Pronósticos para el 2023

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El AUTOR es abogado. Reside en Santo Domingo

 

De conformidad con algunas predicciones “proféticas” de ciertos personajes a nivel mundial, el próximo año 2023 será el escenario de varias crisis económicas, humanitarias y medioambientales que podrían poner en riesgo la supervivencia de la especie humana.

Por primera vez en mucho tiempo, el mundo está ante una crisis anunciada con bombos y platillos y provocada, ya sea por la crisis sanitaria que ha dejado la lucha contra COVID 19 o por la guerra entre Rusia y Ucrania, ya sea por los problemas generados por el cambio climático en el mundo o por una inminente recesión económica que habrá de afectar al mundo entero.

Luego de haber transcurrido más de tres (3) años de la aparición del primer caso, aún no terminamos de salir completamente de la crisis sanitaria que representó la pandemia de la COVID 19, dejando a millones de personas sin empleo, afectados severamente por no poseer ninguna fuente de ingresos, o bien, se vieron en la necesidad de recurrir a los bancos gestionando préstamos que hasta la fecha no han podido honrar.

No hay dudas de que la crisis económica provocada por la pandemia de COVID-19 en el mundo, así como la invasión rusa a Ucrania, han aumentado la desaceleración de la economía mundial, lo que ha provocado que los países se hayan visto en la imperiosa necesidad de implementar políticas públicas con el fin de atravesar la inminente recesión económica de la mejor manera.

Prepararse para esa inminente recesión económica en 2023 no es algo que se pueda tomar a la ligera. Inversionistas, organismos financieros, bancos y grandes empresas están preocupados por la situación que se está germinando en todo el mundo.

La verdad es que la crisis económica pronosticada para el 2023 podría llegar a denominarse como una especie de “crónica de una muerte anunciada”, haciendo alusión a la magistral obra del destacado escritor colombiano Gabriel García Márquez.

No nos dejemos engañar por la avalancha de “buenos augurios” provenientes de partes interesadas. El prestigioso semanario inglés The Economist así lo percibe cuando establece que: “Nos enfrentamos a una crisis energética y geopolítica duradera”. Una advertencia muy dura que no está siendo tenida en cuenta porque no nos la queremos creer.

No hay que negar que los precios de los insumos energéticos han bajado respecto al verano y que el buen tiempo ha permitido que los depósitos de gas estén rebosados. Sin embargo, para el verano de este año 2023 volverán a vaciarse y habrá que volver a rellenarlos, pero en esta ocasión sin el gas ruso.

Recordemos, que el mundo está atravesando por una recesión económica, y que ésto conllevará a una disminución del consumo, de la inversión y de la producción de bienes y servicios durante, por lo menos, el primer semestre del 2023, lo que traerá como consecuencia un aumento considerable del desempleo y el consecuente deterioro de la calidad de vida de la población.

Otra característica de la recesión económica en 2023 será la que tiene que ver con las políticas monetarias que han empezado a emplear los bancos, relacionadas con los desajustes en las tasas de interés.

Uno de los grandes temores de los países ante la avalancha de esta crisis que nos golpea, es la eventualidad de que se produzca una estanflación, lo cual provocará de manera directa el empobrecimiento masivo de la población, dificultando aún más la salida de la crisis económica.

La desaceleración de la economía china, el conflicto de Ucrania y Rusia, la crisis energética severa de Europa y la espiral de inflación que afecta a todo el mundo, son los principales nubarrones para la economía global, y que nos afectará severamente este nuevo año 2023 de manera irremediable.

jpm/am

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