Qué tienen de común la chikungunya y el DR CAFTA ?

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EL AUTOR es economista y político Reside en Santo Domingo.

En que nuestra sociedad, sus instancias responsables, agentes económicos y autoridades,se encuentran afectadas por negligencias, desganos y providencialismos que nos lleva a no encarar oportuna y eficientemente los problemas y compromisos que asumimos para luego pretender ser enfrentados arbitrariedades, operativos aspaventosos, tropelías y galimatías. Este comportamiento es ilustrativo al encarar elementos tan pequeños como el mosquito transmisor del virus de Chikungunya hasta en la implementación de grandes tratados internacionales incidentes en la transformación de la economía determinante de nuestras condiciones de vida como es el DR CAFTA. Por el lado de las pequeñas cosas observamos una manifestación elocuente de ello en la reciente “declaración de guerra” que acaba de hacer el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) para eliminar criaderos de mosquitos que se forman, entre otras razones, por el amontonamiento de basura que el propio cabildo deja de recoger y por el abandono y acumulación de suciedades y humedades en los espacios públicos que este administra. Al dejar de recoger la basura o al recogerla mal, dejando en el sitio de recolección parte de lo que debió ser dispuesta en los colectores; se tapan los filtrantes y, al llover se acumula agua en aceras, cunetas y contenes constituyendo un foco de atracción de alimañas. Y como los espacios públicos no se limpian, se levantan infraestructuras o se dejan a medio hacer, caen en un estado de suciedad y abandono que también constituyen alojamiento de vectores de transmisión de enfermedades. Luego del ADN incurrir en estos descuidos atrayentes de alimañas pretende ahora declarar la guerra a los mosquitos que sus descuidos atrajeron. Por el lado de las grandes transformaciones tenemos el caso del DR CAFTA. Suscrito hace mas de diez años entre EEUU y Centroamérica para crear una zona de libre comercio entre estas naciones tomando como punto de partida la perpetuación de reducciones arancelarias norteamericanas instituidas por la Iniciativa de la Cuenca del Caribe. Como parte de la reciprocidad, cada nación debía implementar reducciones arancelarias como corresponde en toda zona de libre comercio. El tratado preveía además compromisos sobre mejoras institucionales conducentes a mayor transparencia de la función pública particularmente ligada al comercio e inversiones. Se esperaba que el tratado disminuiría precios en beneficio de consumidores por la importación de bienes producidos a menores costos en economías de mayor escala y mas eficientes conminando, saludablemente, a productores nacionales a hacerse mas eficientes para poder competir que las importaciones provenientes de las demás naciones suscribiente del DR CAFTA. Ciertamente esa mayor competitividad nacional requería iniciativas estatales destinadas a equiparar con las demás naciones suscribientes del tratado, el costo de factores de producción determinados por políticas públicas tales com tributarios, financieros, energéticos, laborales, etc… Pero nada de eso se produjo, desaprovechando términos y oportunidades del tratado. El aparato productivo privado se adormeció sin ponderar la entrada progresiva de productos susceptibles a desgravación confiando que alguna providencia, como la vuelta a un proteccionismo contrario al signo de los tiempos, pudiera solucionar la falta de competitividad y competencia; generándose incluso efectos contrarios como conversión de productores en importadores y tráfico de permisos derivados del tratado. Por el lado público, la negligencia tradujo pasividad para encarar enormes déficits e ineficiencias como las fiscales, financieras, eléctrica y laboral vigente; y descuidos en la implementación del tratado para evitar que la esperada reducción de precios se convirtiera en incrementos de beneficios particulares. Hoy, a punto de entrar mas en lleno los desmontes arancelarios previstos en el DR CAFTA para corresponder a las desgravaciones arancelarias adoptadas por los demás países suscribientes del tratado, los agentes económicos e instancias estatales como que despiertan del sueño que el providencialismo le había conciliado confiando que alguna razón exoneraría el cumplimiento del compromiso asumido. Y claman y desgañitan, con argumentos absurdos y tañedores, excusatorios y proteccionistas, que dejan mucho que desear de una nación que cuenta con exponentes que se vanagloria de calificarla como institucionalizada Hasta tanto estas actitudes y procederes no sean superados nuestra evolución como nación, estará frenada. Y en ello conlleva evitar los focos de alojamiento del mosquito transmisor de la chikungunya en lugar de declarar guerra a los mosquitos; así como internalizar plenamente los compromisos asumidos en el DR CAFTA: que los agentes económicos asuman del desafío de eficientarse hasta hacerse mas competitivos para enfrentar la competencia y exijan al gobierno que encare, de una vez por todo, su parte de corregir los elementos de sus políticas públicas que traducen elevación de costos en los factores de producción como son los muchos y elevados impuestos, altas tasas de interés, excesiva tarifa eléctrica, altos costos laborales; mucho de lo cual está relacionado con el gasto público.

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