todo este asunto. Muchos, la mayoría, nunca se han hecho esa pregunta, otros incluso, conocen la respuesta, pero la ignoran.
Y es que cabe la posibilidad de que cuando la gente que es mayoría, el pueblo, comience a entender que ellos son los que proporcionan los recursos para que todo esto pueda funcionar, que ellos son los que pagan los lujosos salarios de los funcionarios y servidores públicos de alto nivel, entonces todo empiece a cambiar.
Sí, porque la respuesta a todas las preguntas de los párrafos anteriores es una, insisto: El pueblo paga todos los gastos del Estado, el pueblo con su sacrificio y trabajo, mantiene al Estado funcionando. En consecuencia, todos los servidores del Estado son empleados del pueblo.
Y he aquí la paradoja, ratifico: Yo te elijo, te contrato, te pago, luego tú eres como un Dios y yo me convierto en servidumbre. En una empresa privada, quien pone el capital para que esta funcione, es el que manda, el que paga los salarios, es el señor.
En un estado ¿Quién es excelentísimo, el pueblo o el presidente? La realidad es que todo el mundo le llama al presidente: Excelentísimo señor, pero realmente el excelentísimo señor debería de ser el pueblo, que es quien pone todo el capital para que el “Excelentísimo” señor presidente haga el trabajo para lo cual fue “contratado.”
Pero esos grandilocuentes títulos tienen un sentido: grabar en la conciencia de los gobernados que el que los gobierna es superior a ellos y tiene derechos sobre ellos, que ellos tienen que ser sumisos y obedecer, respetar, no tanto su persona, como ser humano, sino su investidura, es un “Excelentísimo” señor, frente a un siervo.
Por eso los gobernantes se sienten en el derecho muchas veces de avasallar, maltratar, referirse a los demás con desprecio, ofenderse cuando se les critica, tomar medidas que afecten a grandes mayorías, pero que sean acorde con lo que ellos personalmente y unilateralmente creen, entre otras cosas.
Es necesario y urgente que la gente entienda todo esto que hemos expuesto: Los dineros que utilizan los gobernantes para realizar las actividades que realizan y hacer funcionar al Estado salen de sus bolsillos. Y los préstamos que toman los gobiernos también son pagados por el pueblo.
Es aún más urgente que las personas que son elegidas para dirigir al Estado entiendan que son empleados del pueblo, que el pueblo también es Excelentísimo señor. Que ellos fueron elegidos no para servirse del Estado, sino para servir al pueblo.
Y los recursos del pueblo deben de ser administrados con esa visión. No con la visión de vivir en opulencia a costa del sacrificio de la gente, de aprovechar las posiciones de poder para dañar a unos y favorecer a otros, ni para enriquecerse de manera rápida e ilícita.
Tampoco para que los funcionarios se sientan dioses y príncipes, quienes pueden hacer lo que quieran sin considerar el derecho de los demás. No deben sentirse con el derecho a ser reverenciados por todos y tratar a los demás como súbditos.
Y así para todos los empleados públicos, de cualquier categoría. La función de un empleado público es servir con buena disposición, tratando bien al cliente, y más si el cliente es, además, quien le paga su salario.
jpm-am
como reverrtir eso, si tenemos un pueblo tan manipulado que hasta a hecho suya la frase ; …cuando venga la politica van a soltar unos cuartos.una dirigencia politica que no le interesa la educacion de los que los elige.la sociedad en general debe ser reestructurada de los pies a la cabeza. asi no seera posible ningun cambio.
excelente!
eso deberia saber y sus lacayos funciomalos observen a luis abinader saliendo por televisión dandole algún dinerito a ancianos en silla de ruedas. cambiando espejitos al pueblo dominicano por oro. claro el español engañando a los indígenas. es su concepto. cuándo veo esa escena eso es tan tétrico tan inhumano. es una burla que hace. con escenas asi luis abinader esta demostrando desprecio a los dominicanos. eso nos la cobramos no tenga la menor d