Pseudociencia y medios de comunicación
POR MOISÉS ÁLVAREZ
Hace menos de un año un conocido personaje del mundo dominicano reconocía, en el periódico impreso de mayor circulación en el país y en su página editorial, su creencia en la existencia de Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) de origen extraterrestre.
Mencionaba, de manera equivocada, al astrofísico estadounidense Carl Sagan como creyente en la existencia de los OVNIs junto a personajes tales como el suizo Erich Von Daniken y al dominicano Alberto Rogers que sí creían en la existencia de los mismos[1].
En el caso de Carl Sagan recomendamos encarecidamente la lectura del libro La conexión cósmica (1978), en particular el capítulo 28 ¿Ha sido visitada la Tierra? página 164, en donde desmonta de forma científica la creencia de que existan pruebas fehacientes de que hayamos recibido alguna vez la visita de seres extraterrestres. Respecto a Von Daniken podemos decir lo siguiente:
De acuerdo a Wikipedia “los estudios de Von Däniken han sido calificados como pseudociencia o pseudohistoria y han recibido un gran número de críticas desde los sectores serios de la ciencia y la arqueología, al presentar como misterios atribuibles a visitantes extraterrestres numerosos vestigios arqueológicos de todo el mundo, dando su explicación sin contar con pruebas de ningún tipo.”[2]
En lo que se refiere al dominicano Alberto Rogers lo menos que podemos decir es que sus escritos sobre este tema son pura ficción y no tienen nada de científicos. Para cerrar este punto y pasar a otros de mayor importancia voy a poner algunos ejemplos de por qué no existen pruebas de que seres extraterrestres hayan visitado la Tierra.
¿Lo primero que debemos preguntarnos es por qué estos seres misteriosos no hacen contacto con nosotros? ¿Tienen miedo? ¿A qué le tienen miedo? ¿No han pagado los impuestos terrestres? ¿Están involucrados en algún caso de corrupción (atención Yeni)? Es como si los españoles, superiores tecnológicamente, cuando llegaron a América se hubiesen escondido de los indios.
Otro caso: ¿por qué no aterrizan en el Parque Independencia y cuando se reúna la multitud curiosa a recibirlos, la calcinan hasta los huesos, con un rayo láser, para de esta manera demostrar su poderío y dejar claro quién es el que manda? (si no pregúntenle a EEUU y Rusia). Dada la experiencia que tenemos en la Tierra del encuentro de civilizaciones con una gran diferencia tecnológica esto no debería extrañarnos.
Por último, una civilización tan avanzada va a viajar decenas, centenares o miles de años luz para enseñarnos a cortar limpiamente piedras y a hacer pirámides. Los detalles de cómo los humanos hicieron esto están disponibles en Internet para quien quiera buscarlos. Y por ahora ya basta de marcianos.
Llegado este punto debemos definir que es un científico. En un lenguaje simple un científico es una persona que publica artículos en revistas especializadas internacionales (en inglés generalmente) y cuando son recibidos por el editor de la revista los envía a dos referís, desconocidos para el autor del artículo científico en cuestión y expertos en la materia, los cuales evaluarán rigurosamente el artículo antes de publicarlo.
Las publicaciones en periódicos nacionales no tienen ninguna validez desde el punto de vista de una carrera científica. Respecto al método científico para que el lector no versado en estos asuntos entienda mejor en qué consiste voy a poner un ejemplo sencillo: el juego de ajedrez. Todos sabemos que el ajedrez tiene sus reglas. El alfil se mueve en diagonal, el caballo en L, etc.
Eso no significa que en la práctica usted mueva el alfil o el caballo como le dé la gana, pero puede estar seguro que lo van a sacar de inmediato de la competencia (en un juego de dominó de barrio con apuestas el no cumplir con las reglas le puede costar la vida a uno). Lo mismo sucede con la ciencia si usted no cumple con las reglas establecidas en el método científico, usted será cualquier cosa menos un científico.
Más recientemente, a principios de este año, en el mismo periódico y en una página editorial completa[3], un articulista dijo en una parte de su publicación lo siguiente: “…Con un discurso de cambio climático articulado con aires apocalípticos y argumentos que muchas veces son, de plano, pseudocientíficos, la élite económica del primer mundo ha logrado frenar el desarrollo en numerosos países tercermundistas…”.
Este tipo de declaración sin ningún sustento científico y publicada en un periódico de gran prestigio y en su página editorial son sumamente peligrosas, por decir lo menos, ya que influyen en la percepción que las personas tienen sobre el cambio climático y en las decisiones políticas que hay que tomar.
¿Qué hacer en este caso? Primero, los periodistas deben tener un código ético de conducta que prohíba o controle la publicación de información pseudocientífica. Así como no se publican curas, no avaladas por la ciencia, para el sida, o pronunciamientos pseudocientíficos sobre el no uso de vacunas para el COVID lo mismo debe hacerse para el cambio climático, y los OVNIs, por ejemplo.
Otra posible solución es poner una advertencia en el artículo, anuncio o producto en cuestión en donde se indique la falta de evidencia científica comprobada que avale lo que se dice o propone, algo parecido a lo que se hace en las bebidas alcohólicas y los cigarrillos. También podría dedicarse una página de los periódicos a la divulgación de la ciencia y la tecnología tal y como se hace para la religión.
nadie es dueño absoluto de la verdad y menos de la censura. eso es totalitarismo. un ejemplo de un científico que cree, es el : dr. michio kaku, uno de los padres de la física teórica, profesor en cuny, escritor de decenas de libros y ****r de teorías físicas; y considerado uno de los hombres más inteligentes del mundo.
me imagino que eres de los que apoya a los que no se vacunan
excelente artí****